Yoga y obesidad

Yoga y obesidad
By: Carla Sanchez | Jan. 26, 2017
Muchas personas con sobrepeso eluden continuamente hacer ejercicio alegando como motivo su problema de obesidad. Siendo realistas, tener demasiados kilos de más dificulta la vida diaria, la práctica de cualquier deporte y, sobre todo, es nocivo para la salud ya que suele derivar en problemas muy serios a medio y largo plazo.
Existe un tipo de alumno potencial que casi nunca se anima a entrar en las clases y que sin embargo muestra mucha curiosidad. La pregunta que se repite constantemente es: ¿piensas que sería adecuado para alguien como yo practicar algún estilo de yoga?
La respuesta es SÍ.
Hay que tener presente que no se puede dejar de lado el factor alimentación. Regular la ingesta y aprender a comer mejor es fundamental para generar un cambio. Quiero señalar que no es cuestión de estética, el rango de “peso sano” varía mucho dependiendo de la estatura y la complexión de cada uno. Se trata más bien de tener un peso con el que puedas convivir, que no te reste vitalidad, ni agilidad y que te limite lo menos posible a todos los niveles.
Ese cambio puede empezar también concediéndote permiso para cruzar el umbral de la puerta de un centro de yoga, o más sencillo aún, dando al play de una clase online. La ejecución de asanas es más desafiante si se tiene sobre peso, pero es una valiosa herramienta para tomar conciencia de la relación que existe entre el cuerpo, la mente y de los aspectos a sanar en ese vínculo cuando algo está en desequilibrio.
Al principio no es fácil y el mayor reto está en crear compromiso y mantenerlo. Piensa que también hay gente que afronta dificultades parecidas, por ejemplo, alguien que lleva años sin hacer ejercicio puede encontrar obstáculos similares a los de un individuo obeso, o a los de una persona de edad avanzada a la hora de moverse y empezar a practicar.
Por otra parte, en una clase suele haber todo tipo de alumnos, pero eso no debe desanimarte, al contrario, demuestra que esta disciplina es para todos. La experiencia del yoga es completamente personal y única, así que no hay que tener miedo a la comparación, porque no importa si el de al lado es más fuerte o más elástico, ese no es el foco de la práctica.
Si te sientes identificado con lo que estoy contando te invito amorosamente a que pruebes una clase para principiantes en Aomm.tv. Sin miedo, no pasa nada si no mantienes las posturas mucho tiempo, si te cansas rápidamente, si no llegas a tocarte los pies, o si el equilibrio falla; es cuestión de empezar a tener otra actitud y por algún sitio hay que empezar a recobrar la comunicación con el cuerpo y con uno mismo.
El yoga es ante todo amable y te enseñará a ser amable también contigo, a quererte más, a respetarte, desarrollar confianza en ti, a cuidarte y posiblemente te de alguna agradable sorpresa extra.
4 Cosas que solo un yogui puede entender

Son bien conocidos por la mayoría de las personas, al menos las que seguimos este blog, los enormes beneficios que la práctica continua de yoga aporta a medio y largo plazo, para la unidad del cuerpo – mente, que es la combinación de los aspectos físicos, psicológicos y espirituales del individuo.
Para conocer bien los beneficios que el yoga nos aporta, te recomiendo este artículo donde podemos comprender porqué esta forma de ejercicio físico y mental va más allá de una mera disciplina orgánica, porqué se lleva practicando miles de años y porqué ha trascendido épocas y fronteras hasta llegar a nuestros días.
Pero hoy vamos a sumergirnos más allá de los beneficios, hoy veremos qué cosas ve, siente y comprende un yogui realmente.
1-. CONOCIMIENTO GLOBAL DEL CUERPO
Más allá de lucir un cuerpo fibroso, elástico o esbelto, la práctica del yoga aporta a su practicante un conocimiento global y absoluto de su cuerpo. El yogui desarrolla una importantísima cualidad de ESCUCHA y ACEPTACIÓN de su cuerpo, de su energía, de sus límites y de sus fortalezas.
2-. AUTOCOMPASIÓN
Nada tiene que ver el “tenerse lástima” o “ser víctima”, esos términos en yoga no se contemplan, son meras etiquetas occidentales. Cuando en yoga hablamos de compasión, es tomar responsabilidad, es compartir, es aceptar… el yogui cultiva, poco a poco, una compasión para consigo mismo de “querer tratarse bien”, tanto en el plano físico, como en el emocional. Sin confundirlo con la egolatría, solo las personas que están a gusto consigo mismas y se tratan bien, pueden hacerlo con los demás.