Con la fuerza del águila

Con la fuerza del águila

Con la fuerza del águila


By: Carla Sanchez  |  Dec. 31, 2015

El artículo que sigue a continuación firmado por Carla Sánchez se encuadra dentro de la colaboración mensual que Aomm.tv hace con Yoga Journal. Fue publicado hace un año exactamente.

Este mes os presentamos una nueva práctica guiada por nuestra profesora Carla Sánchez. ¡Vigorízate con la respiración de fuego en movimiento, abre pulmones, abre el corazón y abre las alas del águila que llevas dentro para afrontar el año que empieza!

Puedes ver la práctica completa en este enlace.

Nos hemos familiarizado tanto con las palabras estrés y ansiedad, que parecen haberse vuelto condiciones intrínsecas al ser humano. La vida transcurre entre oleadas de exigencia en diferentes áreas, en las que pretendemos ser exitosos a toda costa, ya sea por presión social, personal, generalmente reflejada en el trabajo y a veces familiar. Como esto no es muy realista, un buen día la sensación de llevar una carga muy pesada se hace evidente, te sientes agotado, bajo de energía, desmotivado, e incluso sobrepasado…

Si te identificas con esta descripción, lo primero que hay que hacer es revisar aquello que de verdad podrías mejorar y cambiar para que todo sea más armonioso en tu día a día. Pero a veces toca soportar situaciones temporales que exigen muchísimo esfuerzo, como por ejemplo el comienzo de un negocio, el proceso de enfermedad de un familiar cercano, romper con tu pareja… circunstancias que a medio plazo probablemente sean estados pasajeros de tensión emocional y a la larga se equilibrarán, pero que en el momento requieren un plus.

Os proponemos acompañarnos en esta práctica inspirada en el dios Garuda, asociado a la figura del águila, al fuego, al sol y todo lo que estos elementos simbolizan. Conectar con su energía puede ayudarte a afrontar jornadas en las que vas a tener mucha presión, momentos difíciles, o períodos vitales especialmente intensos, en los que cualquier aporte extra de vitalidad es bienvenido. Haz acopio de fuerza, aviva tu coraje y llénate de valor para continuar con el trabajo, ese nuevo proyecto, o afrontar la situación complicada en la que estés. Practicando esta serie corta, además de no quitarte mucho tiempo, te conectarás con el guerrero o guerrera interior que hay en ti. Es especialmente adecuada practicarla por la mañana, así esa energía renovada durará todo el día.

La inspiración de Garuda

Garuda es una divinidad presente en el hinduismo, que también tiene sus manifestaciones en diferentes culturas en Asia, como Japón, o Indonesia, compartiendo muchas similitudes en su descripción.Todas coinciden en su majestuosa apariencia de águila (antropomórfica en el hinduismo) y en su gran fortaleza; su tamaño mítico podía tapar la luz del sol al abrir las alas y su brillo centelleante recordaba al fulgor del fuego o el astro solar. Simboliza la fuerza, la organización militar, la valentía y la destreza social, todas cualidades propias de un gran guerrero o un líder. Conectar con lo que representa Garuda aviva tu fuego interno y te prepara para afrontar cualquier adversidad.

Para mejorar la compresión de la clase que vas a hacer, (¡a estas alturas esperamos haber despertado tu curiosidad!), vamos a analizarla paso por paso, haciendo hincapié en los bloques más significativos que, por el ritmo que exige la serie, son difíciles de explicar durante la práctica.

– Se comienza sentados en Vajrasana, “postura del diamante o del héroe”, una postura que a veces es incómoda para los pies; puedes variar sentándote con las piernas cruzadas y hacer solo las respiraciones y los movimientos de brazos. Desde Vajrasana entramos en calor elevando la pelvis a la vez que se elevan los brazos al tomar aire y lo soltamos haciendo torsiones dinámicas a derecha e izquierda. Este movimiento trabaja la fuerza en las piernas, los glúteos, despierta las articulaciones de los hombros y la columna.

La respiración ideal es la Ujai, se inhala por la nariz y se cierra la glotis al exhalar, de manera que se evoca el sonido del océano, completando el cierre natural de los tres bandhas, centros energéticos. Tu cuerpo empieza a generar calor y energía interior. Si no estás familiarizado con ella respira de forma natural, tratando de inhalar y exhalar siempre por la nariz. Este breve calentamiento te conecta con el sentido de la práctica a través de Garu mudra, la representación física del fuego poderoso que habita en ti.

– Una vez que cuerpo y mente están situados, comienzan las variaciones dinámicas del Saludo al Sol, integrando la “respiración fuego” en Anjaneyasana, postura de “la Luna creciente”. Son 5 respiraciones acompañadas de movimientos de brazos para subir la energía y las pulsaciones, aumentando la temperatura. Se conoce también como Kapalabhati, cuyas inspiraciones y expiraciones se realizan por la nariz, acompañadas de una fuerte contracción de la zona abdominal de forma rítmica, resultando en una intensa expulsión de aire enrarecido y haciendo la función purificadora de un kriya.

– Pasamos a Prasarita Padottanasana, que hace la función de breve descanso, proporciona un buen estiramiento a los hombros y dispone el cuerpo para los siguientes bloques. La preparamos con respiraciones unidas a movimientos de brazos para no perder el ritmo, esa es la razón de que no se mantenga ninguna postura más de 5. Las torsiones siguientes se ejecutan con la misma posición de piernas y equilibran el sistema nervioso

– A continuación entramos en la “Diosa” o Utkata Konasana, una postura realmente poderosa. Incorporamos la “respiración fuego” (kapalabhati) con los movimientos de brazos que hemos hecho en el saludo al sol. La Diosa aviva la fuerza, el coraje y aumenta la autoestima, además de fortalecer tus piernas y la espalda.

– Dando un leve descanso a las piernas entramos en “ Triángulo”, una postura que fortalece la musculatura interna de la columna, seguida de Uthita Parsvakonasana. Ambos asanas desarrollan el tórax, mejoran la capacidad respiratoria y generan calma y equilibrio mental, muy necesarios en momentos de estrés.

– Transitamos de nuevo por Prasarita Padottanasana, profundizando en ella. Estira la parte posterior e interna de la piernas y favorece la circulación hacia el cerebro, perfecta para oxigenar también el pensamiento.

– Volvemos a la “Diosa” con brazos en movimiento, ahora en aperturas laterales y terminando en brazos de “águila” haciendo de nuevo conexión con Garuda y el significado de la práctica, poniendo en tu mente las ideas de fuerza, vigor, luz…

– Se vuelve a trabajar Uthita trikonasana variando al llevar el brazo por detrás de la espalda, para alcanzar la cintura o el muslo con la mano. Se tonifican los nervios espinales y masajean los riñones, además de ejercitar el equilibrio tanto físico como mental.

– Entramos en Adho Muhka Svanasana o “Perro boca abajo” con variaciones y como transición a la plancha con codos y antebrazos apoyados, para trabajar de nuevo Kapalabhati desafiando a tu abdomen y elevando los niveles de energía. Necesitarás un buen descanso en Balasana.

– La práctica comienza a descender hacia el suelo. A continuación se trabaja la postura de “la Luna creciente” con las rodillas apoyadas y la respiración fuego. Este asana estimula la zona de riñones y libera los miedos que nos bloquean, avivando nuestra fuerza.

– Entramos en plancha sobre antebrazos para variar combinándola con un equilibrio lateral. Le damos movimiento colocando una mano detrás de la cabeza y hacemos 5 respiraciones llevando el codo que queda en alto en dirección a la esterilla. Tu centro se fortalecerá garantizando protección a la columna y por lo tanto salud para tu sistema nervioso. Descanso en la postura de “El niño”.

– Nos sentamos una vez más en Vajrasana para respirar en calma, llevar la mirada hacia adentro y conectar con la energía que inspira Garu  mudra.

Navasana supone un reto, ya que el cuerpo trabaja la cualidad del equilibrio en convivencia con una gran resistencia muscular y una respiración fluida. Buscando el balance que necesita encontrar una barca para navegar sobre el agua, este asana te lleva a un estado de fluidez dentro de la fuerza, fortaleciendo tu centro energético. La variación aplicada desafía esta idea.

Sethu Bandhasana dinámico en 5 respiraciones, para descongestionar y relajar cuello y hombros, combate las deformaciones cervicales y flexibiliza la espina dorsal. Es un agradable masaje para la espalda.

– Los estiramientos finales de piernas, son un complemento ideal para relajar también la espalda y el tren inferior, que habrá trabajado duro, calmando además la respiración.

Savasana o postura del “Cadáver” tiene gran importancia dentro de tu práctica, por favor no la evites tratando de optimizar el tiempo. Tumbarte de forma relejada a respirar, llevando la atención hacia adentro, es el mejor regalo que puedes hacerte. Esta postura integra cada estiramiento, cada respiración y asana que has realizado, permitiendo que todos sus beneficios se instalen en ti. Abre la mente y el corazón dejando que esto suceda sin más y disfruta tu descanso.


 

Carla Sanchez

Profesora de yoga en aomm.tv y actriz. Practica yoga desde niña. El entusiasmo por la expresión y la conexión con el cuerpo son característica de su carácter. Recibe formación en Hatha yoga en la ‘Escuela Internacional’, y en Vinyasa Flow en Nueva York con ‘Evolation’


 



Anjaneyasana y Virabhadrasana I

Con frecuencia los principiantes en yoga, o alumnos que practican desde casa sin asistencia de un profesor, pueden encontrarse con dudas relativas a los detalles de colocación del cuerpo ¿qué hace una asana diferente de la otra si en apariencia la posición es casi idéntica?

Esta misma pregunta me la hacía hace poco una suscriptora de Aomm.tv que sigue frecuentemente mis clases. En respuesta hoy quiero hablarte de dos asanas que en imagen pueden parecerse bastante, pero que en su esencia son muy diferentes, Anjaneyasana y Virabhadrasana I o postura de la luna creciente y postura del Guerrero I respectivamente.

Veamos primero la estructura de cada de una de ellas.

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El prefijo “Anja” quiere decir forma, “ney” significa reducido y “asana” se refiere a la pose. Pertenece a la familia de las extensiones y la postura original se realiza con una rodilla apoyada, como variación avanzada esa misma pierna se estira. Su acción en el cuerpo es global actuando en las piernas, las caderas, el pecho, los hombros y la espalda principalmente. Se le ha dado el nombre de Luna creciente porque recuerda al dibujo de una media luna cuando se ejecuta correctamente y con gracia.

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“Virabhadra” es el nombre de un guerrero de la mitología hindú y “asana” se refiere a la pose en sí. Pertenece a la familia de las posturas de pie, suele practicarse junto dos variaciones más denominadas en su conjunto la “danza del guerrero”, y también como parte del saludo al sol de los estilos Ashtanga y Vinyasa. La palabra guerrero puede parecer extraña dentro del contexto del yoga, pero está conectada con su significado más sutil, el guerrero de luz que todos llevamos dentro.

Similitudes

– Ambas son posturas bilaterales, es decir, que hay que realizarlas con cada pierna.

– En ambas se elevan los brazos y se fortalecen los hombros.

– El esbozo de la postura es similar a primer golpe de vista cuando se trata de la variación con la pierna estirada de la Luna Creciente; en apariencia la mayor diferencia parece ser la colocación del pie.

– Son asanas muy energéticas y revitalizantes.

– Fortalecen en profundidad la musculatura de las piernas.

– Ambas tonifican la musculatura de la espalda.

– Las dos posturas implican desarrollo del equilibrio pese a no pertenecer a esa familia.

Diferencias

– Hay que tener en cuenta que el mayor parecido entre estas asanas se da cuando se realiza la variación de Anjaneyasana con la pierna estirada. Si la postura se hace con la rodilla en el suelo se ve claramente que son distintas, especialmente en la colocación de la espalda.

Anjaneyasana (tanto con la rodilla apoyada como estirada) es una extensión, un asana que curva la columna hacia atrás y abre el pecho intensamente (puedes saber más del tema en mi post sobre las extensiones en este link; mientras que Virabhadrasana I es una postura que mantiene la espalda recta y alineada con la pelvis. Pese a que podemos sentir que la espina dorsal se extensiona un poquito no es el objetivo buscado, la idea es mantener los hombros en línea con las caderas y alargar hacia arriba siguiendo la dirección de los brazos.

– La elevación de brazos en ambas posturas es distinta. En Anjaneyasana están separados al ancho de los hombros y buscan ir hacia arriba y hacia atrás cooperando con la extensión. En Virabhadrasana I los brazos se estiran hacia el cielo y las manos se unen en Kali mudra manteniendo la zona del cuello despejada; idealmente la mirada también es hacia arriba. Cuando no hay flexibilidad en los hombros se puede realizar con los brazos separados en paralelo igual que en la Luna Creciente, pero es solo una variación.

– En Virabhadrasana I el pie de atrás apoya en un ángulo de 45 grados generando una posición muy especial, ya que implica una rotación de la articulación de la cadera que la mantiene en apertura y suele ser desafiante para un principiante; en cambio la pelvis debe quedar de frente y alineada con el tronco. Por el contrario en Anjaneyasana pelvis y caderas están siempre de frente, y el psoas recibe un estiramiento intenso, para ello el talón no toca el suelo sino que se mantiene elevado sobre el apoyo de los dedos del pie.
Anímate a practicar seguidas las dos asanas en casa y observa todos los aspectos que he mencionado, presta atención a los detalles y poco a poco irás desarrollando la habilidad de percibir las diferentes sensaciones que estas dos bonitas posturas pueden ofrecerte a nivel físico, psíquico y energético.

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