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La Re-evolución de los Ángeles: Un Nuevo Paradigma Espiritual

La Re-evolución de los Ángeles: Un Nuevo Paradigma Espiritual

¿Seres de luz?

Durante milenios los humanos hemos tenido un concepto de los seres de luz, casi totalmente apegado al concepto religioso europeo o asiático. Mensajeros o Dioses, así se les describe desde las religiones abrahámicas (Judaísmo, Cristianismo e Islam) y esto ha sesgado en gran manera no solo la idea que tenemos de ellos, sino también, aunque no lo creamos, de la ayuda que estos seres nos puedan brindar.

Y es que, el concepto de espíritus que protegen a cada ser humano va mucho más allá de las ideas greco romanas, compartiendo esta misma idea con las religiones africanas o nativas del “Nuevo mundo” como fueron llamadas las américas y países antillanos hace algunos siglos. Un ejemplo claro es el animismo Bantú, una creencia africana que dota de “anima” o “alma” todo objeto conocido, reservándoles cualidades y poderes mágicos. Ya que tanto objetos, como seres vivos y muertos mantendrían esos mismos “poderes” incluso más allá de la vida terrenal, lo correcto desde esa visión es no desentenderse del todo de quienes hicieron parte de este mundo, teniendo como recompensa su protección y favores. Cómo lo dice Carlo Liberio del Zotti en su obra “Brujería y Magia en América”:

 

“La mejor manera de formalizar éstas relaciones, que pueden unir al Mu-Ntu de un fallecido con varios descendientes suyos, es “fijarlo en la cabeza”, de cada uno de éstos, como Guía espiritual…De este modo, cada hombre posee algo muy parecido a lo que podría considerarse un Ángel de la Guarda. No es preciso que el “Guía” sea siempre un antecesor: con mucha frecuencia se da el caso de “fijar en la cabeza” de las personas el Mu-Ntu desencarnado de algún hechicero, de algún jefe o guerrero famoso, etc.También es posible que el Guía sea un Ki-Ntu, o sea, un espíritu no humano”

¿Espíritus guerreros?

Y es este, un punto común que parece haber resucitado de la época misma de la conquista uniendo dos visiones tan irreconciliables en una sola: ahora los ángeles no son solo los seres creados por Dios desde la perspectiva del Génesis, sino también, espíritus guerreros enfundados en trajes militares (San Miguel arcángel) o sanadores famosos (San Rafael arcángel). Lo son nuestros ancestros fallecidos como por siglos se ha celebrado en países tan disímiles como México o Japón. También lo son, no solo nuestros ancestros en exclusiva, sino además conocidos, amigos, o quienes en algún momento se hayan cruzado en nuestro destino para dejarnos alguna lección, o enseñanza evolutiva o kármica.

¿Seres inderdimensionales?

Siglos y siglos de contradicción cultural y religiosa, que finalmente converge en una re-concepción de estos seres, y en uno de los más hermosos regalos que como humanos hemos recibido: entidades que con un amor infinito, están a tan solo pasos o segundos de brindarnos su ayuda, ya que son atemporales y posiblemente interdimensionales en su naturaleza. Son precisamente estas características muy usadas desde los colectivos espiritualistas desde hace ya varias décadas (por supuesto de la mano de autores grandemente reconocidos como el suizo Erich von Däniken en magistrales obras como “Recuerdos del futuro” o “Los carros de los dioses”) las que incluso, han acercado temerariamente las ideas de los antiguos dioses con seres que ya no encajan con los atributos que la tradición les asignaba.

Que un escritor o artista lo exponga de manera tan innovadora no es de extrañar, lo realmente inédito ocurrió este mismo año (enero de 2024) cuando en una sesión clasificada del congreso de los Estados Unidos, el congresista republicano por el estado de Missouri Erick Burlison afirmó que los OVNIS podrían ser “Ángeles extradimensionales.” Esto se suma a las palabras de otro representante republicano Tim Burchett, quién recientemente también expresó que “los Ovnis están en la Biblia” haciendo una invitación a leer el libro de Ezequiel en donde se relata su “abducción” y subida al cielo. Un relato calcado al que podemos encontrar en el libro de Enoch en donde según dicen al ser llevado al cielo “dejó de contarse entre los números de los hombres.”

 “Lo que digo es que cuando se empieza a hablar de cosas de esa naturaleza, que son extradimensionales, bueno, en muchas escrituras diferentes, incluyendo la Biblia, y otras, esa es realmente la forma en que se describe a los mensajeros de Dios o, ya sabes, a los ángeles”.

 “Puede que no encajen exactamente en la narrativa bíblica, pero siempre que uso el término ‘ángeles’, para mí, es sinónimo de un ser extradimensional

Erick Burlinson

¡Extradimensional! o que se comienza a percibir la idea de un ángel, como una energía que es capaz de trasportarse a través del universo, de manera inmediata (¿por los agujeros de gusano o puentes Einstein-Rosen?) y sin necesariamente seguir las leyes de la física en cuanto al tiempo se refiere (pues para ellos el tiempo es no-lineal). De esta forma, es que apenas iniciando el segundo decanato del siglo XXI, ya se contemplan dentro del mismo grupo nombres tan disímiles como  “ancestros”, “guías espirituales” “maestros de luz”, “doble cuántico” o “equipo galáctico.” ¿Qué otros conceptos se unirán a esta idea de protectores celestiales? ¿Estamos ante un momento único en el despertar espiritual del ser humano? o ¿Será acaso que al fin, la evolución espiritual está dando por fin el gran e inevitable paso hacia “La gran revolución” tanto como lo hicieron en el siglo XX la tecnológica y en el XVIII la industrial?.

 

De lo único que estoy plenamente convencido, es que sea de donde fueren, siempre estaremos protegidos y acompañados por Invisibles inteligencias que no nos piden entenderlos…sino tan solo darles la oportunidad de permitirles su ayuda.

¿Estás dispuesto? Si quieres saber más sobre la historia de los ángeles y cómo conectar con ellos en tu vida diaria, haz clic aquí.

Ángeles


Niños Arcoíris: claves para reconocer su esencia espiritual

Los niños arcoíris son una generación espiritual con una energía luminosa, expansiva y profundamente amorosa. Suelen mostrar una gran alegría de vivir, una alta sensibilidad emocional y una sorprendente capacidad para adaptarse sin perder su esencia. En este artículo exploramos quiénes son estos niños, cómo surgió el concepto y de qué manera podemos reconocer su presencia en nuestra vida cotidiana.

Tabla de Contenidos

¿Qué son los niños arcoíris?

Los niños arcoíris son almas que encarnan una frecuencia vibratoria muy elevada, caracterizada por la alegría, la compasión y la presencia amorosa. Se considera que comenzaron a llegar a partir del año 2000, como una nueva etapa evolutiva en la conciencia humana. Su energía no está marcada por la corrección del pasado, sino por la manifestación de nuevas posibilidades para la humanidad.

A diferencia de los niños índigo y cristal, que llegaron con misiones de transformación o sanación, los niños arcoíris no cargan con karma personal ni colectivo. Esto les permite vivir con una ligereza emocional poco común, fluyendo con naturalidad en situaciones donde otros podrían sentir bloqueo o resistencia. Su alma refleja una confianza profunda en la vida y una visión positiva del futuro.

Además, tienen una conexión innata con el momento presente. Son espontáneos, amorosos y generosos, y su sola presencia puede cambiar el estado emocional de quienes los rodean. No necesitan confrontar ni argumentar para influir; lo hacen a través de su coherencia energética y su actitud luminosa frente al mundo.

Historia y evolución del concepto de niño arcoíris

El concepto de niño arcoíris surgió a partir de la observación de ciertas características poco comunes en niños nacidos en las últimas dos décadas. Padres, educadores y terapeutas notaron patrones de comportamiento marcados por una sensibilidad extrema, una alegría inusual y una facilidad natural para perdonar y adaptarse. Estas cualidades despertaron el interés por comprender si estábamos frente a una nueva generación espiritual con un propósito distinto al de generaciones anteriores.

Esta definición se consolidó gracias a observaciones de canalizadores, terapeutas holísticos y maestros espirituales, quienes coincidieron en que estos niños llegaban con una misión distinta: no sanar el pasado, sino anclar una nueva frecuencia vibratoria basada en la alegría y el amor incondicional. Su aura, según estas fuentes, no tiene un solo color dominante, sino que muestra matices múltiples, como si llevaran un arcoíris energético en su campo sutil.

Con el tiempo, el concepto se fue afinando al observar cómo estos niños respondían con generosidad, perdón y entusiasmo, incluso en contextos difíciles. No buscan cambiar el sistema desde la lucha ni cuestionar estructuras, sino inspirar nuevas formas de vivir a través del ejemplo. Son parte de una nueva conciencia que no reacciona desde la defensa, sino que actúa desde la creación.

Niños Arcoiris

10 cualidades esenciales de los niños arcoíris

Los niños arcoíris poseen una combinación de rasgos únicos que los diferencian claramente de otras generaciones espirituales. Su energía alegre, resiliente y compasiva se manifiesta desde temprana edad y deja una huella profunda en quienes los rodean. A continuación, compartimos diez cualidades que reflejan su esencia:

  • Alegría natural: Irradian entusiasmo sin razón aparente. Su energía eleva el estado emocional de quienes los acompañan.
  • Capacidad de perdón: No guardan rencor ni se aferran al conflicto. Tienden a soltar las emociones negativas con facilidad.
  • Adaptabilidad emocional: Se sienten cómodos en entornos cambiantes. Afrontan lo nuevo sin miedo ni rigidez.
  • Conexión con el presente: Viven intensamente el aquí y ahora. No suelen preocuparse por el pasado ni anticipar el futuro.
  • Amor expansivo: Muestran afecto con libertad y sin condiciones. Su amor no distingue jerarquías ni expectativas.
  • Alta sensibilidad energética: Perciben el estado emocional de las personas y los ambientes. Esto les permite responder de forma empática y acertada.
  • Intuición activa: Toman decisiones basadas en una percepción interna profunda. Confían en sus sensaciones sin necesidad de justificaciones lógicas.
  • Espontaneidad auténtica: Se expresan sin filtros ni máscaras. No intentan encajar, simplemente son ellos mismos.
  • Creatividad libre: Disfrutan de explorar ideas, arte y juegos sin estructuras. Su creatividad está guiada por la inspiración y no por el resultado.
  • Mente no competitiva: No buscan sobresalir ni ganar por encima de otros. Su motivación está orientada a compartir y colaborar.

Desafíos comunes que enfrentan los niños arcoíris

Aunque su energía es elevada y positiva, los niños arcoíris también enfrentan dificultades en su proceso de adaptación al mundo. Su sensibilidad extrema puede hacerlos vulnerables a ambientes ruidosos, tensos o emocionalmente cargados. Absorben con facilidad las emociones de los demás, lo cual puede provocarles agotamiento, ansiedad o cambios bruscos de humor si no cuentan con un entorno contenedor.

Otro desafío frecuente es la dificultad para comprender normas que les parecen arbitrarias o limitantes. Su mente no convencional y su conexión con el presente los lleva a cuestionar estructuras rígidas, especialmente en contextos escolares o familiares poco flexibles. Esto puede generar tensiones con figuras de autoridad y hacer que sean etiquetados como distraídos, desobedientes o poco comprometidos.

Además, su manera espontánea y amorosa de relacionarse a veces no es comprendida por quienes esperan respuestas más formales o conductas previsibles. Pueden ser considerados “demasiado sensibles” o poco realistas en su visión de la vida. Por eso, brindarles espacios donde puedan expresarse libremente, sentirse aceptados y desarrollar su intuición es fundamental para que puedan sostener su frecuencia sin desconectarse de sí mismos.

Cómo reconocer a un niño arcoíris

Reconocer a un niño arcoíris implica observar ciertos comportamientos y rasgos energéticos que se manifiestan desde una edad temprana. Estos niños no solo destacan por su alegría y sensibilidad, sino también por su forma libre y amorosa de interactuar con el mundo. A continuación, te presentamos cinco señales clave para identificarlos:

  • Alegría contagiosa: Suelen estar de buen ánimo y buscan compartirlo con otros. La felicidad parece ser su estado natural.
  • Fácil adaptación: Se integran rápidamente a nuevos entornos y personas. Su flexibilidad emocional les permite fluir sin resistencia.
  • Afecto espontáneo: Demuestran cariño sin esperar algo a cambio. Tienen gestos de amor incluso con desconocidos.
  • Mirada luminosa: Sus ojos reflejan claridad, entusiasmo y presencia. Transmiten una sensación de confianza inmediata.
  • Intuición activa: Perciben lo que ocurre más allá de las palabras. Suelen anticiparse a lo que otros sienten o necesitan.

Comparativa entre niños índigo, cristal, arcoíris y diamante

Cada generación espiritual representa una etapa distinta en la evolución de la conciencia humana. Los niños índigo, que comenzaron a nacer en los años 70, llegaron con una energía fuerte, cuestionadora y transformadora. Vinieron a romper estructuras obsoletas y a denunciar las incoherencias del sistema desde una mirada crítica y decidida.

Luego surgieron los niños cristal, alrededor de los años 90, con una energía pacífica, empática y sanadora. En lugar de confrontar, buscan armonizar. Representan la compasión en acción y tienen una sensibilidad que los conecta profundamente con la naturaleza, las emociones y la espiritualidad. A partir del 2000, emergen los niños arcoíris, cuya misión es integrar y manifestar una nueva frecuencia a través del amor, la alegría y la aceptación.

Más recientemente, se habla de los niños diamante, nacidos después de 2008, quienes muestran una conexión espiritual aún más profunda y una percepción clara del propósito de su alma. Estos niños combinan sabiduría, presencia y una capacidad natural para manifestar realidades desde la conciencia. Para comprender mejor cómo estas generaciones se interrelacionan y qué papel cumple cada una, recomendamos ver el documental La Evolución Índigo, disponible en Gaia.

El papel de los niños arcoíris en el despertar colectivo

Los niños arcoíris no vinieron a cambiar el mundo desde la lucha ni a sanar las heridas del pasado. Su propósito es elevar la frecuencia del entorno a través de su simple presencia. Son semillas vivientes de una nueva forma de estar en el mundo: más conectada con el corazón, con el aquí y ahora, y con una visión que integra sin juzgar.

Su influencia se manifiesta en los pequeños actos: una palabra amorosa, un gesto compasivo, una risa que aligera un ambiente tenso. No necesitan imponerse para transformar, porque su vibración habla por sí sola. Al conectar con ellos, muchos adultos redescubren su sensibilidad, su autenticidad y su capacidad de asombro.

En un mundo que aún atraviesa procesos de conflicto, polarización y desconexión, los niños arcoíris nos recuerdan que el cambio profundo no viene del esfuerzo constante, sino de una presencia coherente y luminosa. Ellos son el reflejo de lo que podemos llegar a ser cuando vivimos desde el amor, y su papel es esencial en la construcción de una nueva conciencia colectiva.

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