La inteligencia de Estados Unidos admite no tener explicación para los ovnis.
Setenta y cinco años. Ese es el tiempo que ha transcurrido desde el famoso incidente Roswell, cuando un 2 de julio de 1947 un objeto volador no identificado se estrella en Nuevo México, Estados Unidos, desatando una campaña de silencio por parte de los militares norteamericanos para ocultar la naturaleza extraterrestre de la extraña nave recuperada. Al menos así lo defendió el Coronel Philip Corso en su revelador como polémico libro The day after Roswell (El día después de Roswell). Según Corso, los militares obtuvieron nuevos conocimientos al investigar la tecnología del objeto estrellado en el hoy mítico rancho Foster. Como haya sido, cada 2 de julio se celebra el “Día mundial de los ovnis”.
Te compartimos gratis el trailer de éste capitulo de la serie Divulgación Cósmica en la que Ricardo González describe muchas formas en que diversas civilizaciones pueden llegar a la Tierra, incluyendo telepatía, sueños, viajes astrales y portales interdimensionales. Además, repasamos los encuentros cercanos del tercer, cuarto y quinto tipo
Continúa…
Sí, setenta y cinco años han transcurrido y los militares norteamericanos —en mi modesta opinión— nos siguen tomando el pelo. Para ilustrarlo, tengamos en cuenta que recientemente se dio a conocer un análisis de 144 reportes ovni elaborado por la oficina del director nacional de Inteligencia que contó con la opinión de las agencias más poderosas de Estados Unidos. Entre ellas la de Inteligencia Geoespacial, la de Inteligencia de la Defensa, la oficina de Reconocimiento, la agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa, la Administración Federal de Aviación, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica, el Consejo Nacional de Inteligencia y el Centro Nacional de Contraespionaje y Seguridad, además de un organismo especializado en tecnología emergente y disruptiva. ¿La conclusión? Solo pudieron identificar uno de los casos. El resto sigue siendo un misterio.
Por si todo esto fuera poco, dos altos funcionarios de la inteligencia de defensa de Estados Unidos, Ronald Moultrie, máximo responsable de los servicios de inteligencia del Pentágono, y Scott Bray, subdirector de Inteligencia Naval, testificaron el martes 17 de junio de este año en el mismísimo Capitolio sobre lo que el Gobierno sabe de los objetos voladores no identificados. Estamos hablando en la primera audiencia pública del Congreso relativa a los ovnis en más de 50 años.
La audiencia —ante un subcomité de Inteligencia de la Cámara de Representantes de Estados Unidos— se produce cinco meses después de que una Ley de Autorización de la Defensa Nacional exigiera a los militares la creación de una oficina permanente para estudiar a los ovnis. Ese documento también exigía un informe anual y sesiones informativas semestrales para el Congreso. Sin embargo, los funcionarios se encogieron de hombros al intentar explicar los avistamientos captados por los militares. No en vano, Christopher Mellon, ex subsecretario de Inteligencia de Estados Unidos y en el comité del Senado dijo: “Estos fenómenos aéreos no identificados no presentan sistemas de propulsión”… ¿Ante qué misterio nos encontramos?
El término Ovni, desde luego, no significa “nave extraterrestre”. Sencillamente define un objeto volador que no pudo ser identificado. Pero no descartaría la hipótesis extraterrestre. Tengo mis razones para decirlo. Y los militares norteamericanos las suyas para no decir lo que realmente saben…
Como digo, nos siguen tomando el pelo
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Te compartimos gratuitamente el primer episodio de la serie La Nave del Tiempo en la que Ricardo González Corpancho nos cuenta sus primeras experiencias de contacto extraterrestre, los mensajes que recibió y la importancia que tienen para la evolución de la humanidad y el universo en general, en el contexto de la historia del contactismo en Latinoamérica.
Nuevos hallazgos revelan en qué años existieron los Mayas
¿Podría la civilización maya ser más antigua de lo que pensábamos? Nuevas evidencias arqueológicas están cuestionando la línea de tiempo establecida por la historia convencional. En este artículo exploramos las nuevas teorías y descubrimientos que podrían cambiar nuestra comprensión de esta compleja sociedad.
Tabla de Contenidos
- ¿En qué años existieron los mayas? Reevaluación de su cronología
- ¿De dónde vienen los mayas? Inicios históricos e influencias
- Los motivos para reducir la cronología histórica de los mayas
¿En qué años existieron los mayas? Reevaluación de su cronología
La cronología tradicional que sitúa el inicio de la civilización maya alrededor del 2000 a.C. está siendo cuestionada por recientes hallazgos y técnicas modernas de análisis. Estas investigaciones apuntan a que los orígenes de los mayas podrían remontarse mucho más atrás, desafiando las fechas convencionalmente aceptadas y ampliando considerablemente la historia de esta civilización.
Los debates actuales en el ámbito académico, estimulados por descubrimientos en estructuras subacuáticas y registros astronómicos, apoyan la idea de una antigüedad mayor de la civilización maya. A continuación, exploraremos estos hallazgos, que se exponen detalladamente en el documental “El misterio de los Mayas“, disponible en Gaia.
Estructuras subacuáticas y subterráneas
Los recientes descubrimientos en cenotes y cuevas subterráneas de la península de Yucatán están poniendo en duda las teorías tradicionales sobre la antigüedad de la civilización maya. Estos lugares, ideales para la conservación, han resguardado una variedad de artefactos y restos humanos que ofrecen una perspectiva única del pasado.
Entre los hallazgos más significativos se encuentran herramientas de piedra y tejidos que normalmente se descompondrían rápidamente bajo condiciones ambientales típicas. Los materiales orgánicos analizados sugieren una cronología mucho más extensa de lo que las fuentes tradicionales reconocen, indicando que los mayas podrían haber comenzado a establecer sus ciudades mucho antes de lo documentado.
El sistema de cuevas de Sac Actun, el más grande del mundo, ha revelado artefactos de varios milenios de antigüedad, incluyendo cerámicas y herramientas de piedra clave para reevaluar la presencia temprana de los mayas. Además, los cenotes, utilizados no solo como fuentes de agua sino también como sitios sagrados, contienen evidencias de ofrendas y rituales mucho más antiguos de lo previamente registrado, destacando la sofisticación técnica y espiritual de esta civilización.
Evidencias astronómicas
Los mayas eran excepcionalmente avanzados en sus conocimientos astronómicos, como lo demuestran las alineaciones y construcciones de sus complejos arquitectónicos, que se corresponden precisamente con eventos astronómicos específicos. Este nivel de sofisticación sólo es posible a través de la observación del cielo durante un período mucho más prolongado que el registrado por las fuentes históricas convencionales.
Observatorios como el de El Caracol en Chichén Itzá, diseñados para seguir el movimiento de Venus, son testimonio de su avanzada comprensión del cosmos. Además, los códices mayas, que sobrevivieron a la destrucción durante la conquista, contienen detallados cálculos astronómicos que permitieron a los mayas predecir eclipses solares y lunares con gran precisión.
Esta capacidad no solo implica un profundo conocimiento astronómico sino también la posibilidad de que tales conocimientos fueran desarrollados mucho antes de la formación de lo que consideramos la civilización maya clásica.
Leyendas mayas sobre sus orígenes
Las leyendas mayas, según el libro sagrado “Chilam Balam”, narra que sus ancestros llegaron por mar alrededor del 9600 a.C., provenientes de una gran isla llamada Atl o Atitlán, que se hundió debido a una inundación catastrófica.
Estos primeros pobladores, conocidos como “Kanuul” o “el pueblo de la serpiente”, fueron liderados por figuras míticas como Kukulkán, Quetzalcóatl e Itzamná, cuya misión era reconstruir la civilización. Al llegar a la península de Yucatán, nombraron la región Mayab, o “tierra de los pocos”, en honor a los pocos sobrevivientes que comenzaron esta nueva fase de su historia.
El legado de estos eventos y líderes culturales ha perdurado a través de los milenios, influenciando la construcción de los templos de Yucatán y Guatemala, vistos hoy como la culminación de un proyecto que comenzó hace más de 9000 años. Estas estructuras no solo son testamentos arquitectónicos, sino también cápsulas del tiempo que encierran la profundidad espiritual del pueblo maya.
Entonces, ¿En qué época comenzó la civilización maya?
Aunque tradicionalmente se ha considerado que los mayas comenzaron a desarrollarse alrededor del 2000 a.C., las evidencias mencionadas sugieren que podrían haber existido desde el 9,000 o 10,000 a.C. Esta revisión radical en la cronología ofrece una nueva perspectiva sobre la profundidad histórica y la sofisticación temprana de esta civilización mesoamericana.
¿De dónde vienen los mayas? Inicios históricos e influencias
Más allá de la propia mitología maya, como se relata en textos sagrados como el Chilam Balam, el origen de los mayas también se estudia a través de análisis lingüísticos y genéticos. Estas investigaciones sugieren que los mayas evolucionaron de grupos indígenas que habitaban Mesoamérica, pero no descartan la posibilidad de que hayan experimentado distintas confluencias culturales debido a migraciones tempranas desde otros continentes. Las variaciones en prácticas agrícolas, estilos de cerámica y organizaciones sociales indican intercambios y movimientos poblacionales que contribuyeron a moldear la compleja estructura social maya desde sus comienzos.
Teorías sobre migraciones ancestrales
Las teorías sobre las migraciones ancestrales de los mayas sugieren que este pueblo podría haber tenido orígenes más dispersos de lo que se reconoce comúnmente. Algunos estudiosos proponen que grupos nómadas atravesaron el estrecho de Bering, descendiendo a lo largo del continente americano hasta establecerse en lo que ahora es Mesoamérica. Estas migraciones, que se cree ocurrieron en varias oleadas, habrían introducido nuevas tecnologías y conocimientos agrícolas que se manifestaron en el desarrollo posterior de la civilización maya.
Además, evidencias de variaciones en el ADN de poblaciones antiguas en áreas cercanas a regiones mayas indican interacciones entre grupos de Norte, Centro y Sudamérica. Estas interacciones podrían haber facilitado un intercambio cultural y tecnológico que enriqueció tempranamente a los mayas, preparando el terreno para sus innovaciones en arquitectura, matemáticas y astronomía. Tales hallazgos están redefiniendo la comprensión de cómo las dinámicas migratorias pudieron haber modelado la identidad y la complejidad de esta antigua civilización.
Conexiones culturales con otras civilizaciones antiguas
Las conexiones culturales entre los mayas y otras civilizaciones antiguas son evidentes en comparaciones de arte, arquitectura y sistemas religiosos. Estudios comparativos muestran similitudes entre las construcciones mayas y otras civilizaciones en la América del Sur, como los Moche del Perú, sugiriendo una red de influencia y comercio que atravesaba el continente. Estas similitudes podrían indicar no sólo un contacto directo, sino también una difusión de ideas a lo largo de vastas distancias.
Otro punto de conexión se observa en las prácticas espirituales y en las representaciones artísticas, donde temas como la serpiente emplumada, encontrada tanto en culturas mayas como en otros pueblos indígenas de América, simbolizan la transferencia y adaptación de mitos y deidades. Estas prácticas compartidas apoyan la teoría de que los mayas, lejos de ser una civilización aislada, participaron activamente en un diálogo intercultural que enriqueció su desarrollo y dejó un legado perdurable que hoy seguimos descifrando.
Influencias de civilizaciones aún más antiguas
Las teorías que sugieren que los mayas pudieron haber sido influenciados por civilizaciones aún más antiguas han capturado la atención de historiadores y aficionados por igual. Estas teorías alternativas proponen que conocimientos antiguos, posiblemente de civilizaciones como la Atlántida y Lemuria, pudieron haber sido transmitidos a los mayas, contribuyendo a su notable desarrollo en diversas áreas como la astronomía, la arquitectura y las matemáticas.
La Atlántida, como describen las leyendas y algunos textos esotéricos, era una civilización con una tecnología y un conocimiento espiritual altamente avanzados. Aunque su existencia nunca ha sido comprobada, los defensores de esta teoría argumentan que las similitudes entre las construcciones arquitectónicas y los conocimientos astronómicos de los mayas y los atribuidos a los atlantes no son meras coincidencias. Según esta perspectiva, la desaparición de la Atlántida pudo haber llevado a algunos de sus sobrevivientes a refugiarse en lo que ahora es la península de Yucatán, influyendo así en la cultura maya temprana.
Por otro lado, Lemuria, a menudo descrita como un continente perdido en el océano Pacífico, es otra fuente posible de conocimientos antiguos. Al igual que la Atlántida, la existencia de Lemuria es objeto de especulación y se basa en narrativas menos aceptadas científicamente. Sin embargo, los partidarios de esta teoría sugieren que los lemurianos, conocidos por su profunda espiritualidad y conexión con la naturaleza, podrían haber tenido contactos con los ancestros de los mayas, dejando un legado que se manifiesta en la complejidad de los rituales mayas y su respeto por el entorno natural.
Los motivos para reducir la cronología histórica de los mayas
La reducción de la cronología histórica de los mayas puede tener raíces en varios factores socio-políticos y académicos que se han desarrollado a lo largo de los siglos. Durante la colonización de las Américas, fue conveniente para los conquistadores europeos presentar a las civilizaciones indígenas como menos avanzadas para legitimar sus esfuerzos de conquista y cristianización.
Al minimizar la antigüedad y los logros de los mayas, se subrayaba la supuesta superioridad europea y se justificaba el dominio sobre las poblaciones locales y sus ricas culturas. Esto se reflejaba también en el ámbito académico, donde los primeros estudios sobre los mayas fueron llevados a cabo por investigadores con concepciones eurocéntricas sobre tecnología y organización social.
Estas interpretaciones iniciales llevaron a subestimar la complejidad de la civilización maya, desde su arquitectura y sistemas agrícolas hasta sus conocimientos astronómicos y matemáticos. El impacto de estas visiones persiste en la educación contemporánea, donde los currículos a menudo no integran los hallazgos arqueológicos más recientes o las revisiones críticas de la historiografía maya.
La persistencia de visiones desactualizadas impide una apreciación completa de la civilización maya como una de las más avanzadas y duraderas de la historia humana. Su verdadera cronología podría remontarse mucho más atrás de lo que tradicionalmente se ha reconocido.