Limpia tus vínculos

Limpia tus vínculos
By: Marta Pato | Apr. 19, 2016
Vueltas y vueltas a la maquinaria de la mente pensante. Pensamiento. Acción. Más pensamientos. Más acción. ¿Hacia dónde vamos? La vorágine diaria tiene hambre. El estilo de vida nos devora y convierte en esclavos. ¿Para qué hacer posturas imposibles y sentarnos en inmovilidad de loto?
Todo es yoga. Todo es meditación. Solo que no nos damos cuenta. Estamos enredados y separados. ¿Qué hace el yogui y el meditador? Para, observa, despeja el enredo y conecta con una perspectiva más real y amplia. ¿Hacia dónde? Hacia una vida mejor.
¿De qué sirve la práctica de yoga y meditación si no es para aplicarla a la vida? Vivir mejor no es estar colgado de una rama de un árbol esperando a que un ángel caiga del cielo. Vivir mejor no es que nada nos afecte porque todo se acepte. Vivir mejor es ir, de verdad, a favor de uno mismo.
Elena se sentía sometida por su jefe. No recordaba cuándo y cómo empezó todo. Las reiteradas faltas de respeto minaron su seguridad y autoestima. Se metió en una nube gris donde trabajaba en modo caricatura. Las humillaciones reiteradas eran cada vez más frecuentes. Esa tarde el tono subió al máximo y el gesto era más que desagradable. Elena no podía más. Se retiró. Era la primera vez que no se quedaba hasta sentirse felpudo o culpable. Una huída útil. Por supervivencia y dignidad.
No quería anestesiarse a base de vinos a la salida del trabajo. Quería mirar el problema. Tratarlo y resolverlo. No más justificaciones. Que si no tengo tiempo. Que si me absorve el trabajo. Que si estoy saturada de responsabilidades. Que si ésto. Que si aquéllo. Recuperarse. Era eso lo que necesitaba. Volver a ser ella misma.
Se metió en un despacho a puerta cerrada. Se dió de alta en esa Escuela Virtual de Yoga y Meditación de la que tanto le había hablado una amiga. Entró en una clase de Meditación Guiada para la vida cotidiana. Limpia tus vínculos. Tenía por título. Pulsó la tecla play.
Coloca 2 sillas enfrente una de la otra. Siéntate en una de ellas. Visualiza a esa persona con la que tienes un conflicto delante de ti sentad@ en la otra silla. Cerca. Apenas estáis separados unos centímetros por las rodillas. Percibe las sensaciones físicas de tu cuerpo. ¿Qué sientes? ¿Cuál es la parte de tu cuerpo que se hace más presente?
Para. Siente. Respira. Lleva la atención a la respiración y al cuerpo. Nada más que hacer. Nada menos.Entonces sintió cómo su cara se contraía. En especial la boca. Sus labios apretados y la lengua tensa se retorcían. Estaba presa en una mordaza.
Visualiza el vínculo que te une a esa persona. De qué parte de tu cuerpo sale y a qué parte de su cuerpo llega. ¿Qué forma tiene el vínculo? ¿De qué color es? ¿De qué material está hecho? Siéntelo.
Ahora, levántate y con los ojos entreabiertos das tres vueltas alrededor de la silla de enfrente donde está sentada esa persona. ¿Qué sientes? ¿Cómo caminas? ¿Qué expresa tu cuerpo? Date cuenta de tu gesto y forma de andar.
Para de pie delante de esa persona en la silla. Imagina que llega a tu mano una herramienta para cortar ese vínculo. Corta el vínculo. Corta tantas veces como necesites hasta notar que una parte del vínculo te corresponde a ti y se queda contigo y, otra parte, le corresponde a la otra persona y se va con ella.
Da otras tres vueltas, en sentido contrario al anterior, alrededor de esa persona sentada en la silla. Y siente. ¿Qué sientes?Sintió su cara fresca y resplandeciente. Una sonrisa apareció en su rostro. Sintió libertad, confianza y seguridad.
Elena practicó esta propuesta durante tres semanas seguidas por lo menos una vez al día. Tomó anotaciones de las sensaciones sentidas en un cuardeno. Hace daño no expresar lo que se vive y lo que se necesita. Comenzó a darse cuenta de muchas cosas relativas a esa relación y también a otras.
Al cabo de las tres semanas se encontraba más fuerte y posicionada. El paisaje de nubes se convirtió en un potente día soleado. Ya no era caricatura sino real. Las humillaciones pararon. No más faltas de respeto. Se había quitado la mordaza.
Batido para el calor
Zumos y batidos son un comodín excelente durante los meses de calor. En una sola fórmula puedes concentrar gran variedad de ingredientes y cubrir comidas como el desayuno, o la merienda proporcionando a tu cuerpo buenos nutrientes y mucha energía.
El mejor momento para tomar frutas es el desayuno, o entre horas, y a media tarde, nunca por la noche. ¿Por qué? Son alimentos que nos brindan muchísima energía debido a la gran cantidad de fructosa que poseen, por lo tanto, esa energía debe ser consumida para que no se acumule en forma de grasa. Además, la fruta aislada de otro tipo de productos se digiere mucho mejor.
Mete en tu cesta de la compra una piña madura (compruébalo oliéndola, si no tiene aroma coge otra), hazte con una cajita de arándanos, yogur líquido ecológico, y si te gusta que tenga sabor ácido puedes optar por el kéfir; miel y canela en polvo. Si no tomas lácteos, o tienes intolerancia a la lactosa, puedes hacerlo con yogur de soja, o alguna leche de cereales como la de avena, o la de arroz; quedará menos espeso pero delicioso.
Ponlo todo en la batidora en las cantidades que te gusten, depende de si quieres un resultado muy espeso, te va más la piña, o quieres un batido de color violeta intenso, ¡experimenta! Una vez servido tómalo de inmediato. Hacer zumos o batidos y guardarlos en la nevera no es una buena costumbre, pierden muy rápidamente sus propiedades debido a la rápida oxidación de los ingredientes frescos y por lo tanto toda su intención. Si te gustan bien fríos añade un poco de hielo, o guarda los ingredientes previamente en la nevera por unas horas.
¿Qué nos aporta esta receta?
– Piña: mucha fibra, una enzima llamada Bromelina que facilita enormemente la digestión, mejora la circulación sanguínea y actúa como antiinflamatorio natural.
– Arándanos: el ácido hipúrico le concede propiedades antibacterianas, contiene altas dosis de antioxidantes y mejora el funcionamiento del aparato urinario.
– Miel: su conjunto de enzimas y minerales posibilitan una mejor utilización de los azúcares en el cuerpo. Tiene propiedades antibacterianas y antiinflamatorias.
– Canela: esta especia se obtiene de la corteza baja de un árbol, abre el apetito, mejora la digestión y ayuda a mantener el forma el aparato circulatorio.
– Yogur: la fermentación que lo caracteriza lo convierte en un producto más amable que la leche a la hora de digerirlo; algunas personas intolerantes a la lactosa pueden consumir yogur. Ayuda al mantenimiento óptimo de la flora intestinal.
Rico y súper sano ¡hazte un batido ahora mismo!
