Practica Pranayama y sube tu energía en otoño

Practica Pranayama y sube tu energía en otoño
By: Carla Sanchez | Nov. 13, 2015
Uno de los pilares del yoga es la práctica de Pranayama, que engloba distintas técnicas respiratorias destinadas a equilibrar y potenciar nuestra energía vital.
La palabra Prana tiene varios significados. Es esa energía vital que nos rodea, que habita en nosotros y que está presente en todas las cosas y en el universo, es nuestro motor. Prana también se refiere a respiración, o aire inspirado.
La palabra Yama tiene a su vez varios significados relacionados entre sí: longitud, extensión, alargar, expandir y restringir, detener, duración de la respiración.
Si lo unimos todo, podríamos decir que el Pranayama abarca la gestión y la duración de la respiración y de la energía de vida.
Respirar es un acto inconsciente, es decir, no necesitamos pensar en respirar ya que los pulmones se mueven por sí mismos en un acto reflejo, igual que el movimiento del corazón y el de otros órganos. Pero cuando ponemos conciencia en ello y se atiende al proceso, la respiración cambia, se vuelve más presente y la toma de oxígeno se optimiza. Esto tiene un efecto físico y energético.
“Si la respiración es agitada, la mente está agitada. Controlando la respiración el yogi alcanza la quietud mental”. Hatha Yoga Pradipika
El ritmo de nuestra respiración refleja con claridad nuestros estados de ánimo. Una respiración tranquila denota serenidad, las tomas de aire son profundas y con un ritmo preciso. Pero una respiración rápida o entrecortada se asocia a estados de ansiedad, intranquilidad, temor…
Aprender a controlar el modo en que inhalamos y exhalamos se revela como una gran herramienta, a la hora de gestionar estados emocionales agudos y el manejo del estrés.
Cuando la calidad de la respiración mejora el efecto en el sistema nervioso es instantáneo, ya que el cerebro recibe más oxígeno y por lo tanto mayor alimento y energía.
Es interesante observar que una de las formas más intuitivas y sencillas de meditación es respirar conscientemente. De inmediato la mente se sitúa en la acción presente, se genera concentración y nos serenamos, así que no es de extrañar que respirar constituya la base de meditar.
La llegada del frío sensibiliza las vías respiratorias, que en el aspecto más sutil, están ligadas a emociones de tristeza y melancolía. El otoño es además una estación de introspección y recogimiento, la naturaleza ralentiza su ritmo y favorece el encuentro con estos sentimientos, que no tienen por qué ser negativos.
Observarlos, respirarlos y dejarlos ir exhalación tras exhalación, es sin duda un bonito ejercicio de auto conocimiento y un paso más en el camino hacia el equilibrio.
La práctica de Pranayama también fortalece el sistema respiratorio en el aspecto más físico. Si la energía vital se incrementa, nuestro sistema inmunitario mejora y tenemos mejor capacidad de reacción ante las afecciones propias del otoño y el invierno como los catarros, la gripe, los molestos resfriados, o la faringitis.
Por lo tanto, si no estás familiarizado con estas técnicas, este es el momento perfecto para empezar a explorar y aplicarlas a tu práctica de yoga.
Existen numerosas formas de Pranayama y cada una tiene un objetivo y praxis diferente; en próximos artículos iré profundizando en ellas para que tengáis una guía básica de estos beneficiosos ejercicios.
Citaré algunos esenciales: Anuloma Viloma, Kapalabhati, Nadisodhana y Ujay.
Suelen practicarse al comienzo o al final de las clases de yoga, pero también de modo independiente, en casa, en el trabajo, en la naturaleza es especialmente efectivo, como preparación para la meditación y siempre que se necesite sentir equilibrio, concentración o calma.
También hay pequeños gestos que podemos empezar a hacer ya para respirar mejor, como cuidar la postura de la espalda manteniéndola recta y con el pecho bien abierto; favorecer que la nariz esté siempre limpia para respirar mejor, limpiezas diarias de agua salada van realmente bien; y simplemente observar cómo respiramos en general para empezar a establecer una relación más activa con nuestro aparato respiratorio.
“El acto de respirar nos da la vida, y respirar conscientemente nos hace conscientes de ella”.
Batido para el calor
Zumos y batidos son un comodín excelente durante los meses de calor. En una sola fórmula puedes concentrar gran variedad de ingredientes y cubrir comidas como el desayuno, o la merienda proporcionando a tu cuerpo buenos nutrientes y mucha energía.
El mejor momento para tomar frutas es el desayuno, o entre horas, y a media tarde, nunca por la noche. ¿Por qué? Son alimentos que nos brindan muchísima energía debido a la gran cantidad de fructosa que poseen, por lo tanto, esa energía debe ser consumida para que no se acumule en forma de grasa. Además, la fruta aislada de otro tipo de productos se digiere mucho mejor.
Mete en tu cesta de la compra una piña madura (compruébalo oliéndola, si no tiene aroma coge otra), hazte con una cajita de arándanos, yogur líquido ecológico, y si te gusta que tenga sabor ácido puedes optar por el kéfir; miel y canela en polvo. Si no tomas lácteos, o tienes intolerancia a la lactosa, puedes hacerlo con yogur de soja, o alguna leche de cereales como la de avena, o la de arroz; quedará menos espeso pero delicioso.
Ponlo todo en la batidora en las cantidades que te gusten, depende de si quieres un resultado muy espeso, te va más la piña, o quieres un batido de color violeta intenso, ¡experimenta! Una vez servido tómalo de inmediato. Hacer zumos o batidos y guardarlos en la nevera no es una buena costumbre, pierden muy rápidamente sus propiedades debido a la rápida oxidación de los ingredientes frescos y por lo tanto toda su intención. Si te gustan bien fríos añade un poco de hielo, o guarda los ingredientes previamente en la nevera por unas horas.
¿Qué nos aporta esta receta?
– Piña: mucha fibra, una enzima llamada Bromelina que facilita enormemente la digestión, mejora la circulación sanguínea y actúa como antiinflamatorio natural.
– Arándanos: el ácido hipúrico le concede propiedades antibacterianas, contiene altas dosis de antioxidantes y mejora el funcionamiento del aparato urinario.
– Miel: su conjunto de enzimas y minerales posibilitan una mejor utilización de los azúcares en el cuerpo. Tiene propiedades antibacterianas y antiinflamatorias.
– Canela: esta especia se obtiene de la corteza baja de un árbol, abre el apetito, mejora la digestión y ayuda a mantener el forma el aparato circulatorio.
– Yogur: la fermentación que lo caracteriza lo convierte en un producto más amable que la leche a la hora de digerirlo; algunas personas intolerantes a la lactosa pueden consumir yogur. Ayuda al mantenimiento óptimo de la flora intestinal.
Rico y súper sano ¡hazte un batido ahora mismo!
