Alimentación en primavera

Alimentación en primavera
Por: Gaia | Mar. 19, 2014
La primavera ya está aquí; los días se alargan, el sol asoma entre las nubes, los almendros están en flor y los narcisos, jacintos y tulipanes nos anuncian el cambio de estación. Las cigüeñas surcan los cielos buscando ramitas para rehacer sus nidos. Los parques y jardines se llenan de trinos y cantos de pájaros. Los empleados de bares y cafeterías empiezan a sacar las mesas y sillas a las terrazas, mirando al cielo con actitud de súplica.
Todavía vendrán días de frío y lluvia, incluso alguna nevada tardía, pero ya no es lo mismo. La promesa de los días cálidos, la cercanía de la época sin abrigos ni jerseys, la certeza de saber que el sol volverá a brillar y a calentarnos, hacen estas últimas semanas de frío mucho más llevaderas.
En las tiendas y centros comerciales todo se llena de colores, vertidos veraniegos, tirantes, pantalones cortos, sandalias, tejidos livianos y fresquitos con los que estamos deseando cubrir nuestros cuerpos, o descubrirlos totalmente.
En la frutería también aparecen nuevas delicias: las fresas son las reinas de la estación. Después vendrán otras grandes reinas, las cerezas, y los nísperos, albaricoques…
En cuanto a verduras ahora es tiempo de espárragos, habas, guisantes y todo tipo de coles. Verduras y hortalizas de color verde, con alto contenido en clorofila que ayuda a desintoxicar el organismo y depurar la sangre de toxinas.
Depurar y purificar, justo lo que necesita nuestro cuerpo después del invierno, limpiar los excesos de energía pesada y densa del invierno.
Para depurar reduciremos la cantidad de proteína diaria (excepto en los niños y embarazadas) y aumentaremos la ingesta de verduras de todo tipo. Las ligeramente amargas y picantes son buenas purificantes: berros, ortigas, rabanitos, alcachofas, puerros, borrajas.
En primavera seguimos necesitando energía que caliente, nutra y equilibre, pero no tanto como en estaciones pasadas. Debemos reducir factores como la sal, el tiempo de cocción, aceite (fritos), condimentos salados, presión; e integraremos más alimentos y métodos más ligeros como el vapor, hervidos, escaldados, salteados o germinados.
Las sopas deberán ser más ligeras que en invierno, con menos cereales y leguminosas y más verduras.
Continuamos utilizando las algas con regularidad y utilizaremos el aceite con moderación, sustituyendo los fritos por salteados. Pero sin eliminarlo totalmente.
La fruta tiene el efecto energético de enfriar y aunque ahora nos resulte muy tentador intentaremos recordar que todavía no es verano. Es recomendable utilizar frutas estacionales aplicando algún factor como el fuego (compotas) o la sal (frutas maceradas).
Si quieres encontrar la salud practicando yoga, en Gaia puedes aprender la práctica del Saludo al Sol.
Qué comer antes y después de entrenar

+ Consumir alimentos que sean bien tolerados por nuestro organismo.
+ Incluir hidratos de carbono de lenta absorción: pasta, arroz, avena, cereales integrales, etc.
+ Consumo moderado de proteínas: pescado, carnes, huevos…
+ Mantener una alimentación baja en grasa, tarda más en digerirse y puede provocar fatiga. Mejor consumir moderadamente “grasa buena”: aceite de oliva, aguacate, frutos secos…
+ Beber suficiente líquido para mantener el organismo bien hidratado, prescindiendo de las bebidas azucaradas, gaseosas y alcohólicas.
Teniendo estas cinco premisas claras, vamos a ver qué comer según el deporte que realicemos. Como la variedad deportiva es tan extensa, hemos escogido dos tipos de actividades: “body-mind” y “cardio-aeróbico”, que sin ser opuestos, sí que su dinámica tiene diferentes exigencias energéticas.
Ejercicio “BODY-MIND”: YOGA, PILATES, TAI-CHI…
Antes: se recomienda no ingerir nada desde 2 horas antes de la clase. La intensidad de los ejercicios y la respiración como compañera de viaje en la ejecución de cada uno, requiere de un alto grado de concentración y soltura en los movimientos; por lo que si tenemos el estómago lleno, la energía corporal puede verse afectada.
Después: alimentos de fácil digestión que ayuden al cuerpo a mantener ese estado de equilibrio y control que han alcanzado durante la clase, por ejemplo: batidos de frutas naturales, yogures, frutos secos, cereales…
Ejercicio “CARDIO-AERÓBICO”: RUNNING, NATACIÓN, SPINNING…
Antes: como el cuerpo va a realizar un ejercicio de alta intensidad, es necesario que nuestras reservas energéticas estén llenas. Lo ideal es comer entre 1-2 horas antes de realizar la actividad, con alimentos ricos en hidratos de carbono de lenta absorción, como: frutas (manzana, ciruelas, frutos rojos…), cereales, arroz…
Después: las reservas energéticas han quedado vacías y la mejor manera de llenarlas es con alimentos ricos en hidratos de carbono de rápida absorción: frutas (plátano, pera, sandía…), ricos en proteína para la reconstrucción muscular: pavo, jamón… y por supuesto, un buen vaso de agua, zumo o batido natural, para recuperar la hidratación.
*Todos estos consejos tienen un carácter general, si se busca un objetivo concreto, las pautas varían dependiendo de cada caso.