Bandhas o cierres energéticos

Bandhas o cierres energéticos
By: Gaia Staff | Jun. 03, 2014
El término ‘bandha’ significa sostener, tensar, contraer, controlar, retener.
En la práctica del Yoga, bandha se refiere a diversas contracciones musculares destinadas a influir en la circulación de la sangre, el sistema nervioso y las glándulas endocrinas.
Durante la práctica de estos ejercicios distintas partes del cuerpo se contraen o tensan de forma suave pero firme.
Aunque estos bandhas se realizan a nivel físico, influyen sutilmente sobre los chakras. La contracción del cuerpo en cada uno de los puntos de los chakras estimulan la concentración mental sobre los mismos chakras. La retención respiratoria que acompaña los bandhas hace que el prana o energía vital se acumule en las zonas de concentración mental.
Los bandhas deben aprenderse bajo la supervisión de un profesor con experiencia. Van acompañados de una retención respiratoria, cuya duración deberá ir aumentando de modo gradual y sin esfuerzo.
Hay 4 bandhas:
– Jalandhara baandha (cierre del mentón)
– Uddiyana bandha (cierre a nivel del plexo solar)
– Mula bandha (cierre de la contracción perineal)
– Maha bandha (combinación de los tres anteriores)
Los textos clásicos sobre Yoga afirman que quien domine los bandhas logrará el control sobre el prana y alcanzará la liberación.
Algunos de los beneficios a nivel físico que se obtienen de la práctica habitual de los bandhas o cierres energéticos son:
– Se relajan el cuerpo y la mente.
– Se ralentiza el latido cardíaco.
– Se estimula la tiroides.
– Se estimulan los nervios pélvicos.
– Tonifican los órganos urogenitales.
– Se estimula el peristaltismo intestinal mejorando el estreñimiento.
– Mejora el funcionamiento de los órganos del abdomen.
– En posteriores artículos describiremos detalladamente cada uno de los 3 bandhas, el modo correcto de ejecutarlos, de qué manera introducirlos en nuestra práctica, así como todos los efectos que tienen sobre el cuerpo y la mente.
Qué es Namasté y cuál es su significado espiritual

Namasté es un saludo ancestral proveniente del sánscrito que se ha integrado en prácticas espirituales, filosóficas y de bienestar en todo el mundo. Aunque suele usarse como una expresión cotidiana en clases de yoga o meditación, encierra un significado mucho más profundo vinculado a la conexión humana y la conciencia espiritual. En este artículo exploramos los distintos matices del término Namasté, su origen, sus implicaciones espirituales y su relevancia en diferentes contextos de la vida.
Tabla de Contenidos
- ¿Qué significa Namasté?
- El papel de Namasté en la práctica del yoga
- ¿Qué idioma es Namasté?
- Namasté o Namaste: cómo se escribe correctamente
- La simbología de las manos en el saludo Namasté
- ¿Cómo responder cuando alguien te dice Namasté?
¿Qué significa Namasté?
Namasté es una palabra compuesta que proviene del sánscrito: “namas” significa ‘reverencia, saludo o inclinación’, y “te” se traduce como ‘a ti’. Por tanto, su significado literal es “me inclino ante ti”, una forma de saludo que expresa respeto profundo y reconocimiento hacia el otro.
Más allá de una traducción literal, Namasté simboliza la idea de que todos compartimos una esencia común. Usar esta palabra es una manera de reconocer esa igualdad espiritual, más allá de la apariencia externa o el ego individual. Su uso implica una actitud de humildad, gratitud y respeto hacia la vida y los demás.
Significado espiritual de Namasté
Desde una perspectiva espiritual, Namasté expresa la idea de que cada persona contiene dentro de sí una chispa divina o esencia sagrada. Al pronunciar este saludo, uno reconoce y honra esa presencia espiritual en el otro, reforzando la noción de unidad entre todos los seres.
Este reconocimiento mutuo no es solo simbólico; también promueve la disolución del ego y fomenta una visión más compasiva de la existencia. Namasté actúa como recordatorio de que, en lo esencial, todos estamos conectados a través de una conciencia superior o energía universal.
Significado de Namasté en el amor
En el contexto del amor, Namasté representa una forma de ver y honrar a la pareja desde lo más auténtico del ser. No se trata solo de afecto o atracción, sino de un reconocimiento espiritual que trasciende lo emocional, valorando la luz y la verdad en el otro.
Este tipo de conexión refuerza el vínculo afectivo desde una dimensión más profunda. Usar Namasté en una relación amorosa es afirmar que lo espiritual y lo emocional están entrelazados, y que amar también implica reverenciar la esencia del otro con humildad y respeto.
Significado de Namasté en español
En español, Namasté se interpreta como “me inclino ante ti”, reflejando un gesto de respeto, reconocimiento y conexión. Esta traducción transmite el valor simbólico del saludo, donde cada persona es vista como portadora de una dignidad que merece ser honrada.
El papel de Namasté en la práctica del yoga
En el yoga, Namasté se utiliza comúnmente al inicio o al final de una sesión como un acto de gratitud y conexión. Cuando el instructor y los practicantes unen las palmas frente al corazón e inclinan ligeramente la cabeza, se establece un espacio de respeto mutuo y apertura espiritual. Este gesto refuerza la intención consciente de la práctica, y crea un ambiente propicio para la introspección y el crecimiento personal.
Namasté también tiene un rol importante en la disolución del ego dentro de la práctica. Al pronunciar esta palabra, se reconoce que el yoga no es una competencia ni una exhibición, sino una vía de autoconocimiento y transformación. Esta humildad permite que la práctica sea más auténtica, profunda y centrada en la experiencia interna, más allá del rendimiento físico.
Además, Namasté simboliza la unión del cuerpo, la mente y el espíritu, que es uno de los principios fundamentales del yoga. La postura del saludo, conocida como Anjali Mudra, alinea esa intención mediante el gesto físico, conectando al practicante con su interior y con los demás. Este acto sencillo tiene el poder de cerrar la práctica con conciencia plena y respeto hacia todo lo compartido en ese espacio.
¿Qué idioma es Namasté?
Namasté proviene del sánscrito, una lengua clásica del subcontinente indio considerada sagrada en muchas tradiciones espirituales. Esta palabra está compuesta por “namas” (reverencia) y “te” (a ti), y forma parte del léxico espiritual utilizado en textos védicos, filosóficos y rituales. Aunque su origen está en el hinduismo, su uso ha trascendido religiones y culturas, convirtiéndose en una expresión universal de respeto y conexión espiritual.
Namasté o Namaste: cómo se escribe correctamente
La forma correcta y más fiel a la pronunciación original del sánscrito es “Namasté”, con tilde en la última “e”, ya que en español se acentúan las palabras agudas terminadas en vocal. Sin embargo, en muchos contextos internacionales o digitales es común ver la palabra escrita como “Namaste”, sin tilde, especialmente en países donde no se utilizan tildes en su escritura. Ambas formas son entendidas, pero “Namasté” es preferible cuando se escribe en español para respetar la fonética original.
La simbología de las manos en el saludo Namasté
El gesto que acompaña a Namasté se conoce como Anjali Mudra y consiste en unir las palmas de las manos frente al pecho, con los dedos apuntando hacia arriba. Este gesto simboliza la unión entre dos energías: la del corazón y la de la mente, o también lo espiritual y lo terrenal. Colocar las manos en esta posición frente al corazón refuerza el carácter sincero y compasivo del saludo.
En el hinduismo y otras tradiciones espirituales, la mano derecha representa lo sagrado y lo divino, mientras que la izquierda simboliza el plano material. Al juntar ambas manos, se manifiesta la armonía entre estas dos dimensiones, invitando al equilibrio interior y al reconocimiento del otro como un igual. Este gesto, acompañado de una leve inclinación de cabeza, refuerza el mensaje de humildad, respeto y conexión espiritual que transmite Namasté.
¿Cómo responder cuando alguien te dice Namasté?
La forma más adecuada y respetuosa de responder a un saludo Namasté es repitiendo el mismo gesto: unir las palmas frente al pecho e inclinar ligeramente la cabeza. Esta respuesta no solo reconoce la intención del otro, sino que también reafirma el vínculo de respeto mutuo y la conciencia compartida en ese momento.
En contextos de meditación o yoga, responder con Namasté también puede ser una oportunidad para hacer una breve pausa interior. Este pequeño momento de presencia permite integrar el sentido del saludo, reconociendo tanto al otro como a uno mismo desde un lugar más profundo y consciente.