Integrar los movimientos de la columna

Integrar los movimientos de la columna
By: Raúl Torres | Sep. 16, 2016
Raúl Torres, profesor de yoga en Aomm.tv, firma este artículo que apareció publicado en la revista Yoga Journal en otoño del 2015. En él nos habla sobre una de las clases que puedes encontrar en el catálogo de clases de yoga de Aomm.tv.
Integrando los 4 movimientos de la columna.
Este mes te proponemos una práctica de Yoga completa con el ritmo propio de una clase normal y en la que se realizan unos estiramientos iniciales para calentar los músculos y articulaciones, unas vueltas al Saludo al Sol (Surya Namaskar) con variantes y, seguidamente la secuencia de asanas en la que la particularidad es que se integran los 4 movimientos de columna (inclinación, flexión, extensión y torsión). Durante la práctica quizá sea necesario el uso de una silla, mantas y cinturón como soportes para facilitar la misma. Recuerda que no es necesario sobrepasar tus límites, parando en cualquier instante que lo desees sin perder la atención a las sensaciones despertadas.
Puedes ver la práctica completa en este enlace.
El propósito del Yoga es alcanzar armonía y equilibrio a todos los niveles y para ello existen varias vías para lograrlo. Una de esas vías es el Hatha Yoga, el Yoga físico, cuya herramienta es el cuerpo; y desde el cuerpo se activan los mecanismos para intentar despertar y experimentar la sensibilidad y conciencia necesaria para alcanzar ese inagotable manantial de tranquilidad que trasciende y profundiza en el propio Ser.
El Hatha Yoga hace del cuerpo el campo de pruebas de la trascendencia, siendo la columna vertebral una parte fundamental en lograr ese estado deseado por todos. Y, no solo de la columna, sino además de toda la musculatura y tejidos que la arropa. Todo el sistema nervioso central, que va a través de la columna, y los nervios espinales que se diseminan por todo el cuerpo y órganos, cuyo origen es la propia médula espinal, hace que su salud sea esencial para un trabajo físico íntegro y global, así como para conseguir que los flujos de energía estén estables. Por tanto, el disponer de una columna vertebral en buena condición nos facilita ese “sentirnos mejor”.
A través de una práctica en la que el alineamiento y precisión juegan un papel importante y en el que se da movilidad a la columna en todas sus direcciones, realizando los 4 movimientos posibles ( inclinación, flexión, extensión y torsión) fomentamos una espalda y columna flexible y llena de vitalidad, fortaleciéndola y tonificándola, facilitando el buen funcionamiento de los órganos internos asociados, así como, el equilibrar a todo el cuerpo en sus funciones vitales. Pero siempre desde la conciencia y el respeto hacia uno mismo, sin forzar ni sobrepasar sus límites anatómicos y/o dolencias físicas diagnosticadas, desde la sensibilidad y atención que produce y estimula la propiocepción, manteniendo una respiración consciente que ayude y que origine que cualquier matiz, cualquier pequeña sutileza en el movimiento y/o en la respiración se convierta en algo extraordinario. El asana se transforma en la espiritualidad hecha materia.
¿Qué estás sintiendo ahora?
El primer paso para que transformes la sensación interna de lucha, y puedas conectar con el amor y la confianza en tu día a día, pasa por que te hagas consciente de lo que estás sintiendo ahora.
Esta escucha forma parte fundamental de la práctica de Mindfulness (Atención Plena), pero es fácil malentender en qué consiste. No se trata de analizar las emociones que predominan en tu vida, ni de elaborar una valoración mental sobre si eres o no feliz. Por el contrario, la práctica consiste en que salgas de la mente para poder percibir momento a momento: ¿qué estoy sintiendo?
La sociedad moderna no nos ayuda en esta labor, y desde luego el ego tampoco. Vivimos sumidos en la ilusión del tiempo, convencidos de que cuando seamos capaces de alcanzar una circunstancia externa, ya sea laboral o sentimental, sentiremos al fin ese alivio que hoy nos elude. Estamos tan pendientes de alcanzar esa meta, y sobretodo tan convencidos de que seremos felices entonces (en ese futuro inexistente que solo es un ahora mental), que no prestamos atención a lo que estamos sintiendo en este momento. Vivimos desconectados del sentir, en una carrera hacia un bienestar que supeditamos al futuro.
A medida que empieces a ser más consciente de lo que estás sintiendo, y a detenerte para conectar con tus emociones y tu cuerpo varias veces al día, te irás dando cuenta de cómo funciona tu mente. Es precisamente ese “querer llegar a”, esa treta del ego que te dice que tu felicidad está “allí”, lo que te desconecta de tu presencia, lo que genera tu malestar y agotamiento. Suelta el esfuerzo, deja de pensar y siéntete, aunque sea unos minutos al día.
Si lo haces, poco a poco te harás consciente de que esa carrera, el deseo de huir de tus circunstancias actuales, guarda relación con tu valoración sobre ellas. Constantemente juzgamos las situaciones como negativas, por eso nos resistimos a ellas. La mente nos dice que debemos cambiarlas porque son erróneas, y nos sitúa en una cárcel ilusoria que nos impide vivir plenamente. No sabemos, nadie puede controlar, en qué va a consistir este baile de la vida, pero sí tenemos el poder de transformar lo que sentimos.
Las circunstancias de la vida no dependen de nosotros, pero sí podemos mejorar nuestra relación con ellas.
A medida que abandones los juicios sobre tu realidad y sobre quién eres, sueltes un poco el control y salgas del “tengo que”, empezarás a conectar con el presente y a aceptar lo que la vida te ofrece. En resumidas cuentas, dejarás de luchar. Poco a poco notarás que tu felicidad y paz internas se incrementan, incluso si sientes dolor en ciertos momentos. No entiendas el dolor como algo de lo que hay que librarse: en cuanto lo abrazamos, ¡se diluye!
