La divinidad del hombre

Cuenta una antigua leyenda hindú que hubo un tiempo en el que todos los hombres que vivían sobre la Tierra eran dioses. Pero los hombres abusaron tanto de su divinidad que Brahma, el dios supremo, decidió privarlos del aliento divino que había en su interior y esconderlo en donde jamás pudieran encontrarlo y emplearlo nuevamente para el mal.
Entonces, Brahma convocó a todos los dioses menores para buscar un lugar adecuado donde poder esconder la divinidad del hombre y evitar que hiciesen un mal uso de nuevo.
El gran problema fue encontrar el lugar apropiado y los dioses menores, propusieron:
“Esconderemos la divinidad del hombre en lo profundo de la tierra”, dijeron otros dioses.
“No”, dijo Brahma, “no será suficiente porque el hombre cavará profundamente en la tierra y lo encontrará”.
Entonces los dioses propusieron:”En ese caso la sumergiremos y la sumergiremos en lo más profundo de los océanos”
“Tampoco”, dijo Brahma, “porque tarde o temprano el hombre aprenderá a sumergirse en el océano y también allí lo encontrará”.
Entonces los dioses menores dijeron: “Escondámosla en la montaña más alta”.
“No”, volvió a replicar Brahma, “porque un día el hombre subirá a todas las montañas de la tierra y capturará de nuevo su aliento divino”.
Los dioses menores, desconcertados: “Entonces no sabemos dónde esconder, la divinidad humana, ni tampoco sabemos de un lugar donde el hombre no pueda encontrarla algún día”,
Y dijo Brahma: “Escondedla dentro del hombre mismo; jamás pensará en buscarla allí”.
Y así lo hicieron. Oculto en el interior de cada ser humano hay un algo divino. Y desde la noche de los tiempos, dice la leyenda, que el hombre ha recorrido la tierra, ha bajado a los océanos, ha subido a las montañas buscando esa cualidad que lo hace semejante a Dios y que todo el tiempo ha llevado siempre en su interior.
Los 7 principios herméticos del Kybalión y sus significados

La filosofía hermética, basada en las enseñanzas atribuidas a Hermes Trismegisto, influenció a numerosos sistemas de pensamiento a lo largo de la historia. En el libro “El Kybalion”, se presentan siete principios que resumen esta sabiduría antigua. Estos principios, que abarcan desde la mentalidad universal hasta la ley de la causalidad, ofrecen una guía para entender y navegar el universo. En este artículo exploramos en detalle cada uno de estos principios, desentrañando su significado y aplicación práctica.
Tabla de Contenidos
- El libro “El Kybalion” y los principios herméticos
- Las 7 leyes herméticas
- El principio del mentalismo: la mente universal
- El principio de correspondencia: la ley de analogía
- El principio de vibración: movimiento constante
- El principio de polaridad: dualidad y opuestos
- El principio del ritmo: ciclos y mareas
- El principio de causa y efecto: ley de causalidad
- El principio del género: energías masculina y femenina
- Las leyes herméticas y la física cuántica
- Hermes Trismegisto y la filosofía hermética
El libro “El Kybalion” y los principios herméticos
“El Kybalion” es un texto que compila las enseñanzas herméticas en siete principios fundamentales, ofreciendo una visión comprensible y accesible de esta antigua filosofía. Publicado por primera vez en 1908, sus autores, conocidos como los Tres Iniciados, buscaban revelar estos conceptos esotéricos al público occidental. A través de sus páginas, el libro explora la relación entre el universo, la mente y las leyes que rigen la existencia.
Los principios herméticos del Kybalión abarcan diversas áreas de la experiencia humana y cósmica, proporcionando una estructura coherente para comprender cómo funciona el mundo. Este enfoque holístico permite a los lectores aplicar estos principios a su vida diaria, promoviendo un entendimiento más profundo de la realidad y facilitando el crecimiento espiritual y personal.
Las 7 leyes herméticas
Los siete principios herméticos son los pilares de la filosofía del Kybalión: mentalismo, correspondencia, vibración, polaridad, ritmo, causa y efecto, y género. Cada uno de estos principios ofrece una perspectiva única sobre la naturaleza del universo y la experiencia humana, proporcionando herramientas para la autocomprensión y el crecimiento espiritual.
El principio del mentalismo: la mente universal
“El todo es Mente; el universo es mental”
El principio del mentalismo sostiene que la realidad es una creación de la mente universal. Todo lo que existe es una manifestación de la mente infinita, y nuestros pensamientos son fundamentales en la creación de nuestra experiencia de vida. Este concepto implica que la conciencia es la fuente de todo lo que percibimos y experimentamos, sugiriendo que el universo es esencialmente mental en su naturaleza.
Este principio también nos recuerda la responsabilidad personal en la creación de nuestras experiencias. Al comprender que nuestros pensamientos actúan como fuerzas creativas en el universo, se nos invita a cultivar pensamientos positivos y constructivos. De esta manera, podemos influir en nuestra realidad de manera consciente, promoviendo no solo nuestro bienestar personal, sino también el bienestar colectivo al reconocer la interconexión de todas las mentes en el universo.
El principio de correspondencia: la ley de analogía
“Lo de arriba es como lo de abajo. Lo de adentro es como lo de afuera”
El principio de correspondencia establece que existe una relación directa entre los diferentes planos de existencia: el físico, el mental y el espiritual. Los patrones y leyes que operan en el macrocosmos se reflejan en el microcosmos, permitiéndonos comprender mejor el universo al estudiar sus manifestaciones en diversos niveles. Esta conexión nos ayuda a entender que las leyes universales se aplican tanto a gran escala como a nuestra vida cotidiana.
Este principio nos invita a ver la armonía en todas las cosas, desde los átomos hasta las galaxias, y a reconocer cómo nuestras acciones y pensamientos internos reflejan y afectan el mundo exterior. Al comprender esta relación, podemos vivir de manera más equilibrada y en sintonía con el universo. Este entendimiento promueve el bienestar personal y colectivo, ya que nos permite ajustar nuestras percepciones y comportamientos para crear una realidad más coherente y armoniosa.
El principio de vibración: movimiento constante
“Nada está quieto, todo se mueve, todo vibra”
El principio de vibración sostiene que todo en el universo está en constante movimiento y cambio. Desde las partículas más pequeñas hasta las galaxias más grandes, todo vibra a diferentes frecuencias. Este entendimiento nos revela que la estabilidad absoluta es una ilusión y que el cambio es una constante universal, permitiéndonos adaptarnos mejor a los cambios y fluir con la vida.
Cada objeto, pensamiento y emoción tiene su propia frecuencia vibratoria, lo que implica que nuestras vibraciones personales pueden influir en nuestra realidad. Al mantener una frecuencia elevada y positiva, podemos atraer experiencias más armoniosas y satisfactorias, creando una vida equilibrada y saludable. Este principio nos enseña a ser conscientes de las energías que emitimos y recibimos, promoviendo una existencia más consciente y alineada.
El principio de polaridad: dualidad y opuestos
“Todo es doble, todo tiene dos polos, todo tiene su opuesto. Igual y desigual son la misma cosa. Los extremos se tocan. Todas las verdades son verdades a medias. Todas las paradojas pueden ser reconciliables.”
El principio de polaridad afirma que todo tiene su par de opuestos, y que estos opuestos son en realidad dos extremos de lo mismo. Este concepto nos ayuda a comprender que la dualidad es esencial para el equilibrio, y que los contrastes existen para complementarse y enriquecerse mutuamente.
Este principio nos ofrece herramientas para la transformación personal al cambiar nuestra percepción de los polos opuestos. Reconociendo que los extremos son parte de un mismo continuo, podemos trascender conflictos internos y externos, equilibrando nuestras emociones y viendo las paradojas desde una perspectiva más amplia y conciliadora.
El principio del ritmo: ciclos y mareas
“Todo sube y baja, todo tiene sus mareas, todo sube y baja, el ritmo es la compensación”
El principio del ritmo establece que todo en el universo se mueve en ciclos y fases, como las mareas del océano. Este axioma nos enseña que la vida es una serie de flujos y reflujos, y que el cambio constante es una parte natural del proceso. Reconocer estos ritmos nos permite entender que las fases de expansión y contracción son inevitables y necesarias para el crecimiento.
Este entendimiento nos ayuda a manejar mejor los altibajos de la vida, proporcionando consuelo y paciencia en momentos de adversidad. Al aceptar y alinearnos con los ciclos naturales, podemos mantener un equilibrio saludable y optimizar nuestra energía, viviendo en armonía con los ritmos del universo.
El principio de causa y efecto: ley de causalidad
“Toda causa tiene su efecto, todo efecto tiene su causa, hay muchos planos de causalidad, pero nada escapa a la Ley”
El principio de causa y efecto establece que cada acción tiene una consecuencia correspondiente, y que nada ocurre por azar. Este axioma nos enseña que todo lo que sucede es el resultado de causas previas, y que nuestras acciones actuales determinarán nuestro futuro. Comprender esta ley nos empodera para tomar decisiones conscientes y responsables.
Este entendimiento nos motiva a actuar de manera ética y considerada, sabiendo que nuestras acciones afectan no solo a nosotros mismos sino también a los demás. Al explorar los diferentes planos de causalidad, podemos alinear nuestras intenciones y pensamientos con nuestros objetivos, creando un flujo de energía positiva en nuestra vida.
El principio del género: energías masculina y femenina
“El género está en todo: todo tiene sus principios masculino y femenino, el género se manifiesta en todos los planos de la creación”
El principio del género sostiene que todas las cosas contienen dos energías fundamentales: la masculina y la femenina. Estas energías no se refieren exclusivamente al sexo físico, sino a cualidades complementarias presentes en todas las formas de vida y en todos los niveles de la realidad. La energía masculina se asocia con la acción y la lógica, mientras que la femenina se relaciona con la receptividad y la intuición.
Este principio nos invita a buscar el equilibrio entre estas dos energías en nuestra vida diaria. Al cultivar tanto la energía masculina como la femenina, podemos desarrollar una mayor armonía interna y externa, tomando decisiones más completas y efectivas. Este equilibrio nos permite vivir de manera más integrada y en sintonía con el universo.
Las leyes herméticas y la física cuántica
Las leyes herméticas y la física cuántica comparten sorprendentes similitudes en su comprensión de la realidad. Ambas perspectivas sostienen que la conciencia juega un papel fundamental en la formación del universo. En la física cuántica, el principio de la dualidad onda-partícula y el efecto del observador sugieren que la mente puede influir en la materia, resonando con el principio del mentalismo que afirma que el universo es mental.
El principio de vibración, que sostiene que todo está en movimiento constante, se refleja en la física cuántica a través de conceptos como las fluctuaciones cuánticas y las partículas subatómicas siempre en movimiento. Estas conexiones sugieren que, a nivel fundamental, todo en el universo está interconectado y en estado de constante cambio, lo que también se alinea con la idea hermética de correspondencia y los ciclos rítmicos del principio del ritmo.
En la primera temporada de Enseñanzas Ocultas, disponible en Gaia, Theresa Bullard explora estas intersecciones entre la física cuántica y la sabiduría hermética. Bullard explica cómo los principios herméticos pueden ofrecer una comprensión más profunda de los fenómenos cuánticos, proporcionando un marco espiritual para las complejidades de la física moderna.
Hermes Trismegisto y la filosofía hermética
Hermes Trismegisto, una figura legendaria que combina al dios egipcio Thot y al dios griego Hermes, es el pilar de la filosofía hermética. Conocido como “el tres veces grande” por su dominio en la alquimia, la astrología y la magia, se le atribuyen textos fundamentales como el “Corpus Hermeticum” y la “Tabla Esmeralda”. Estas obras ofrecen una comprensión profunda del universo y sus leyes, estableciendo una base para la tradición hermética que influenció a diversas corrientes esotéricas y filosóficas a lo largo de la historia.
La filosofía hermética, derivada de las enseñanzas de Hermes Trismegisto, busca entender la conexión entre el universo y la humanidad. Esta tradición ha influido en diversas corrientes esotéricas y filosóficas, destacando la interrelación entre lo divino y lo humano. Sus escritos ofrecen una visión profunda y unificada del cosmos, promoviendo el autoconocimiento y la evolución espiritual.
Hermes Trismegisto es también conocido por su enfoque en la transmutación espiritual, un proceso que va más allá de la alquimia física para incluir la purificación y elevación del alma. Esta perspectiva ha resonado a través de los siglos, influyendo en alquimistas y filósofos que ven en la transformación interior una clave para la verdadera sabiduría.
La influencia de Hermes Trismegisto se extiende desde la antigüedad hasta el Renacimiento, cuando sus textos fueron redescubiertos y estudiados por figuras prominentes de la ciencia y la filosofía. Su pensamiento ha permeado múltiples disciplinas, ofreciendo una base para la exploración espiritual y el desarrollo personal en diversas culturas.
Hoy en día, la filosofía hermética sigue siendo relevante, guiando a aquellos que buscan una comprensión más profunda del universo y de sí mismos. La obra de Hermes Trismegisto continúa inspirando a estudiosos y practicantes de esoterismo, proporcionando una rica fuente de sabiduría y una estructura coherente para el crecimiento espiritual.