El poder de la visualización

El poder de la visualización

El poder de la visualización


By: María F. Sanz Gómez  |  Dec. 30, 2016

Mi lista de deseos para el 2017

Si quieres que se cumplan tus deseos más soñados para el año que está a punto de comenzar, la receta es muy sencilla: coge lápiz y papel y escribe una lista de los 10 objetivos o deseos que quieres que se hagan realidad a lo largo del año. Numéralos del 1 al 10 por orden de importancia, recuerda que el primer deseo tiene que ser siempre el primero que necesites que se cumpla, y tienes que formularlo hasta que lo hayas logrado; escríbelo en tiempo presente, que sea una frase afirmativa y corta (sin utilizar un “no “); puede ser de forma generalizada o bien más concisa, centrado en algo más concreto, te dejo algunos ejemplos:

  • Tengo salud y prosperidad
  • Todo lo que emprendo es un éxito
  • Alcanzo el bienestar y la serenidad
  • Adelgazo 4 kilos
  • Apruebo mi examen
  • Etc…

Cuando hayas logrado el primer deseo, comienza a trabajar con el siguiente, que sería el segundo de tu lista, y así sucesivamente…no olvides priorizar lo que es más importante en tu vida en ese momento para ti.

En Yoga, estos ejemplos de resoluciones personales, las denominamos Sankalpa, la trabajamos al finalizar cada sesión, en la posición de Savasana (asana del cadáver) cuando hemos alcanzado un nivel óptimo de relajación y nuestra mente se encuentra en estado Alfa, un estado entre el sueño y la vigilia muy similar a cuando nos despertamos por la mañana o nos vamos a dormir durante la noche.

Para ello, cuando ya tengas tu Sankalpa elegido, enciende tu pantalla mental y repite tu Sankalpa 3 veces (recuerda, siempre el mismo hasta que se cumpla…) y lo visualizas, como si ya fuera realidad, como si fueras el protagonista de tu película, identificando las sensaciones que te produce haberlo alcanzado. Ten en cuenta que tu mente no distingue entre lo que es real y lo que le estás proyectando…así que cuantas más veces al día lo proyectes, más lo impulsas… si además lo haces con todo tu ser y desde tu corazón, en breve comprobarás la magia de la visualización.

Así que cierra tus ojos, enciende tu pantalla mental y ¡pon tu energía a trabajar¡ Feliz y Venturoso 2017. Namasté


 

María F. Sanz Gómez

Instructora de Yoga, certificada por la Federación Europea de Yoga Pilates y Fitness (FPEF), fundadora del Estudio de Yoga Yam Yoga.
La disciplina que practico desde hace 10 años, por mi carácter, ritmo de vida y aficiones deportivas es Vinyasa Yoga, combino también con sesiones de Yoga Nidra; Yoga Kids y Yoga para Adolescentes. Sigo formándome continuamente en talleres y absorbiendo todos los textos que pasan por mis manos.


 



Meditar no es dejar la mente en blanco

Hay muchos malentendidos acerca de la práctica de mindfulness o Atención Plena, especialmente entre aquellas personas que desde hace poco dedican unos minutos al día a meditar y creen que consiste en sentarse a respirar y dejar la mente en blanco. Esta equívoca idea genera mucha frustración entre los principantes, ya que el cerebro humano funciona como una antena que constantemente recibe información.

Meditar no consiste en apagar el pensamiento, sino en observar cómo funcionan los hábitos de nuestra mente, y qué emociones provocan. Si perseveramos, poco a poco crearemos un espacio de desidentificación con el pasado y el futuro que nos permitirá dirigir la atención hacia el momento presente. La respiración puede servir de guía o ancla cuando nos sentamos a meditar, pero siempre aflorarán pensamientos que hay que dejar pasar. Hay días en que la mente se mostrará más agitada, no importa si llevamos dos días o veinte años practicando.

Lo más importante es la constancia, y sobretodo disfrutar la práctica en vez de esperar una transformación milagrosa. Precisamente, la Atención Plena consiste en salir de la ilusión del tiempo para experimentar plenamente el ahora, así que no te obsesiones con los resultados. También es fácil caer en otro malentendido: no debemos confundir la observación del ahora con el acto de pensar acerca del presente. El objetivo de la meditación, muy al contrario, es abandonar el espacio mental para poder sentir el cuerpo y las sensaciones sensoriales que nos regala la vida cada instante.

No es posible pensar y sentir al mismo tiempo. Por esta razón, cada vez que diriges tu atención al cuerpo y a la realidad circundante -sonidos, tacto, sabores, luz en movimiento- estás meditando. No es imprescindible que te sientes a meditar si te resulta tedioso, basta con que ejercites la facultad de dirigir tu atención hacia el momento presente, en vez de hacia aquello que ahora mismo no existe.

Esta facultad crece cuando la ejercitas: cada vez que sitúas tu atención en el aquí y ahora, estás reforzando tu capacidad de vivir plenamente. Además, la experiencia del momento presente activa las conexiones sinápticas vinculadas al bienestar y apaga las de la ansiedad. El mindfulness transforma nuestro cerebro; así lo han demostrado los expertos en neuroplasticidad.

No se trata de que practiques esta disciplina como si estuvieras en el ejército, por favor. Si sientes miedo, obsérvalo, acéptalo y abrázalo: una parte de ti te está llamando la atención porque quiere que te hagas consciente de ella y no la niegues. La aceptación, y sobretodo el dejar de emitir juicios acerca de lo que es bueno o malo, es el fundamento principal del descanso mental.

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