Elige tu Navidad

Elige tu Navidad
By: Noelia Quiroga | Dec. 23, 2015
Hace 35 años que colecciono navidades. Es una afición como otra cualquiera, hay gente que prefiere los cromos pero yo, cada año, asomo la punta de mi nariz desde noviembre para ver aparecer a la vuelta de la esquina mi nueva navidad…
Al inicio del álbum tengo las navidades naranjas de mis abuelos, tiernas y modestas, con gambas al ajillo y mucho amor. Luego están las de color azul miedo y soledad de mi nuevo hogar, frías de gritos y lágrimas, tiritando escondida bajo la mesa de mi habitación. Después las tengo violetas, incómodas y desubicadas. Las colecciono rojas pasión con príncipe del momento y futura rana del mañana. Verdes y frescas de carcajadas con amigos. Rosas de reencuentros y lazos con la familia lejana. Amarillas como veranos en otro país. Grises de ausencia que arrugan el alma… Y las de ahora, las Navidades Arco Iris que creo y elijo yo.
Tres cosas importantes y sencillas que aprendí:
1) Ninguna circunstancia o persona puede hacer que aborrezcas la navidad salvo que tú lo consientas y, cuando permites esto, eres un poquito menos dueño/a de tu vida.
2) Dejarse arrastrar por la melancolía es dar poder a unas fechas que por si mismas solo tienen el sentido que uno les quiera dar. Todos tenemos la capacidad de elegir el mejor significado para cada fecha y etapa de nuestra vida.
3) Las obligaciones nunca son sinónimo de felicidad. Liberarse de compromisos hace que comiences a disfrutar de estas fechas como realmente mereces. Engancharse a los “quiero” y desechar los “tengo” marca un antes y un después.
Pequeña ayuda:
– Entrena tu mente: visualiza tus navidades de la manera en la que te gustaría que transcurrieran. Imagina con todo lujo de detalles el ambiente, la comida, la compañía, la música, las conversaciones, los regalos…Saborea intensamente la sensación que estas navidades ideales provocan en ti. Verás como mágicamente este año todo es mejor.
– No te olvides nunca de toda la gente a la que quieres y que sigue aquí. Los que faltan en la mesa y en nuestra vida dejan un gran vacío, pero no permitas que la añoranza y la tristeza te impidan disfrutar de las personas que sí están y que merecen toda tu atención. Recuerda que habitas en el presente, no en el pasado.
– Haz listas navideñas con todas las pequeñas grandes cosas que puedes hacer para contribuir a que las navidades sean estupendas para ti y para la gente que te rodea: regalos originales, decoración especial, villancico improvisado, guerra de cojines con los niños, música sorprendente, disfraces, películas, menú sorpresa, mejor humor, más tolerancia, contar cuentos, abrazar fuerte, reír…
¡Feliz Navidad! Gran abrazo de osa y ¡sonríe!
El cuello en las posturas de yoga
El cuello es como el termómetro del cuerpo. Gran parte de la tensión física y nerviosa tiende a acumularse ahí; me atrevería a decir que se puede medir cómo está una persona observando esta zona.
Prácticamente todo pasa a través de él concentrando funciones físicas y emociones: es atravesado por el sistema nervioso, el aire, el alimento, es donde se genera la voz…
Son muchos los factores que generan presión cervical, prácticas deportivas, mala postura durmiendo y gestos cotidianos incorrectos de los que en general no somos conscientes. Como resultado la curva natural del cuello puede llegar a disminuir, e incluso perderse y se refleja después en irritaciones nerviosas y dolores.
Las vértebras cervicales son muy frágiles y tienen una movilidad excepcional, es el área más vulnerable de la columna ya que sujeta el peso de la cabeza, mientras permite una rotación muy amplia de la misma. Entre las piezas vertebrales pasan todos los nervios que recorren el hombro y el brazo hasta la mano, cualquier desplazamiento cervical puede provocar dolor o incapacidad funcional en estas partes.
En la práctica del Yoga debemos poner especial atención en el cuidado del área cervical, tanto en las posturas de inversión como en las extensiones de columna hacia atrás, las que más lesiones pueden ocasionar a largo plazo.
Asanas Invertidas: Sarvangasana, Halasana, Sirsasana.
La inversión ejerce una fuerte presión en los discos intervertebrales, especialmente en las cervicales y las lumbares, donde se localizan con frecuencia los problemas de hernia discal. Para ser capaces de gestionar correctamente la fuerza de la gravedad y evitar sus posibles consecuencias negativas se necesita una buena actividad muscular, trabajar el concepto de “alineamiento” creando conciencia del eje central del cuerpo, eliminando así los pesos inútiles de la postura y presiones incorrectas. Esto se traduce en brazos y abdomen fuertes para crear espacios y simetría en los empujes, creciendo hacia la verticalidad en lugar de comprimir los discos.
Si no tienes el tono muscular idóneo, o padeces alguna dolencia, entonces usaremos soportes como mantas o la ayuda de la pared, la intención es “descargar”.
Extensiones: todas las posturas que implican apertura de pecho.
La tendencia de practicantes de todos los niveles, e incluso profesores, es a perder la alineación del cuello en estas asanas. La espalda se arquea hacia atrás buscando una placentera expansión del tórax y solemos mirar hacia arriba para potenciar la sensación.
Sin embargo, ese gesto rompe por completo el espacio entre la base del cuello y la base del cráneo creando muchísima presión en los discos a la vez que reducimos alargamiento. Hay que aclarar que una extensión correcta se concentra en la zona dorsal y no en la cervical; es mejor mantener la mirada siempre hacia adelante y que la cabeza acompañe sin perder nunca la conexión con los hombros para no hacernos daño.
El concepto de espacio es fundamental. Crear espacios entre hombros y cuello es una instrucción que no solo se aplica a la ejecución del asana, sino a las posturas que adoptamos diariamente.
Pautas sencillas como tratar de aflojar los hombros, hacer giros suaves con la cabeza para movilizar las articulaciones y hacer estiramientos básicos de esa musculatura pueden mejorar la salud del cuello, es tan sencillo como dedicarle cinco minutos al día en tu lugar de trabajo, en el gimnasio, o donde estés.
Observar y tomar conciencia de aquellos hábitos que van poniendo tensión de más y prestar atención al efecto que puede tener una corrección precisa se traducirá en menos carga, fortalecimiento y menos molestias.
