La postura de la foto

La postura de la foto
By: Carla Sanchez | Oct. 25, 2016
Cuando abres un libro sobre yoga y comienzas a ojear las espectaculares imágenes de posturas ejecutadas por una mujer o un hombre con una anatomía maravillosa, cuya flexibilidad y tono muscular parecen perfectos, y totalmente adaptados a la exigencia del asana sin que eso parezca perturbar lo más mínimo sus expresiones de absoluta serenidad y armonía, es fácil pensar: ups, yo nunca conseguiré hacer algo así, el yoga no es para mí.
También escucho con frecuencia en las clases comentarios como: “claro, es que tú eres muy flexible”, o “¿crees que podré hacerlo como tú algún día?”; acompañados de una expresión de desánimo, o desilusión.
Mi pregunta es ¿por qué autolimitarte de entrada?
No me cansaré de recordar que la flexibilidad, la fuerza y el equilibrio son condiciones que deben ser entrenadas, requieren dedicación, constancia y aún así, tal vez no llegues nunca a hacer algunas posturas.
Vivimos en una sociedad que fomenta individuos competitivos. Nos educan para obtener unos resultados óptimos, ya sea éxito escolar, profesional, familiar, o social. Es una secuencia en la que fácilmente se pierde la capacidad de disfrutar del proceso, de lo que compone la vida día a día. Si no obtenemos la recompensa que creemos merecer caemos en lagunas de frustración difíciles de manejar, tirando la toalla con proyectos, acomodándonos en actitudes conformistas, o entrando en estados de depresión.
Todo se traslada después a la esterilla como una gran metáfora.
Estamos acostumbrados a hacer una previsión de resultados y los queremos ya. Se pretende ser flexible sin haber dedicado nunca ni diez minutos a estirar en serio después de haber practicado deporte; queremos estar fuertes por el hecho de pisar el suelo del gimnasio; tener la espalda bien a pesar de tener malas posturas en el trabajo; dominar la respiración porque se tiene nariz y hacer posturas estéticamente ejemplares.
El yoga te pone de frente tu realidad física y mental. Cuando empiezas a soltar la columna, a comprobar tus límites anatómicos y a entender que tu cuerpo va a responder a su propio ritmo y no como tu competidor interior te exige, puede haber desconcierto y asoma la frustración con toda su caballería.
Este fenómeno lo llamo “la postura de la foto”. Es la postura que tenemos todos en la cabeza, el ideal del resultado en la apariencia. Lo que te falta por saber es que ese ideal es tan solo una referencia, lo que marca una dirección a seguir y nada más.
Es bueno tenerla presente pero restándole el factor competitivo que nos ha dejado la educación deportiva tradicional, en lo que se refiere a la práctica de disciplinas físicas. Me gusta la idea de rescatar la clásica expresión ¡lo importante es participar!
A veces también es sano olvidarse de la postura y simplemente sentir. Lo que importa es hacerla sin más y transitar por ella para ver qué ocurre, pues no importa tu edad, condición física, o las lesiones que tengas, ya que el yoga es infinitamente flexible no porque trabaje la elasticidad, sino porque es completamente adaptable a ti, seas como seas y estés como estés.
Finalmente puede que tu asana no se parezca nada a la postura de la foto, pero será tan beneficiosa y válida como la de un contorsionista de India.
Entonces la práctica cobra un matiz más profundo en el que esa imagen de referencia está ahí pero no te condiciona y poco a poco va emergiendo tu propia postura. Quizá sea menos bonita que la del libro, menos expresiva que la de la profesora, pero desafiante y tonificante, con el tiempo también relajante y deliciosa.
Y un buen día te das cuenta de que el de la postura de la foto eres tú.
Namaste.
Si estás dispuesto a empezar a hacer yoga o te apetece profundizar en su práctica, seguro que en aomm.tv encontrarás la clase perfecta para hoy.
Razones para practicar yoga online
Hace seis años, estando de vacaciones en el campo, un amigo me propuso hacer una práctica de yoga en su estudio de pintura. Me pareció una idea magnífica, pensaba que haríamos yoga en pareja y algunos estiramientos, estilo libre por así decirlo.
Lo que ocurrió es que cargó en su ordenador una clase difundida a través de una web americana, 90 min de duración, nivel intermedio, estilo Anusara, y allí estábamos los dos, siguiendo atentamente las instrucciones de un profesor de California y ojeando la súper pantalla de vez en cuando para no perder detalle. ¡Qué descubrimiento!
Para mi sorpresa tuve una experiencia fantástica, no tardé nada en integrar el código propuesto y disfruté de una clase de mucho nivel, en un espacio original y en estupenda compañía.
Ha llovido mucho desde aquellos videos en VHS en los que Raquel Welch guiaba clases de yoga y fitness en los 80; alguno estuvo saltando por las estanterías de casa durante un tiempo y ahora los recuerdo como algo exótico y divertido. Internet lo ha dinamizado todo y nos devuelve una propuesta casi futurista si hacemos la comparación.
Los simpatizantes de corrientes yogis más clásicas, a priori pueden no estar muy de acuerdo con practicar esta disciplina a través de la red y su punto de vista es totalmente comprensible. Pero si observamos con detenimiento el frenético ritmo de vida que llevamos y cómo vamos haciendo adaptaciones de todo constantemente, en una búsqueda incesante de equilibrio dentro de esa vorágine, sobresale el hecho de que en occidente las cosas son de otro modo.
Analicemos entonces el asunto desde un ángulo más neutral y próximo a nuestra sociedad.
– Nada reemplazará nunca la experiencia y los beneficios que supone asistir a una clase presencialmente; desde la voz del profesor, las correcciones táctiles que hace, el entorno adecuadamente acondicionado, o la hermosa energía de grupo que se genera.
El yoga online no es un sustitutivo de tu centro de yoga, o las clases que tomas en el gimnasio; siempre que puedas ir personalmente será mejor para ti. Es importante dejar claro este punto y entender que no es lo que se pretende.
– El yoga online es un complemento para tu práctica y surge de la necesidad de optimizar el tiempo lo mejor posible y de querer profundizar en ella con guía.
Hay muchísimas personas que por su agenda laboral no logran encontrar un hueco que coincida con los horarios de las escuelas, limitando la práctica a un día a la semana, o incluso anulándola, por lo que disfrutar de clases a través de internet se convierte en la opción perfecta para no perder el ritmo.
– A este perfil se suma gente que viaja con mucha frecuencia y personas cuya logística es poco cómoda, aquellos que viven en el campo, o trabajan en oficinas a las afueras de la ciudad, con horarios apretados y muy poco benévolos con la vida privada.
– Por último, están las mamás y los papás en época de embarazo y crianza, teniendo que adaptar sus vidas a ese precioso pero exigente período, que resta tantísimo tiempo personal.
Para todos ellos y para ti, si te identificas con alguna de esas características, o tienes una vida hiperactiva que condiciona en exceso tus tiempos, es el yoga online.
Desde aquella tarde en el estudio de pintura me convertí en usuaria habitual de esta herramienta, para mí ha sido un verdadero hallazgo y como profesora me ayuda a renovar la inspiración, reciclar, motivarme y también a descansar la mente.
Internet se ha convertido en un poderoso instrumento de divulgación y te ofrece la oportunidad de llevar a tu salón, dormitorio de hotel, trabajo, o donde quiera que estés las clases de cientos de profesores maravillosos, que tanto tienen que enseñar y cuyas clases presenciales quedan, en muchos casos, a varios aeropuertos de distancia. ¿No es una gran noticia poder disfrutar de esas clases a través de tu portátil? A mí me es de gran ayuda y me inspira cuando más lo necesito.
Si he logrado despertar tu curiosidad, te invito a realizar una de mis clases abiertas favoritas en el canal de Aomm.tv en youtube. Pincha aquí.
Me encantaría estar un poco más cerca de ti a través de mis clases, darte nuevas ideas y abrir un poco más el espectro de tu práctica de yoga. ¡Disfrútala y nos vemos en las redes sociales!
