Vivir desde la amabilidad

Vivir desde la amabilidad
By: Rocío Macías | Nov. 30, 2016
Queridos caminantes.
Desde hace ya algún tiempo me propuse dejar de “meterme tanta caña” y vivir en primera persona esto de la amabilidad. Fue entonces cuando llegó a mi vida el Camino del Perdón. Pero… ¿qué es esto del perdón? Alguna vez habéis dicho “¿¡Estoy hart@, no puedo seguir así. Tengo que hacer algo con mi vida!?” Seguro que muchos lo habéis intentado y por eso habéis iniciado prácticas como el yoga y la meditación, intentando ser más felices y amables con vosotr@s mismos y los demás.
Pero, realmente, ¿qué significa amabilidad, ser amable? Lo primero que hice fue ir a buscar su definición a la Real Academia de la lengua española y allí estaba el significado de “amable” mirándome directamente al corazón.
Amable significa “dign@ de ser amado”.
Al leer estas palabras algo dentro de mí se movió. Me di cuenta de que cada vez que no había sido amable conmigo o con el que parece “otr@ estaba diciendo, no soy/eres dign@ de ser amad@”. Así que me di cuenta de cuántas veces me atacaba mentalmente a mí y a otr@s.
¿Cuántas veces hemos oído esto de que soy amor? En caminos espirituales millones de veces, ¿verdad querido lector@? Pero… ¿realmente me he parado a sentirlo, a vivenciar lo que significa? Cada vez que no siento Amor hacia mí o el otro se produce un golpe interno, una bofetada a mi identidad y esto es no ser amable, significa que no me/te considero dign@ de ser amado. ¿Somos conscientes de lo mucho que duele esto, del daño que nos hacemos, del ataque que supone? Hay algo dentro que se cierra, que se constriñe, que se tensa, que se aisla, hay un gran NO con todos sus efectos secundarios.
Y ahora viene la segunda parte de la historia, igual de sobrecogedora para mí que cuando leí el significado de amable.
¿Qué hacemos cada vez que no estamos a gusto con nosotros o con los demás?
Cuando no estamos contentos intentamos perfeccionarnos, mejorarnos, y por cierto, generalmente de un modo muy poco amable. Eso que decía antes de “darnos caña”. No nos consideramos dign@s así que buscamos esa perfección de nuestro personaje o del personaje del otro, es decir de nuestro pequeño “yo”. Y creemos que esa es la solución, mejorar nuestro comportamiento, nuestro trabajo, nuestra pareja, nuestra vida humana y mortal.
¿Y qué sucede? Puede ser que durante un tiempo funcione y te pongas medallas por tus logros conseguidos a través de la exigencia y el esfuerzo. Y de nuevo vuelves a fallar, suena la alarma, has perdido el primer puesto del pódium y comienza a girar la rueda, me ataco o ataco a otro porque soy/eres un error o insuficiente y buscamos la manera de poner embellecedores (otra vez) a la carcasa con la que nos identificamos. Pero, ¿sabéis qué? Sólo funciona por un breve lapso de tiempo hasta que la trampa, el engaño, sale a la superficie y me vuelvo a encontrar de nuevo en el vacío, en la sensación de soledad, de carencia, de insuficiencia…
Todo este sobreesfuerzo para intentar mejorar al pequeño yo es en vano, es una lucha de perfeccionismo imposible. Intentamos mejorar una identidad que no nos corresponde, que no es nuestra, intentamos solucionar un error desde el mismo nivel de conciencia que lo creó. Desde ahí no hay salida. El personaje, el yo pequeño con su historia y sus disfraces, jamás podrá ser perfecto. Le estamos pidiendo y exigiendo a lo limitado que sea ilimitado, que sea la perfección. Esta lucha es imposible y por mucho que hagamos yoga o meditemos jamás lograremos que nuestros pequeños avatares sean perfectos y se iluminen. El personaje no se ilumina.
Sólo hay una salida, ir directamente a lo que ya ERES, a sentir que eres digno de ser amad@, a ser Amor, caminando directamente hacia tu verdadera identidad. Esa es la única salida, la única manera de ser amable: renunciar a fabricar una imagen de lo que creo ser, dejar de atacarme con la etiqueta de limitado y aceptar y reconocer la grandeza que SOY. Éste es el único gesto que me da la Libertad y la Verdad amanece en Mí, mi auténtica identidad. Sólo si suelto mi pequeño “yo” podré amar completamente y ver que soy perfecto, que el SER simplemente ES y no necesita ser mejorado. Y cuanto más radical (ir a la raíz) soy en mi verdadera identidad, en el Amor que SOY, mayor amabilidad habrá en mi vida.
Mi auténtica identidad abraza esta experiencia humana, abraza al personaje y su discurso pero no lo da por cierto, ya que sólo el AMOR es real. Amig@, todo ésto sólo puede darse en el silencio, a través de la meditación como ese encuentro con tu Esencia, el Encuentro Íntimo con tu Divinidad.
Si quieres aprender qué es esto de “Vivir desde la Amabilidad” y aprender herramientas para “desprogramarte”, te invito al Retiro-Vivencial del 06 al 10 de diciembre, que lleva el mismo nombre y que se realiza en un enclave maravilloso como es el Valle de “El Baztán”, en Navarra, a través del Yoga, Meditación, Mindfulness y sobre todo bañado por la Mirada Amorosa del camino del Perdón. Tendremos el lujo de ser acompañados, además, por la música, vibrando desde el corazón, del grupo Adama que acompañará día a día desde los cuencos, gongs y mantras siendo nuestra “banda sonora” en las clases de yoga, en meditaciones y en dinámicas de movimiento. La organización la lleva en este caso Ayu-Maya (Eventos desde el Corazón).
¡Date el regalo del verdadero descanso, rendirte en los brazos del SER!
Mantras - Vibra con el Universo

Vivimos en un mundo sonoro. El sentido del oído nos sitúa y nos ayuda a percibir lo que nos rodea y también a conectar con nosotros mismos. Hablamos, cantamos, el ritmo y la música son una extensión de nuestro poder de comunicación, expresión e instinto puro.
El sonido está ligado a la humanidad desde la prehistoria y ha sido una herramienta de comunicación presente en nuestro cuerpo a través de la voz y los gestos. En la naturaleza se manifiesta en infinitas expresiones y ha sido utilizado para sanar en múltiples culturas, asimilando la vibración del sonido como una fuerza del universo en sí misma.
La primera aparición de la palabra Mantra se halla en el “Rig Veda”, el texto más antiguo de India, que data del segundo milenio a.C. Sus primeros significados eran: “instrumento de pensamiento, oración, ruego, o canción”; es un término sánscrito cuya traducción literal es man-mente y tra-liberar, lo que libera la mente.
A grandes rasgos, podría decirse que los Mantras son sonidos compuestos por sílabas, fonemas, palabras, o grupos de palabras enlazadas, que entonadas rítmicamente crean una vibración en el cuerpo y en la mente que nos ayuda a sosegarnos, a encontrar concentración y a equilibrar nuestra línea de pensamiento.
La primera vez que se escucha un Mantra, si no se está familiarizado con el tema, o no se tiene práctica alguna de yoga, es fácil hacer una relación errónea con elementos religiosos y por lo tanto activar el mecanismo de los prejuicios.
Aunque el origen de los mantras es manifiestamente espiritual, no es necesario ser hinduista, budista, o pertenecer a ningún credo para poder disfrutar de los beneficios de esta técnica milenaria que tanto bien puede aportarnos.