El portal del León supercargado
¿Qué es el Portal del León?
El 8 de agosto, la estrella Sirio se eleva en conjunción con el Sol al amanecer bajo el signo del león de Leo. Durante varias semanas antes y después de la salida de Sirio, podemos aprovechar la intensa energía de manifestación a través de la valentía del león.
Los antiguos egipcios creían que el Sol proporciona vida a nuestros cuerpos físicos, y Sirio alimenta nuestros cuerpos espirituales. Para ellos, Sirio marcaba el comienzo de un nuevo año, las inundaciones anuales del Nilo que daban vida y el renacimiento del espíritu humano. Consideraban esta estación de un mes de duración como un momento poderoso para aprovechar la energía creativa y manifestar nuevas experiencias.
Al atravesar esta puerta, puede que nos sintamos como si estuviéramos en territorio desconocido, como si empezáramos un nuevo capítulo en una ciudad diferente o volviéramos a la escuela con nuevos profesores. Sin embargo, todo reto conlleva una gran oportunidad. Lo que haya al otro lado de este portal dependerá de la alineación de nuestros pensamientos, palabras y acciones. Esta energía nos pide que vayamos más despacio y consideremos detenidamente quiénes queremos ser.
La Gente del León y el Portal del León
Durante miles de años y en muchas culturas, se han contado historias de una misteriosa raza divina de la Gente del León, y algunos afirman que viajaron aquí a través de la Puerta del León desde otro mundo. Esta sesión exclusiva de Gaia+ con el renombrado autor William Henry es un recorrido único y asombroso por el arte, la historia y la mitología para revelar el legado oculto de los antiguos seres leoninos y el extraordinario mensaje que tienen para nosotros hoy. Representados a menudo como líderes y protectores de la humanidad, pueden haber intervenido en su creación y evolución. ¿Es posible invocar la sabiduría de estos excepcionales seres leónidos y conectar con ellos durante el Portal del León?
Temporada de Ascensión
Se cree que los impactos externos de la temporada de ascensión comienzan con las activaciones energéticas del 5 de mayo (5/5) y culminan con las activaciones del ADN el 8 de agosto (8/8). Aquellos que estén abiertos a esta energía pueden integrarla simplemente a través de la meditación y la intención. También es un momento propicio para activar antiguas memorias de encarnaciones anteriores, confirmando un nuevo sentido del yo y una nueva forma de estar en este mundo. Es entonces cuando podemos ver cómo empiezan a brotar las semillas de nuestras intenciones. Y como con cualquier planta o idea nueva y frágil, es sabio nutrir y proteger nuestras creaciones a medida que alcanzan la madurez.
¿Qué significa 888?
En numerología, el número ocho representa la prosperidad, la abundancia y el equilibrio entre los mundos espiritual y físico. Se asocia visualmente con el símbolo del infinito, que sugiere un campo de potencial ilimitado y nos recuerda que recibiremos la energía que pongamos en el mundo.
Este año el portal está especialmente sobrecargado porque no sólo tenemos el 8 de agosto (8/8), sino que el año 2024 también se reduce al número ocho. Este 888 “número del ángel” aparece a menudo como una señal que marca el inicio de un viaje transformador capaz de cambiar toda tu identidad. Es el momento de confiar en tu intuición, emprender acciones inspiradas y mantenerte alineado con tu yo superior.
La historia de Mu, el continente perdido del Pacífico
Mu fue una antigua civilización que existió en una gran región del océano Pacífico, mucho antes de Lemuria o Atlantis. Según diversas tradiciones, se trató de una cultura profundamente conectada con las energías del planeta y con una forma de vida centrada en la conciencia y el equilibrio. En este artículo exploramos qué fue Mu, sus orígenes, evolución y su papel dentro del recorrido espiritual de la humanidad.
Tabla de Contenidos
- ¿Qué fue el continente de Mu?
- Orígenes y evolución de Mu
- La civilización de Mu y sus características principales
- Sociedad espiritual y conexión con lo divino en Mu
- Mu y Lemuria: similitudes y diferencias
- La caída del continente perdido de Mu
- El legado de Mu en culturas ancestrales del mundo
¿Qué fue el continente de Mu?
Mu fue una gran extensión territorial ubicada en el océano Pacífico, donde floreció una de las civilizaciones más antiguas y menos comprendidas del planeta. Su existencia se remonta a una etapa en que la Tierra tenía una vibración mucho más sutil, y las formas de vida funcionaban en sincronía con las leyes energéticas del cosmos. En lugar de construir una sociedad basada en lo material, los habitantes de Mu cultivaban una conciencia profunda de su conexión con el todo.
Lejos de ser una cultura expansionista o tecnológicamente dominante, Mu representaba un modelo de civilización que valoraba el equilibrio, la introspección y la frecuencia vibratoria como pilares de su existencia. La vida cotidiana se organizaba en función de los ciclos naturales y de la percepción energética del entorno. Todo acto tenía una carga espiritual, desde los rituales hasta las tareas más simples, y cada acción era entendida como una forma de resonancia con el universo.
Esta civilización no ha dejado rastros físicos evidentes, pero su influencia persiste de manera sutil en relatos ancestrales, símbolos y enseñanzas espirituales que aparecen en diversas culturas del mundo. Las huellas de su sabiduría se reconocen en prácticas ceremoniales y conocimientos sobre energía que apuntan a una humanidad antigua, conectada con lo divino a través de la vibración y la intención.
Orígenes y evolución de Mu
Los orígenes de Mu se remontan a una etapa en la que la Tierra recién comenzaba a estabilizar su campo energético. Según distintos relatos, sus primeros habitantes no llegaron en naves ni por medios físicos, sino que descendieron como formas de conciencia desde planos más sutiles. Se manifestaron gradualmente, adaptando su existencia a medida que la vibración terrestre se volvía más densa.
En un comienzo, la vida en Mu era predominantemente etérica. Los seres que conformaban esta civilización se comunicaban mediante frecuencias, percibían el entorno de forma expandida y no necesitaban estructuras materiales complejas. La materia no era un límite, sino una herramienta transitoria. Con el tiempo, comenzaron a organizarse en torno a centros energéticos desde donde sostenían el equilibrio del planeta.
La evolución de Mu no estuvo enfocada en el desarrollo externo, sino en el refinamiento interior. Su propósito no era conquistar ni acumular poder, sino actuar como guardianes de una frecuencia estable que beneficiara a toda la humanidad. Su tecnología se basaba en la vibración, la geometría y la relación armónica con los elementos naturales. No construían para dominar, sino para amplificar la conciencia.
En la serie Iniciación: Viaje al origen del Universo, disponible en Gaia, se describe a Mu como una civilización clave en los comienzos de la historia humana. Allí se explica cómo esta cultura funcionó como un puente entre planos elevados de conciencia y la experiencia física, preparando el terreno para la aparición de civilizaciones como Lemuria y Atlantis.
La civilización de Mu y sus características principales
La civilización de Mu se desarrolló en un estado de equilibrio constante entre lo físico y lo sutil. Su forma de vida no estaba regida por estructuras de poder ni por jerarquías materiales, sino por la vibración colectiva y el respeto hacia los ciclos naturales. Todo en su sociedad respondía a una lógica energética, y su organización reflejaba un profundo conocimiento del flujo universal.
- Conciencia vibracional: Los habitantes de Mu vivían guiados por la frecuencia energética del entorno. Todo acto era medido por su impacto vibracional, no por su resultado material.
- Comunicación no verbal: La transmisión de información se daba a través de la vibración, la imagen mental o la sensación. El lenguaje hablado era secundario o inexistente.
- Templos como nodos energéticos: Las estructuras no eran edificios comunes, sino centros de alineación con la red energética planetaria. Funcionaban como puntos de anclaje de conciencia.
- Relación directa con los elementos: No solo veneraban la naturaleza, sino que interactuaban con ella de forma consciente. Agua, fuego, aire y tierra eran fuerzas vivas con las que colaboraban.
- Organización horizontal: No había figuras de autoridad permanentes. Las decisiones eran tomadas por resonancia grupal, siguiendo la sabiduría del campo energético compartido.
- Movilidad interdimensional: Algunos relatos indican que tenían la capacidad de desplazarse entre planos de realidad. No por medios tecnológicos, sino por expansión de conciencia.
- Memoria colectiva: El conocimiento no se almacenaba en objetos o textos, sino en el campo vibratorio del grupo. Cada miembro podía acceder a la sabiduría común mediante conexión interna.
Sociedad espiritual y conexión con lo divino en Mu
La espiritualidad no era un aspecto aislado de la vida en Mu: era la base sobre la que se construía toda la experiencia. No existían religiones institucionalizadas ni intermediarios entre los seres y lo divino. Cada individuo era considerado una expresión directa de la conciencia universal, y la vida cotidiana era una práctica constante de conexión sagrada.
Los rituales no respondían a dogmas ni se realizaban por tradición, sino como actos conscientes de alineación energética. Todo tenía un propósito vibracional: desde las formas de habitar, hasta los sonidos y movimientos. A través de la respiración, la visualización y la intención, los habitantes de Mu cultivaban estados de unidad profunda con la creación.
Esta conexión con lo divino no era vivida como un objetivo lejano, sino como una realidad presente. Vivir en Mu era reconocer que cada pensamiento generaba forma, que cada acción era una extensión del espíritu, y que toda la materia era expresión de la energía. Esa comprensión guiaba cada aspecto de su civilización, en perfecta coherencia entre conciencia y forma.
Mu y Lemuria: similitudes y diferencias
Tanto Mu como Lemuria fueron civilizaciones profundamente espirituales, nacidas en un tiempo en que la humanidad estaba más conectada con las dimensiones sutiles de la existencia. Ambas compartían una visión del mundo basada en la energía, la resonancia y la armonía con la naturaleza. No obstante, su forma de vivir y su propósito tenían matices distintos que las diferenciaban.
Mu representaba un estado más etérico y contemplativo. Su sociedad estaba centrada en sostener una frecuencia planetaria estable, funcionando como un punto de equilibrio global. Lemuria, en cambio, fue una civilización más desarrollada a nivel estructural, con mayor interacción con otras culturas y un enfoque práctico en el uso de tecnologías vibracionales.
Mientras que Mu priorizaba el silencio, la interiorización y la sintonía con planos superiores, Lemuria se organizaba en ciudades y transmitía conocimientos a través de escuelas espirituales. Mu fue la base energética, Lemuria la expansión consciente. Ambas cumplieron un papel esencial en la evolución de la humanidad, pero desde distintos niveles del mismo camino.
La caída del continente perdido de Mu
La desaparición de Mu no fue el resultado de una guerra ni de un colapso interno, sino de un cambio en la vibración del planeta. A medida que la Tierra densificaba su campo energético, la civilización de Mu, cuya existencia estaba basada en frecuencias sutiles, comenzó a disolverse. La materia ganó protagonismo, y la conciencia que habitaba en ese plano no pudo sostenerse en las nuevas condiciones.
Se habla de movimientos tectónicos, maremotos y transformaciones geológicas que habrían alterado la superficie del océano Pacífico, haciendo que gran parte del territorio de Mu quedara sumergido. Sin embargo, más allá de las causas físicas, lo que se produjo fue una transición vibracional: una etapa de la conciencia humana se cerraba para dar paso a otra más material, con nuevas lecciones por integrar.
Antes de su disolución, muchos de sus habitantes lograron trasladarse a otras regiones del planeta, llevando consigo la semilla de su sabiduría. Su legado no fue destruido, sino distribuido. Fragmentos de esa memoria quedaron impresos en la energía de diferentes lugares, listos para ser despertados por culturas futuras que supieran reconocer esa frecuencia.
El legado de Mu en culturas ancestrales del mundo
Aunque la civilización de Mu desapareció como estructura organizada, su influencia sigue viva en distintas culturas ancestrales que conservan fragmentos de su conocimiento. En muchas tradiciones indígenas, especialmente de Asia, Oceanía y América, se encuentran símbolos, mitos y prácticas que reflejan una comprensión del mundo similar a la que se vivía en Mu. No se trata de una copia, sino de un eco vibracional que sigue transmitiendo su esencia.
El uso ceremonial de los elementos, la construcción de templos en puntos energéticos y la concepción del ser humano como canal de la energía universal son aspectos comunes entre estas culturas y la sabiduría de Mu. También la idea de que el conocimiento no se transmite solo con palabras, sino que puede activarse internamente por resonancia. Estas similitudes no son coincidencia: son vestigios de una misma fuente original.
En un mundo que valora la velocidad y la acumulación, la memoria de Mu nos invita a volver a lo esencial: la conexión con la energía que sostiene toda forma y la sabiduría de vivir en armonía con ella. No se trata de reconstruir el pasado, sino de recordar una forma de existencia donde lo espiritual y lo cotidiano no estaban separados. Mu nos deja una enseñanza silenciosa pero poderosa: cuando la vida se organiza desde la coherencia interna, el equilibrio no es un ideal lejano, sino una experiencia posible.