Mantén el espíritu de Año Nuevo

Mantén el espíritu de Año Nuevo
By: Noelia Quiroga | Jan. 11, 2016
La lluvia repiquetea sobre el cristal de mi ventana. Purifica, limpia los restos de pasado reciente, de año viejo que se resiste a morir. Dentro, en casa, mi regalo de Reyes espera al pie del abeto. Deshago lazos, rasgo papel, cruje emocionante el celofán… ¡Aquí está!… Maravilloso, ilusionante y con olor a recién nacido…¡El año 2016!.
El nuevo juguete entre mis manos ofrece múltiples posibilidades…¿Cómo decidirme si de pronto he encontrado en mi interior el impulso necesario para tantas cosas?.
Confieso, yo también he caído muchas veces en la dulce trampa del mes de enero (vale, en la de las rebajas también ;)). Llenar mi agenda mental con tantos proyectos y buenas intenciones destruía la posibilidad de cambio real. ¿Resultado? Muerte prematura en febrero bajo el peso del: gym martes y jueves, piscina sábados, matrícula en la Uni, francés los lunes, viernes de inglés, cocina japonesa cada 15 días, viajar mucho, dormir más, las películas/libros pendientes, ver con frecuencia a amigos/familia, encontrarme casualmente al príncipe azul, dejar de hacer listas y simplemente vivir…
Tres cosas importantes y sencillas que aprendí:
1) Las personas necesitamos inicios (el del año, la primavera, el colegio, las vacaciones…) que nos permitan hacer borrón y cuenta nueva, re-ilusionarnos y crecer. Desgraciadamente, muchas veces, no logramos mantener en el tiempo ese espíritu positivo.
2) Creemos, ingenuamente, que el único equipaje necesario para esa nueva etapa es nuestra lista de buenos propósitos bajo el brazo. Olvidamos que perseverar es el único modo de lograr nuestras metas.
3) Afilar el lápiz de las buenas intenciones para elaborar una gran lista de objetivos no solo es contraproducente y estresante, sino que, a la larga, mina nuestra autoestima al no conseguir todo aquello que nos hemos propuesto.
Pequeña ayuda:
– Reflexiona sobre tus propósitos ¿cuántos son realizables desde un punto de vista realista?Analiza con la cabeza fría el tiempo, dinero o esfuerzo que podrás invertir en la consecución de tus objetivos, y si esto será suficiente para lograrlos.
– Sé sincero ¿cuántos son tus verdaderos deseos y cuántos son los deseos de otros que has adoptado como propios?
– Siente. Los anhelos auténticos siempre emocionan. Escúchate. ¿Sientes o no sientes esas hormiguillas estomacales de emoción? Desecha objetivos que no te produzcan ni frio ni calor.
– Una vez reducida tu lista (¡por escrito siempre mejor!) a uno, dos o tres propósitos, enfócate en ellos con todos tus sentidos. Tenlos mental y físicamente presentes (nota con imán en nevera, fondo de pantalla en ordenador…) para que te recuerden que la ilusión que te movió a elegirlos a principios de año es la misma que te ayudará a mantenerlos 365 días.
¡Feliz Año! Gran abrazo de osa y ¡sonríe!
Yoga para el solsticio de invierno

El solsticio marca el inicio del invierno, una época del año en la que la oscuridad y el frío exterior incitan a la búsqueda del calor y la luz interior. Es la estación del año en que el cuerpo necesita más descanso y horas de sueño, además de alimentos que lo nutran y calienten en profundidad. El elemento que rige el invierno es el agua, relacionado con el chakra y con los riñones y la vejiga.
Aunque el descanso es necesario, es muy importante no descuidar nuestro cuerpo. La práctica de yoga es especialmente beneficiosa por los movimientos armoniosos y fluidos y debido a la producción y liberación de hormonas como las endorfinas, que aportan una sensación de alegría y bienestar.
Hoy te proponemos una secuencia especial para celebrar la llegada del invierno y preparar tu cuerpo para los fríos días que se avecinan. Trabajaremos posturas que armonizan la energía en Svadhisthana chakra, que masajean y mejoran el funcionamiento del aparato genito-urinario, combinadas con asanas de descanso, que invitan a la introspección.
1. Comenzamos en Balasana o la postura del niño. Sentado sobre los talones con el tronco plegado sobre los muslos. La frente apoyada en el suelo y los brazos descansando orientados hacia atrás. Respira profundamente, sintiendo como todo tu cuerpo responde a esta actitud.
3. Gato – Vaca. Coloca las palmas de las manos en el suelo y levanta los glúteos de los talones, llevando el tronco paralelo al suelo. Al ritmo de tu respiración desentumece tu cuerpo redondeando la espalda al exhalar y arqueándola al inhalar. Realiza el movimiento lento, al ritmo que invita la estación en la que nos adentramos.
4. Adho Mukha Svanasana o el perro mirando al suelo. Apoya los dedos de los pies en el suelo e inhalando eleva la pelvis hacia el cielo, estirando piernas y brazos. Desciende los talones al suelo y orienta el coxis al cielo. Deja caer la cabeza relajada entre los brazos y nutre la postura con una respiración profunda.
5. Vrksasana o postura del árbol. Lleva los pies entre las manos y con las piernas ligeramente flexionadas estírate hacia arriba. Lleva las manos delante del pecho en un mudra de oración. Manteniendo la pierna derecha extendida, dobla la izquierda y lleva el pie hacia arriba deslizándolo por el interior de la pierna derecha. Apoya la planta del pie en el muslo (cara interna) o por debajo de la rodilla, abre la cadera y lleva la rodilla izquierda hacia la izquierda. Mantén tu árbol durante 5 o 6 respiraciones, deshaz la postura lenta y controladamente y repite con el otro lado.
6. Virabhadrasana I. Ve hacia atrás en tu esterilla y da un gran paso hacia delante con el pie derecho. Inhalando eleva los brazos por encima de tu cabeza y al exhalar flexiona la rodilla derecha orientando el coxis al suelo y mira hacia arriba. Respira profundamente para ayudarte a mantener Virabhadrasana I con el pecho bien abierto. Después regresa atrás y repite todo el proceso con el otro lado, es decir adelantando el pie izquierdo.
7. Salabhasana o postura del saltamontes. Túmbate en el suelo boca abajo, coloca bajo tu cuerpo los brazos y codos bien juntos, cierra los puños con los pulgares dentro y lleva el mentón al suelo y la barbilla hacia delante. Respira al tiempo que estiras la pierna derecha, en la siguiente inhalación eleva la pierna bien extendida sin oscilar el cuerpo hacia un lado. Desciende y repite con la otra pierna. Ahora vas a elevar las dos piernas a un tiempo, ayúdate de tus brazos apoyados fuertemente en el suelo, y de tu respiración, ahora más enérgica y audible. Desciende, relaja los brazos y la cabeza.
8. Lleva los glúteos hacia los talones y descansa en Balasana o postura del niño.
9. Ustrasana o postura del camello. Incorpórate lentamente, y levanta los glúteos de los talones, apoya las manos en los talones o en los bloques que habrás colocado a los lados de tus pies. Lleva la pelvis hacia delante, arqueando tu espalda, y llevando la cabeza hacia atrás para mirar el cielo y hacer el arco más profundo. Haz varias respiraciones profundas en Ustrasana, abriendo bien el pecho y después deshaz la postura y vuelve a sentarte sobre los talones.
10. Baddha konasana. Siéntate en el suelo, junta las plantas de los pies delante de ti e inclina tu tronco hacia delante intentando mantener la columna estirada. Apoya las manos en los pies y relaja completamente todo el cuerpo.
11. Halasana o postura del arado. Incorpórate y túmbate boca arriba, con todo el cuerpo estirado. Dobla las rodillas y apoya los pies en el suelo. Al exhalar estira las piernas arriba, eleva la pelvis y el tronco y lleva los pies y las piernas por detrás de tu cabeza, hacia el suelo. Si no llegan tus pies al suelo, puedes apoyarlos en una silla o taburete (que habrás colocado previamente). Apoya las manos en tu espalda, más tarde entrelazarás los dedos y estirarás los brazos en el suelo para perfeccionar Halasana. Mantén la postura con una respiración lenta y después deshaz cuidadosamente, bajando la espalda poco a poco al suelo.
12. Descansa en Savasana o postura del cadáver.
¡Feliz solsticio!
Te recomendamos la clase de Diana Naya ‘Flow invernal’, la encontrarás en este enlace. O esta otra práctica guiada por Isabel Ward, 'Preparate para el invierno'.