Posturas de yoga: kakasana o el cuervo

Posturas de yoga: kakasana o el cuervo
por: Gaia | Feb. 19, 2014
Kakha es el vocablo sánscrito que significa cuervo. La postura final que adopta el cuerpo en esta asana se asemeja a este pájaro. También es conocida como Bakasana o la grulla, pero no son exactamente iguales. Kakasana es una postura moderada de equilibrio invertido sobre las manos, que parece más difícil de lo que realmente es, y requiere mayor equilibrio y concentración que fuerza muscular en los brazos.
En las posturas con nombres de pájaros son comunes la flexión de la columna dorsal, la abducción de los omóplatos y la extensión de la columna cervical, es decir, se abren las alas y se alza el pico.
TÉCNICA
– Sitúate en la esterilla en cuclillas, apoya las manos en el suelo delante de ti, separadas entre sí al ancho de tus hombros, flexiona ligeramente los codos y oriéntalos hacia fuera.
– Levanta la pelvis todo lo que puedas manteniendo las rodillas flexionadas, y apoyando las puntas de los pies, no la planta entera. Lleva el peso de tu cuerpo a las manos, manteniendo aún las puntas de los pies en el suelo, y dirige la mirada a un punto situado en el suelo, a unos 50 cm por delante de ti.
– Eleva los pies y apoya las rodillas cada una sobre un brazo. Aquí viene la diferencia fundamental entre bakasana y kakasana. En bakasana las rodillas se sitúan lo más cerca posible de las axilas. En kakasana en cambio, las rodillas se acercan más a los codos.
– Junta los dedos gordos de los pies, e intenta acercar las pantorrillas a los glúteos haciendo una contracción con los músculos del abdomen.
– Mantén la postura el mayor tiempo posible y después deshaz en el orden inverso, y descansa. Sacude y moviliza las muñecas.
RECOMENDACIONES
– La base de las manos debe ser estable. Separa los dedos y gira ligeramente la mano hacia dentro.
– Cuando dobles los codos, estos deben salir hacia los lados, no hacia atrás.
– Si al principio no puedes levantar los dos pies del suelo sin perder el equilibrio, levanta solo uno, manteniendo la punta del otro en el suelo, hasta que te sientas preparado.
– Mantén la cabeza erguida y la mirada fija en un punto situado en el suelo por delante de ti.
– Puede que al principio solo puedas mantener la postura durante unos pocos segundos. Con la práctica, tu equilibrio mejorará y con él aumentará el tiempo de permanencia. Hasta ese momento, ten paciencia y perseverancia y repite la postura 2 o 3 veces.
BENEFICIOS
– Fortalece las muñecas, los brazos y los hombros, músculos dorsales y pectorales.
– Aumenta la capacidad respiratoria.
– Tonifica los órganos abdominales.
– Mejora el riego sanguíneo.
– Favorece el funcionamiento del hígado y el bazo.
– Mejora la concentración y el equilibrio.
– Aporta calma y claridad mental.
CONTRAINDICACIONES
No es recomendable practicar esta postura si estás embarazada, en caso de presión arterial alta, o síndrome del túnel carpiano.
Si quieres practicar ésta y otras posturas de yoga desde la comodidad de tu casa únete a Gaia.
Yoga en primavera

La primavera es época de renacer y resurgir. La naturaleza nos lo muestra en todo su esplendor; ella misma despierta del letargo invernal. La savia se mueve hacia arriba de nuevo para hacer despuntar la vida en sus brotes. Los pájaros anidan para criar a sus polluelos. Los ríos fluyen colmados de agua del deshielo. Si nos detenemos a observar seremos testigos de cómo la vida vuelve a nacer con energías renovadas.
En nosotros también ocurre el cambio, nuestro cuerpo despierta a la luz del sol después del largo invierno. Necesita movimiento para sacudirse el letargo. En primavera los parques se llenan de gente, desempolvamos las zapatillas de deporte y nos animamos a salir de nuevo a pasear, correr, montar en bicicleta… lo que sea con tal de salir al exterior y recibir los rayos y el calor del sol.
El yoga nos ayuda en esta transición entre estaciones si adecuamos nuestra práctica diaria a las necesidades que requiere nuestro cuerpo-mente.
Ahora deberemos buscar posturas que nos den calor y vitalidad. Es momento de crear una práctica estimulante que nos ayude a eliminar toxinas y activar el elemento fuego, relacionado con el plexo solar y la digestión y combustión de los alimentos.