El camino asequible

El camino asequible
By: Gaia Staff | Nov. 11, 2014
La práctica del yoga, de distintos tipos de meditación, del tai chi chuan o de múltiples terapias alternativas se han extendido por Occidente en las últimas décadas. La gran mayoría de estas prácticas provienen de fondos culturales ajenos a nuestros hábitos occidentales, fondos culturales que son en gran medida desconocidos por los propios practicantes. Esto no es una descalificación, no tenemos más tiempo ni fuerzas, y nos conformamos con lo que ya hacemos porque nos sienta bien o puede aliviar nuestro dolor y hasta curar. En mi caso, practico así el tai chi chuan y es agradable y armonioso, pero no dejo de ser consciente de que es una práctica limitada.
Solo quiero señalar que tenemos por delante más posibilidades de profundizar, pues estas prácticas apuntan a caminos por los que merece la pena transitar. Apuntan a una forma de estar en el mundo, que se caracteriza por aquietar el ruido de muestra mente y de nuestros deseos para entrar en un contacto más directo y armonioso (un contacto no contaminado por la mente agitada o por el deseo) con nuestro cuerpo y con lo que nos rodea. Esta es una etapa asequible, pues basta con extender los beneficios de nuestra práctica al resto de nuestras actividades, a la vida común, paso a paso.
Avanzar hacia un contacto con una Realidad más profunda, sea la divinidad en la mística, la conciencia pura en el budismo, o el tai chi en el taoísmo, esa es otra historia, pues requiere un duro trabajo de desapego al Yo, reservado para los místicos y ascetas.Y conlleva peligros: muchos falsos maestros – decía William Law – se han dirigido hacia esa Realidad sin apartarse de sí mismos; quieren vivir para ella antes de morir para su propia naturaleza. Y la religión o la mística o el poder atribuido en las manos del Yo sirve solamente para exponer vicios de peor clase que los que existen en la naturaleza dejada a sí misma, pues el orgullo, la exaltación de uno mismo, la atribución de poderes, se hacen más graves cuando vienen disfrazados. Cuidado con los gurús.
Avancemos por el camino asequible a nuestras posibilidades, extendamos al día a día lo que sentimos en la práctica del yoga, de la meditación o el tai chi chuan e intentemos vivir sin ruido interior, ni miedo, ni codicia, la vida común.
Ángel.
Practicante de tai chi.
Es nuestro subconsciente quien elige a nuestra pareja por nosotros

“Me emocioné al darme cuenta de que podía cambiar el carácter de mi vida cambiando mis creencias”
-Bruce Lipton-
Solamente un 5% de nuestra mente es consciente, el otro 95% restante es subconsciente. Es decir, la mayor parte de nuestros pensamientos, emociones y comportamientos, están fuera de nuestro control, son automáticos, inconscientes.
Sin embargo vamos por la vida creyendo que somos nosotros de forma autónoma quienes decidimos qué religión nos llama, qué preferencias políticas tenemos, qué equipo de fútbol nos gusta, qué literatura nos nutre más o qué tipo de hombre o mujer nos atrae hasta el punto de querer tener una relación con esa persona.
Nada más lejos. Hasta la elección de nuestra pareja es algo condicionado por nuestras experiencias anteriores. Esas experiencias, sobre todo las que hemos vivido entre los cero y los siete años de edad que es cuando se configura la mayor parte de nuestra mente subconsciente, son de las que extraemos las creencias que nos empoderan o nos limitan el resto de nuestra vida.
EL PODER DE LAS CREENCIAS
“Lo que crees es lo que creas”
-Bruce Lipton-
El primer paso para adquirir nuevas creencias que sustituyan a las antiguas que te limitan, es tomar consciencia de qué situaciones se reproducen en tu vida a partir de patrones recurrentes.
Y no solamente en tu propia forma de pensar y comportarte, sino que también se trata de ver en qué personas de influencia en tu niñez, se han dado, y observar qué formas de pensar y actuar han tenido que tú también has incorporado a tu vida y tu forma de ser. Porque tienes que comprender que hay mucho de ti que no es tuyo, te guste o no.
Descubrir que el 95% de tu identidad está formada por un conjunto de creencias que has adoptado de otros puede resultar inquietante, es cierto. No somos quien creemos que somos, en realidad, incluso cuando mostramos comportamientos contrarios a nuestros padres porque los de ellos no nos agradan, también estamos siendo influidos por ellos.
En cualquier caso esto se acepta y no es lo más relevante, así es nuestra naturaleza. Lo que sí que es importante es si esa información que reproducimos nos complica la vida, o nos la hace más feliz.
Te comparto uno de los capítulos de la serie “La gran convergencia” donde el Dr Bruce Lipton nos desvela la importancia de las creencias y cómo nos condiciona nuestro entorno, más allá del mapa genético, sobre todo en la niñez.
Disponible en Gaia
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La re-programación mental consiste en cambiar el programa, tu software, para que tengas la autonomía mental para ser, hacer y tener lo que realmente tú deseas.
Tal vez puedes seguir haciendo aquel gesto que era tan propio de tu padre, o conducir siempre muy pegada al arcén como hacía tu madre, pero lo haces porque tú lo decides una vez has tomado consciencia de ello. Y sobre todo porque no te perjudica, porque si así fuera, seguramente tratarías de cambiar esa creencia ahora que lo sabes.
La toma de consciencia implica atención, alerta, poner el foco en aquello que estás buscando. Cuando empieza la introspección, la observación de ti mismo de forma objetiva -como si fueras un espectador de tus pensamientos y tus actos-, empiezas a comprender muchas de las cosas que te han pasado y de los comportamientos que has tenido.
Es un ejercicio de toma de distancia respecto de uno mismo. Es adquirir perspectiva de quién eres, verte y ver a las personas que han podido influirte; ahí empieza la toma de consciencia.
Cuando tienes perspectiva puedes ver muy fácilmente qué patrones han coincidido siempre en la gente que te ha rodeado.
Te apunto que el subconsciente opera a 11.000.000 de bits por segundo frente a los 40 bits por segundo de la mente consciente. Es decir, tu subconsciente procesa y conoce muchísima más información de lo que está frente a ti de lo que podrías ni tan siquiera imaginar.
Se las ingeniará para conseguir su propósito de ponerte esa realidad ante ti, y en el caso de que seas mujer, entre cien hombres en una cafetería, sabrá encontrar a aquel cuyos gestos, mirada, tono de voz, posturas o frecuencia vibracional, guarde alguna similitud con tu padre y cuando no te hayas dado ni cuenta, ese hombre estará encandilándote con sus juegos de malabares para que caigas rendida en sus brazos.
Pero no, no creas que su subconsciente está procurando traerte ningún mal, todo lo contrario. No te acerca al maltratador porque merezcas sufrir.
Simplemente tu subconsciente entiende que tu padre es la figura que te enseña a sobrevivir y te protege, así que procurará traer de nuevo a ese padre representado en tu pareja con el fin de que cuide de ti. No revisa si fue un padre bueno o malo y si es interesante para ti traer de nuevo a tu vida ese perfil.
El subconsciente no distingue esa experiencia, no está preparado para nuestra felicidad, solo para nuestra supervivencia.
UN CEREBRO SIN ACTUALIZAR
¿Y a qué se debe este comportamiento de la mente, teniendo en cuenta que atraer a ese tipo de hombre en realidad pone en peligro la vida de esas mujeres?
Esta paradoja se resuelve comprendiendo algo muy básico. Nuestro cerebro aún vive en la prehistoria. En la época de las cavernas como suelo decir a menudo.
El ser humano ha evolucionado demasiado rápido en los últimos cientos o incluso miles de años. Hace tan solo 3.500 años que se inventó la rueda, y parecen muchos, pero si lo comparamos con los cerca de 6.000.000 de años que hace que el primer homínido pobló la tierra, te das cuenta de que el ser humano contemporáneo es tan solo un chasquido de dedos, un segundo en la línea de tiempo desde que vamos sobre dos piernas.
Nuestro cerebro ha vivido durante demasiado tiempo cuidándose de sobrevivir ante los elementos hostiles de su día a día; insectos y bestias, inclemencias climatológicas, enfermedad o incluso ataques de otras tribus.
No podemos esperar que en un período tan corto de tiempo nuestro cerebro se haya adaptado a un cambio tan repentino y en lugar de procurarnos la supervivencia, ahora que ya la tenemos prácticamente garantizada, abandone el estado de alerta y ponga el foco en la felicidad. Demasiado pedir.
Es por esta razón que nuestro cerebro busca al padre en caso de las mujeres. Él es de quien se supone que has aprendido a sobrevivir y te protege. Y a la madre en caso de los hombres, que al suponerse estos (en aquel entonces) más capaces de sobrevivir, pretenden el alimento de la madre (lactancia) o su protección afectiva.
Aquí te comparto el primer capítulo de la serie “Evolución interior” de Gaia.com donde el Dr Bruce Lipton explica los misterios de nuestra mente subconsciente y su evolución en el tiempo
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Durante los primeros siete años de vida nuestro subconsciente se está formando y todo lo que ocurre en nuestro entorno, es grabado constituyendo el programa mental de creencias que reproduciremos el resto de nuestra vida de forma automática afectando a nuestros pensamientos, emociones y comportamientos.
Esa información que hace millones de años grabábamos en esos primeros años de vida, nos era muy útil porque en esas partes primigenias de nuestro cerebro, el llamado reptiliano, gracias a las distintas experiencias vividas, se fueron almacenando los recursos necesarios para salir airosos de las situaciones comprometidas a las que nos veríamos expuestos de nuevo en adelante; respuestas de huida, ataque o paralizarse.
Hoy en día, este mecanismo arcaico ya no nos es tan necesario. Sin embargo, nuestro subconsciente sigue buscando a nuestros progenitores entre las distintas parejas que podemos atraer. Si nuestro padre o madre fueron personas que ejercieron un refuerzo positivo y nos colmaron de amor, atraerá con frecuencia eso mismo.
Si nuestros padres no nos dieron amor, o la herida de abandono está impresa en nosotros, es muy habitual que nuestra pareja también nos abandone de distintas maneras; alta de amor y respeto, infidelidades, manipulación, maltrato, rupturas. Y si además nuestra madre en su necesidad de amor transigía con toda la tiranía de su marido, muy probablemente también reproducirás ese rol.
CAMBIAR EL PATRÓN
¿De qué manera puedo romper el patrón y evitar que vuelva a reproducirse en mi vida esta situación?
El perdón, producto de una compasión consciente y de la comprensión, ayudarán a que, en adelante, esa tendencia inconsciente hacia una persona que te dañe, se transforme.
Cuando veas a tu padre o madre desde el amor, considerando que esa persona arrastra sus propias heridas y que posiblemente el mismo trato que te dio, o mucho peor, le fue dado a él o a ella, y que su programa mental, su ignorancia y su dolor le impidieran ser mejor, habrás convertido en tu mente la imagen monstruosa de tu progenitor, en una figura más amable.
Ese acto de sanación con ese padre o madre construirá poco a poco en tu mente subconsciente una foto mucho más deseable de esa persona que tu subconsciente procurará atraer de nuevo para tu supervivencia como pareja.
Digamos que el ejercicio consistiría en dibujar de nuevo una versión más amable de tu padre o madre en tu mente para que sea ese perfil el que tu mente atraiga en adelante.
Lava, mediante la consciencia y el perdón, la imagen que en tu subconsciente se guarda de tu padre o madre para que lo que venga en adelante, sean personas acordes a ese nuevo patrón deseable.
Y puedes hacerlo por ti misma o mismo sin falta de hacer terapia. Dedica tiempo cada noche a dibujar esa realidad en tu mente, y emociónate con ella, antes justo de acostarte, unos minutos para el perdón, para la comprensión y la compasión. Y abraza a tus padres como si hubieran sido lo buenos padres que tú hubieras deseado.
Seguro que, si hubieran podido, te hubieran tratado con amor, pero no lo tenían dentro, probablemente solo tenían heridas que en ocasiones ni siquiera tú conoces.
Es un ejercicio muy liberador, y, sobre todo, muy práctico para moldear nuestro programa mental subconsciente y cambiar el patrón que se reproduce.
Comprende desde la compasión y perdona desde el amor, y estará naciendo en ti una nueva vida.