El éxito del Mindfulness

El éxito del Mindfulness
By: Gaia Staff | Oct. 14, 2014
Apuesto a que a estas alturas has oído hablar del Mindfulness sin saber muy bien de qué se trata.
Mindfulness es una cualidad de la mente, una capacidad que todos tenemos cuyo entrenamiento tiene enormes beneficios dado el nivel de actividad mental y estrés, y su relación con la gran cantidad de tareas que tenemos que desempeñar cada día.
Mindfulness consiste en entrenar la mente para mantener la atención en el momento presente, siendo consciente de cada instante. Esto quiere decir que estoy tomando un café, y no estoy pensando en la reunión que tengo después, ni en la cantidad de cosas que tengo que hacer. Ni tampoco recordaré la discusión que tuve anoche con mi pareja. Simplemente, me tomo un café, sintiendo el calor de la taza en mis manos, el gusto ligeramente amargo en la boca… Sintiendo y percibiendo cada sensación en el cuerpo y cada proceso mental, y lo que es igualmente importante, aceptando eso que sucede con amabilidad y sin emitir juicio alguno.
En la sociedad multitarea en que vivimos que cada vez exige más de nosotros, mindfulness puede ser la solución a nuestros quebraderos de cabeza. La experiencia mindfulness trata de simplificar nuestra vida, desgranando la experiencia al máximo, evitando distracciones. No hay lugar para rememorar el pasado ni para hacer proyecciones futuras. La única realidad posible es el momento presente y lo que en él sucede. De esta forma se logra ver la realidad, los sucesos tal cual son, con mayor objetividad y libres de carga emocional.
En este sentido Mindfulness es muy similar a la meditación formal, de hecho proviene de Oriente y es la base de las prácticas Budistas. Podría decirse que es una forma de meditación maravillosamente adaptada a Occidente y nuestras necesidades. No requiere un espacio ni tiempo especial. Al contrario, cualquier momento y situación es buena para practicar la Atención Plena. Pero no intentes estar en Atención Plena todo el tiempo, durante todo el día. Es recomendable escoger un momento o una actividad concreta para practicar Mindfulness.
¿Cómo comenzar?
Un buen comienzo es poner una alarma varias veces al día, cada dos horas por ejemplo. Cada vez que suene dedica 5 o 10 segundos a percibir todo aquello que sucede en tu cuerpo-mente. Postura corporal, tensiones, molestias, los pensamientos que suceden y su calidad, respiración, etc. No trates de cambiar sensaciones molestas por otras más agradables. Simplemente esfuérzate en observar y percibir desde la imparcialidad y la aceptación amorosa.
Durante los últimos 30 años esta práctica de Mindfulness ha ido introduciéndose e integrándose en la medicina y psicología de Occidente. Se han llevado a cabo numerosos estudios científicos que demuestran que Mindfulness es una herramienta eficaz en la reducción del estrés. Algunos de los beneficios asociados a su práctica son:
- Desarrollo de habilidades para manejar situaciones de estrés y ansiedad.
- Disminución de síntomas físicos y psicológicos asociados al estrés.
- Reconocer, ralentizar o detener las reacciones automáticas y habituales.
- Disminución de las fluctuaciones mentales y los pensamientos recurrentes.
- Mejora de la respuesta inmunológica.
- Aumento del nivel de autoestima, entusiasmo y alegría.
¿Te animas a probarlo?
Si quieres aprender a meditar, puedes hacerlo siguiendo el programa 'descubre la meditación' en Aomm.tv
Meditación natural

Meditar es entre otras cosas favorecer conscientemente los procesos psicofísicos por los cuales la mente comienza a ralentizarse, a ir más despacio, a tranquilizarse.
Esto genera varios efectos, que serán de mayor calado cuanto mayor sea la serenidad alcanzada:
La mente, que normalmente va muy rápido (tanto que ni nos damos cuenta de lo que pensamos) tiene la oportunidad de refrescarse, de enfriarse como un coche que está recalentado y apagas el motor o al menos reduces mucho las revoluciones.
Aparece un nivel de relajación corporal desconocido hasta ese momento, que puede llegar a ser extremadamente profundo, incluso hasta el punto de literalmente dejar de sentir el cuerpo. Para su consecución es de gran ayuda la práctica habitual de yoga físico, ya que mantiene el cuerpo suave, flexible, fuerte y hace que fluya en él la energía con libertad.
Junto a ese nivel de relajación aparece uno más sutil pero más profundo, un nivel de calma que invade la esfera mental y nos capacita para acceder a otro punto de vista a cerca de la vida, y de sus acontecimientos mucho más completo, integrativo y objetivo.
Afluye una mayor lucidez a nuestros procesos mentales, y aumenta la claridad de nuestros pensamientos para solucionar problemas desde una óptica sin prejuicios y por tanto mucho más amplia y abierta.
Pero ojo que todo esto no tiene porqué tener lugar todas y cada una de las veces que uno se sienta a meditar. Porque meditar más que una práctica es un estado. Cuando se consigue entrar en él tienes la facultad de abrirte a todo lo que suceda mientras practicas, no estás posicionado en el deseo de que te suceda todo lo descrito en los párrafos anteriores, sencillamente permaneces abierto a cada suceso que acontezca sin querer modificarlo, sin deseo de que desaparezca o de que permanezca. Simplemente estás observando y es una observación absolutamente permisiva, sin rechazar nada, sin apegarse a nada, la atención fluyendo momento a momento en una serena alerta.
Cuando no se logra entrar en ese estado de calma y serenidad simplemente hay que tomarlo como parte de nuestra práctica y permitir que así sea.
Por supuesto que existen técnicas, algunas más efectivas que otras, y algunas más indicadas que otras dependiendo de nuestro estado de atención al acometer la práctica. También hay diferentes métodos de meditación para desarrollar este “yoga interno”. Pero más allá de todos ellos está ese “estado”, denominado sakshi, la consciencia testigo. Cuando sakshi aparece uno está por encima de los pares de opuestos, pero no porque lo digan los textos sino porque de verdad lo experimentas. Y aplicando correcta y coherentemente un buen método se puede vivenciar sin grandes dificultades. Ahora eso sí, el tiempo que puedas permanecer en ese estado de consciencia dependerá de la dedicación que pongas y de la energía que inviertas, claro está.
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