Qué es el Eneagrama y cómo identificar tu Eneatipo dominante
El Eneagrama es una herramienta de autoconocimiento que describe nueve tipos de personalidad, cada uno con una forma particular de pensar, sentir y relacionarse con el mundo. Su propósito es ayudarnos a comprender nuestras motivaciones más profundas y los patrones inconscientes que condicionan nuestra vida. En este artículo exploramos qué es el Eneagrama, cómo funciona y cómo puedes descubrir tu Eneatipo dominante para entenderte mejor y crecer como persona.
Tabla de Contenidos
- ¿Qué es el Eneagrama de la personalidad?
- ¿Qué son los Eneatipos y cómo se clasifican?
- ¿Qué son las alas en el Eneagrama y cómo influyen?
- ¿Qué representa el símbolo del Eneagrama?
- ¿Cómo descubrir tu Eneatipo dominante?
- Conocerse a uno mismo a través del Eneagrama
- Historia y origen del Eneagrama
¿Qué es el Eneagrama de la personalidad?
El Eneagrama es un sistema de autoconocimiento que organiza la personalidad humana en nueve patrones principales de comportamiento, conocidos como Eneatipos. Cada persona tiende a vivir desde uno de estos nueve estilos, que se forman en la infancia como respuesta a una herida emocional. A partir de ahí, desarrollamos una personalidad que intenta compensar ese dolor, y lo hacemos repitiendo creencias, actitudes y reacciones que muchas veces no cuestionamos.
La palabra “Eneagrama” proviene del griego y significa “nueve líneas”, en referencia al símbolo que lo representa. Este símbolo muestra cómo se relacionan entre sí los nueve tipos, y ayuda a entender los cambios que experimentamos cuando estamos en equilibrio o cuando nos desequilibramos emocionalmente. El Eneagrama no es un test de personalidad, sino un mapa que explica nuestras reacciones automáticas y la raíz psicológica que las origina.
Lo más valioso del Eneagrama es que no solo muestra nuestros mecanismos de defensa, sino también nuestro potencial de transformación. Al identificar nuestro Eneatipo dominante, podemos comprender qué nos limita, qué nos impulsa y qué necesitamos para evolucionar. Por eso, esta herramienta se usa cada vez más en procesos personales, terapéuticos, educativos y profesionales.
En la serie Eneagrama y yo, disponible en Gaia, Gaby y Andrea Vargas te invitan a profundizar en cada uno de los nueve tipos de personalidad desde una mirada integradora que combina psicología, espiritualidad y consciencia emocional. A lo largo de sus episodios, exploran las motivaciones, heridas y caminos de transformación de cada tipo, ofreciendo una guía práctica para quienes desean sanar sus patrones, reconectar con su esencia y vivir con mayor autenticidad.
¿Qué son los Eneatipos y cómo se clasifican?
Los Eneatipos son los nueve tipos de personalidad que describe el Eneagrama. Cada uno surge a partir de una herida emocional que condiciona nuestra manera de ver el mundo y de relacionarnos con los demás. Estas estructuras psicológicas no son etiquetas rígidas, sino formas de defensa que desarrollamos en la infancia para sentirnos seguros, amados o valorados. Conocer nuestro Eneatipo dominante nos permite entender qué nos motiva en lo profundo, cuáles son nuestros miedos principales y qué patrones repetimos de forma automática. A continuación, describimos uno por uno los 9 Eneatipos del Eneagrama.
- Eneatipo 1: El Perfeccionista: Su herida central es sentir que no es lo suficientemente bueno. Para compensarlo, busca constantemente hacer las cosas “bien”, siguiendo normas y estándares muy altos. Suelen ser personas responsables, éticas y comprometidas, pero también rígidas, críticas y con tendencia a la frustración cuando las cosas no salen como esperaban.
- Eneatipo 2: El Ayudador: Cree que debe ganarse el amor a través del servicio a los demás. Se dedica a cuidar, apoyar y estar disponible, esperando afecto a cambio. Aunque suelen ser generosos y empáticos, pueden caer en la dependencia emocional y en la manipulación afectiva cuando no se sienten reconocidos.
- Eneatipo 3: El Triunfador: Tiene miedo a no valer si no demuestra logros o éxito. Su autoestima está ligada al rendimiento y a cómo es percibido por los demás. Suele ser eficiente, ambicioso y carismático, pero puede perder autenticidad por adaptarse a lo que se espera de él y evitar mostrarse vulnerable.
- Eneatipo 4: El Individualista: Su herida es la sensación de no ser suficiente tal como es. Busca destacar siendo único, especial y diferente. Vive con intensidad sus emociones y tiende a sentirse incomprendido, lo que puede llevarle a la melancolía, la envidia y la desconexión con el presente.
- Eneatipo 5: El Observador: Su principal temor es no ser capaz de manejar el mundo emocional. Para protegerse, se refugia en la mente, el conocimiento y el aislamiento. Son personas analíticas, independientes e intelectuales, pero también distantes y desconectadas de sus emociones y del contacto humano.
- Eneatipo 6: El Leal: Su herida es la desconfianza en sí mismo y en el entorno. Vive en estado de alerta, anticipando peligros y buscando certezas. Puede ser muy comprometido, responsable y cooperativo, pero también ansioso, indeciso y propenso a delegar su criterio en figuras de autoridad.
- Eneatipo 7: El Entusiasta: Huye del dolor y de la incomodidad buscando constantemente estímulos positivos. Llena su agenda de planes, actividades y distracciones para no entrar en contacto con su vacío interior. Es una personalidad alegre, versátil y optimista, pero también inconstante, superficial y evasiva.
- Eneatipo 8: El Desafiador: Tiene miedo de ser herido o controlado por otros, por lo que adopta una postura de fuerza y dominio. Se protege mostrando autoridad, seguridad y determinación. Puede ser líder, protector y justo, pero también autoritario, agresivo y reacio a mostrarse vulnerable.
- Eneatipo 9: El Pacificador: Su herida está en el miedo al conflicto y al rechazo por parte del entorno. Tiende a minimizarse, evitar discusiones y adaptarse para no incomodar. Son personas tranquilas, amables y conciliadoras, pero también pasivas, desconectadas de sus deseos y con dificultad para tomar decisiones.
¿Qué son las alas en el Eneagrama y cómo influyen?
Dentro del Eneagrama, cada Eneatipo está conectado a los dos tipos vecinos en el círculo. A estos se les conoce como “alas”. Por ejemplo, una persona cuyo Eneatipo dominante es el 5 puede tener como ala el 4 o el 6. Estas alas no cambian nuestro tipo principal, pero sí matizan nuestra forma de ser, añadiendo características secundarias que amplían o equilibran nuestra personalidad.
La influencia de las alas puede ser muy notoria o apenas visible, dependiendo del desarrollo personal de cada individuo. Algunas personas se identifican claramente con una de las dos alas, mientras que otras muestran rasgos de ambas. Las alas funcionan como extensiones del Eneatipo principal y, en muchos casos, aportan habilidades o recursos que ayudan a compensar ciertas limitaciones del tipo dominante.
Comprender nuestras alas no solo profundiza en el autoconocimiento, sino que también nos permite entender mejor nuestras contradicciones internas. A través de ellas, podemos ver cómo nuestra personalidad se adapta, cómo combinamos distintos rasgos y cómo ampliamos nuestra forma de responder a las situaciones. Identificar el rol de nuestras alas es un paso clave para trabajar con más conciencia y flexibilidad sobre nosotros mismos.
¿Qué representa el símbolo del Eneagrama?

El símbolo del Eneagrama es una figura geométrica compuesta por un círculo, un triángulo equilátero y una línea irregular de seis puntas. A simple vista puede parecer complejo, pero cada parte tiene un significado profundo que ayuda a entender cómo funciona este sistema. Los nueve puntos del círculo representan los nueve Eneatipos y su posición no es aleatoria: reflejan un orden lógico que se relaciona con la energía y la transformación.
El triángulo conecta los puntos 3, 6 y 9, formando lo que se conoce como la “tríada interna”. Esta figura representa tres fuerzas fundamentales en el ser humano: la acción, la emoción y el pensamiento. Por su parte, la figura de seis lados (que une los puntos 1-4-2-8-5-7) refleja el movimiento interno entre los tipos, indicando cómo cambiamos según nuestro nivel de equilibrio o estrés. Este patrón dinámico es clave para entender el desarrollo o el bloqueo dentro de cada personalidad.
Más allá de su forma, el símbolo del Eneagrama invita a observar que los seres humanos no somos estáticos. En lugar de encasillar, este diagrama muestra que estamos en constante transformación, en un proceso continuo de crecimiento o estancamiento. Visualizar cómo los Eneatipos se relacionan entre sí nos permite comprender mejor nuestras transiciones internas y los caminos posibles para evolucionar conscientemente.
¿Cómo descubrir tu Eneatipo dominante?
Descubrir tu Eneatipo dominante no consiste en realizar un simple test, sino en observar con honestidad tus patrones emocionales, mentales y conductuales más frecuentes. Aunque existen cuestionarios que pueden ayudarte a orientarte, el verdadero conocimiento surge cuando te reconoces en la descripción de un tipo, especialmente en su herida emocional. Identificar el tipo que refleja tus motivaciones más profundas y tus mecanismos de defensa es un proceso personal que requiere reflexión y sinceridad.
Un buen punto de partida es leer detenidamente las descripciones de los nueve Eneatipos, prestando atención a lo que te incomoda o te resuena de forma intensa. No se trata de identificar solo conductas externas, sino de detectar qué necesidad te impulsa a actuar como lo haces: ¿buscas aprobación, control, seguridad, libertad? Observar cómo reaccionas ante el conflicto, el fracaso o la crítica puede darte pistas valiosas sobre tu tipo principal.
También es útil complementar esta búsqueda con libros especializados, cursos o acompañamiento profesional. Algunos terapeutas y coaches formados en Eneagrama pueden ayudarte a profundizar en tu autoconocimiento de manera más estructurada. A medida que comprendas mejor tu tipo, podrás empezar a trabajar en tus áreas ciegas, reconectar con tu parte más auténtica y avanzar hacia una versión más consciente y libre de ti mismo.
Conocerse a uno mismo a través del Eneagrama
El Eneagrama no es un sistema para etiquetar personas, sino una herramienta para comprender cómo nos desconectamos de nuestra esencia y cómo podemos volver a ella. Nos ayuda a ver con claridad los patrones inconscientes que repetimos desde hace años, y que muchas veces son fuente de sufrimiento, conflicto o frustración. Al identificar nuestro Eneatipo, tenemos la oportunidad de dejar de actuar en piloto automático y empezar a tomar decisiones desde un lugar más consciente.
El proceso de autoconocimiento que propone el Eneagrama no es inmediato ni lineal. Implica atravesar capas de autoengaño, reconocer nuestras heridas emocionales y observar con compasión nuestras conductas defensivas. También nos invita a conectar con nuestras virtudes esenciales: cualidades que ya están en nosotros, pero que muchas veces hemos olvidado o reprimido por miedo. Este camino no busca perfección, sino autenticidad y equilibrio.
Conocerse a través del Eneagrama implica un compromiso con el crecimiento personal y una mayor responsabilidad emocional. Al comprendernos mejor, también aprendemos a comprender a los demás. Este modelo nos ofrece un lenguaje común para hablar de lo humano, con sus luces y sombras, y nos recuerda que, más allá del tipo de personalidad, todos compartimos el mismo anhelo: vivir con más conciencia, libertad y sentido.
Historia y origen del Eneagrama
El origen del Eneagrama es complejo y combina influencias filosóficas, espirituales y psicológicas. Aunque su símbolo tiene raíces antiguas que se remontan a tradiciones del Medio Oriente y del sufismo, su aplicación moderna al estudio de la personalidad comenzó en el siglo XX. Fue el místico boliviano Óscar Ichazo quien estructuró por primera vez los nueve tipos de carácter en un sistema coherente, integrando conocimientos de distintas tradiciones y escuelas filosóficas.
Más tarde, el psiquiatra chileno Claudio Naranjo desarrolló el modelo desde una perspectiva terapéutica, incorporando conceptos de la psicología occidental. A través de su experiencia clínica, detalló los rasgos y mecanismos de defensa de cada tipo, lo que permitió aplicarlo en contextos educativos y psicológicos. Su aporte fue clave para transformar el Eneagrama en una herramienta práctica de autoconocimiento. En las últimas décadas, su uso se ha expandido y popularizado en todo el mundo.
Qué es la Bioneuroemoción y cómo puede ayudarte a sanar
El cuerpo y la mente están profundamente conectados, y muchas veces los síntomas físicos tienen un trasfondo emocional no resuelto. La Bioneuroemoción es un enfoque que busca identificar esos conflictos inconscientes para transformarlos en una oportunidad de crecimiento. En este artículo exploramos qué significa la Bioneuroemoción, en qué se basa y cómo puede convertirse en un camino de sanación integral.
Tabla de Contenidos
- ¿Qué es la bioneuroemoción y en qué se basa?
- La historia detrás de la Bioneuroemoción
- Cómo funciona la bioneuroemoción en el proceso de sanación
- Aplicaciones prácticas de la bioneuroemoción
- ¿Cómo es una sesión de bioneuroemoción?
- ¿Qué diferencias existen entre la biodescodificación y la bioneuroemoción?
¿Qué es la bioneuroemoción y en qué se basa?
La Bioneuroemoción es una práctica de autoconocimiento que busca comprender el trasfondo emocional de los conflictos y síntomas que aparecen en la vida, con el objetivo de transformarlos en aprendizajes que favorezcan la sanación y el equilibrio interior. De esta forma, busca ayudar a la persona a hacer consciente lo inconsciente, de modo que pueda liberar viejos patrones y abrir la puerta a una vida más coherente y plena.
Este enfoque integra conocimientos de distintas disciplinas, como la biología, la epigenética, la programación neurolingüística y hasta la física cuántica. Bajo esta mirada, cada síntoma, pensamiento o reacción emocional no es un obstáculo, sino una oportunidad para ampliar la conciencia y dejar de vivir bajo patrones automáticos que limitan la libertad personal.
La Bioneuroemoción sostiene que detrás de un síntoma suele haber una incoherencia entre lo que la persona piensa, siente y hace. Al reconocer ese desajuste y comprender su origen emocional, se abre la posibilidad de resignificar la experiencia y transformarla en aprendizaje. El propósito final es que cada individuo recupere su libertad emocional y asuma la responsabilidad de su propia vida.
En el curso Escuchar los mensajes del cuerpo, disponible en Gaia, David Corbera muestra cómo cada síntoma puede entenderse como un mensaje del alma que invita a revisar heridas internas y patrones inconscientes. A lo largo de cuatro episodios, se presentan nuevas formas de interpretar el dolor y la enfermedad como oportunidades de crecimiento y transformación.
La historia detrás de la Bioneuroemoción
La Bioneuroemoción fue desarrollada por Enric Corbera, psicólogo y conferencista español que dedicó su carrera a integrar diferentes corrientes de conocimiento en un método práctico de autoconocimiento y transformación personal. A partir de su experiencia en psicología humanista y su contacto con la biodescodificación, Corbera creó un enfoque más amplio que incorpora aspectos científicos, filosóficos y espirituales.
Actualmente, Corbera difunde este método a través del Enric Corbera Institute, donde se forman profesionales y se comparte su visión con personas de todo el mundo. Su aporte ha hecho que la Bioneuroemoción trascienda fronteras y se convierta en un referente dentro de las prácticas de desarrollo personal.
Cómo funciona la bioneuroemoción en el proceso de sanación
La Bioneuroemoción propone un recorrido que lleva a la persona a observar sus emociones desde un lugar más consciente. A través de distintas fases, se identifican los conflictos internos, se comprende su origen y se les da un nuevo significado para que dejen de condicionar la vida.
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Análisis: identificar el conflicto emocional
El primer paso consiste en reconocer qué emoción o síntoma está generando malestar. Para ello, se exploran las circunstancias actuales de la persona, su forma de reaccionar y las experiencias que despiertan tensión o sufrimiento. Este análisis permite ponerle nombre a aquello que hasta entonces podía sentirse difuso.
En esta etapa, el síntoma se entiende como una señal que apunta hacia un conflicto emocional no resuelto. Más que centrarse en eliminarlo, el objetivo es descubrir qué está intentando comunicar y abrir la puerta hacia una comprensión más profunda de uno mismo.
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Comprensión: descubrir el origen del problema
Una vez identificado el conflicto, el siguiente paso es buscar su raíz. Muchas veces se trata de creencias heredadas, recuerdos de la infancia o patrones familiares que se repiten de forma inconsciente y condicionan la manera de pensar y sentir.
La comprensión de este origen permite reconocer que lo que parecía un problema aislado forma parte de una historia más amplia. Al iluminar esos vínculos ocultos, la persona puede dar sentido a su experiencia y comenzar a liberarse del peso emocional que arrastraba.
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Aprendizaje: resignificar la experiencia vivida
En esta etapa, el foco está en darle un nuevo significado a lo ocurrido. En lugar de ver la experiencia como un error o una carga, se interpreta como una oportunidad que mostró aquello que necesitaba ser atendido. Este cambio de perspectiva transforma el dolor en aprendizaje.
Al resignificar la vivencia, la persona deja de sentirse víctima de las circunstancias y comienza a reconocer su capacidad de elegir cómo relacionarse con lo que pasó. El síntoma pierde fuerza y se convierte en un recordatorio de la posibilidad de crecer a partir de lo vivido.
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Aplicación: integrar el cambio en la vida cotidiana
El último paso consiste en llevar esa comprensión a la práctica diaria. No basta con entender el origen del conflicto: es necesario modificar la forma de actuar, de pensar y de relacionarse para que la transformación sea real.
Aplicar lo aprendido significa vivir de manera más consciente, respondiendo en lugar de reaccionar de forma automática. Con el tiempo, esta integración refuerza la libertad emocional y permite construir relaciones y decisiones más coherentes con el nuevo estado de conciencia.

Aplicaciones prácticas de la bioneuroemoción
La Bioneuroemoción encuentra aplicación en distintos aspectos de la vida cotidiana, ya que ayuda a reconocer cómo las emociones influyen en la salud, los vínculos y las decisiones. Su utilidad radica en ofrecer un marco para comprender el origen de los conflictos y transformar la manera de relacionarse con ellos.
- Salud física: permite identificar la relación entre determinados síntomas y tensiones emocionales no resueltas. Al hacerlo, la persona puede acompañar su proceso médico con una mirada que favorece la recuperación y previene recaídas.
- Gestión emocional: ayuda a reconocer patrones de reacción automáticos frente a situaciones estresantes. De este modo, la persona aprende a responder con mayor calma y claridad en lugar de dejarse llevar por impulsos.
- Relaciones personales: facilita detectar creencias inconscientes que generan conflictos repetitivos en pareja, familia o amistades. Al transformarlas, se abre la posibilidad de construir vínculos más libres y saludables.
- Ámbito laboral: ofrece herramientas para manejar mejor la presión, el miedo al fracaso o las dificultades de comunicación. Esto permite tomar decisiones más coherentes y mejorar el ambiente de trabajo.
- Desarrollo personal: impulsa a revisar las ideas limitantes heredadas de la historia familiar o cultural. Así, favorece la creación de un proyecto de vida más auténtico y alineado con los propios valores.
- Educación: brinda recursos para acompañar a niños y jóvenes en su crecimiento emocional. Con ello, se promueve la empatía y la comprensión en lugar del juicio o la imposición.
- Espiritualidad: invita a mirar la vida desde una perspectiva más amplia, donde los desafíos se entienden como oportunidades de evolución. Esto ayuda a integrar las experiencias difíciles en un camino con mayor sentido.
¿Cómo es una sesión de bioneuroemoción?
Una sesión de Bioneuroemoción suele comenzar con un espacio de escucha activa, en el que la persona comparte su motivo de consulta y el malestar que atraviesa. El profesional acompaña con preguntas abiertas que permiten identificar emociones, creencias y patrones repetitivos que están influyendo en la situación actual.
Después, se profundiza en la historia personal y familiar para comprender de dónde provienen esas emociones no resueltas. A través de este proceso, se revelan vínculos entre experiencias pasadas y los síntomas o conflictos presentes. La mirada se centra siempre en ampliar la conciencia, más que en buscar culpables.
Finalmente, el consultante es guiado a resignificar lo vivido y a integrar una nueva comprensión en su día a día. No se trata de dar consejos, sino de acompañar a la persona a descubrir sus propios recursos internos para transformar la manera en que interpreta su experiencia y recuperar su libertad emocional.
¿Qué diferencias existen entre la biodescodificación y la bioneuroemoción?
Aunque la Bioneuroemoción surgió en relación con la biodescodificación, ambas disciplinas tienen enfoques distintos. La biodescodificación se centra principalmente en vincular síntomas físicos con conflictos emocionales concretos, buscando la causa oculta detrás de la enfermedad.
La Bioneuroemoción, en cambio, amplía esa perspectiva al integrar la psicología humanista, la epigenética y otros marcos de conocimiento. Su propósito no es únicamente comprender el origen del síntoma, sino invitar a la persona a asumir responsabilidad sobre su vida, transformar su manera de percibir la realidad y alcanzar mayor libertad interior.