Los 7 chakras: Sus características y cómo equilibrarlos
Los chakras son centros de energía en el cuerpo humano que regulan diversos aspectos de nuestra salud física, emocional y espiritual. Estos centros energéticos desempeñan un papel importante en mantener el equilibrio y el bienestar general. En este artículo exploramos qué son los chakras, cuántos hay en el cuerpo y cómo mantenerlos equilibrados.
Tabla de Contenidos
- ¿Qué son los chakras?
- ¿Cuántos chakras hay en el cuerpo?
- Los 7 chakras principales y sus significados
- ¿Cómo reconocer cuando mis chakras están bloqueados?
- 7 prácticas para alinear los chakras
¿Qué son los chakras?
Los chakras son vórtices energéticos ubicados en diferentes puntos del cuerpo humano. La palabra “chakra” proviene del sánscrito y significa “rueda” o “círculo”. Estos centros energéticos regulan el flujo de energía vital, conocida como prana, a través del cuerpo, influyendo en la salud física, emocional y espiritual.
Cada chakra está asociado con diferentes aspectos de la vida, como las emociones, la espiritualidad y la salud física. Los textos clásicos de Yoga describen los chakras como ruedas giratorias de energía, cada una con un elemento, color y sonido específico. Estas características trabajan juntas para mantener el equilibrio energético en el cuerpo, facilitando un bienestar integral.
Los chakras actúan como puentes entre el cuerpo físico, el astral y el causal. Transforman la energía y la distribuyen por el cuerpo a través de los nadis o canales energéticos. Mantener los chakras abiertos y equilibrados es esencial para nuestra salud y bienestar integral, permitiendo que la energía vital fluya libremente.
¿Cuántos chakras hay en el cuerpo?
En el cuerpo humano hay siete chakras principales, ubicados a lo largo de la columna vertebral y hasta la coronilla. Cada uno de estos chakras desempeña un papel específico en nuestro bienestar general:
- Primer chakra: Chakra raíz (Muladhara)
- Segundo chakra: Chakra sacro (Swadhisthana)
- Tercer chakra: Chakra del plexo solar (Manipura)
- Cuarto chakra: Chakra del corazón (Anahata)
- Quinto chakra: Chakra de la garganta (Vishuddha)
- Sexto chakra: Chakra del tercer ojo (Ajna)
- Séptimo chakra: Chakra de la coronilla (Sahasrara)

Los 7 chakras principales y sus significados
Los siete chakras principales están vinculados a diferentes áreas de nuestro cuerpo y afectan tanto nuestra salud física como emocional y espiritual. Cada chakra tiene un rol específico en mantener el equilibrio energético en nuestro ser. Comprender estos chakras y sus significados nos ayuda a mejorar nuestro bienestar integral.
Chakra raíz (Muladhara)

El chakra raíz, conocido como Muladhara en sánscrito, se encuentra en la base de la columna vertebral. Este chakra está asociado con la supervivencia, la seguridad y las necesidades básicas como la alimentación y el refugio. Cuando el chakra raíz está equilibrado, nos sentimos seguros y conectados con la tierra, capaces de enfrentar los desafíos cotidianos con confianza y estabilidad.
Muladhara es el fundamento sobre el cual se construye el equilibrio de los otros chakras. Este chakra es muy importante para nuestra estabilidad física y emocional. Prácticas como la meditación y la conexión con la naturaleza pueden ayudar a mantener el chakra raíz en armonía.
Para activar y equilibrar Muladhara, se utilizan diversas herramientas y prácticas, como los cristales y aceites esenciales específicos. Estas herramientas ayudan a canalizar la energía hacia el chakra, promoviendo su armonización y apertura. Conocer y utilizar estos elementos puede ser de gran ayuda en nuestro viaje hacia el bienestar integral.
- Ubicación: en el perineo, entre el ano y los genitales.
- Sonido: lam.
- Elemento: tierra.
- Colores: el rojo lo activa, el verde lo calma.
- Cristales: todas las de color rojo (granate, jaspe rojo, obsidiana, cuarzo ahumado).
- Aceites esenciales: patchouli, cedro, clavo.
Chakra sacro (Swadhisthana)

El chakra sacro, conocido como Swadhisthana en sánscrito, se encuentra en la región del coxis, justo debajo del ombligo. Este chakra está relacionado con las emociones, la sexualidad y la creatividad. Swadhisthana influye en nuestra capacidad para experimentar placer y nuestras interacciones emocionales con los demás.
Este chakra también está vinculado a la pasión y a nuestra capacidad para adaptarnos a los cambios. Un Swadhisthana equilibrado permite expresar nuestras emociones libremente y disfrutar de una vida sexual saludable. Cuando está en armonía, fomenta la creatividad y la capacidad de disfrutar plenamente de la vida.
Para equilibrar el chakra sacro, se pueden utilizar diversas prácticas, como la danza, el arte y la meditación enfocada en las emociones. Estas actividades ayudan a desbloquear y canalizar la energía creativa y emocional, permitiendo que fluya libremente.
- Ubicación: justo debajo del ombligo.
- Sonido: vam.
- Elemento: agua.
- Colores: el naranja lo activa, el azul lo calma.
- Cristales: cornalina, piedra lunar, ámbar.
- Aceites esenciales: sándalo, ylang-ylang, naranja.
Chakra del Plexo Solar (Manipura)

El chakra del plexo solar, conocido como Manipura, se encuentra en el área del ombligo y rige el plexo solar. Este chakra está relacionado con la energía vital, el poder personal y la voluntad. Manipura es el centro de nuestra autoestima y confianza en nosotros mismos.
Cuando el chakra del plexo solar está equilibrado, nos sentimos seguros de nuestras habilidades y somos capaces de tomar decisiones con determinación. La energía de Manipura nos ayuda a establecer metas claras y a perseguir nuestros sueños con vigor y entusiasmo. También promueve la digestión y el metabolismo saludable.
El equilibrio de Manipura puede lograrse a través de prácticas como ejercicios de respiración, afirmaciones positivas y actividades físicas que fortalezcan el núcleo. Estas prácticas ayudan a activar el fuego interior y a mantener una autoestima fuerte.
- Ubicación: área del ombligo.
- Sonido: ram.
- Elemento: fuego.
- Colores: el amarillo lo activa, el azul lo calma.
- Cristales: citrino, topacio, ojo de tigre.
- Aceites esenciales: limón, romero, jengibre.
Chakra del corazón (Anahata)

El chakra del corazón, conocido como Anahata en sánscrito, se encuentra a la altura del corazón, en el plexo cardíaco. Este chakra está relacionado con el amor, la compasión y la empatía. Anahata es el centro de nuestras emociones más elevadas, como el amor incondicional y la capacidad de perdonar.
Un chakra del corazón equilibrado nos permite amar y aceptar a los demás y a nosotros mismos sin condiciones. También facilita la sanación emocional y la capacidad de mantener relaciones saludables y armoniosas. La energía de Anahata promueve la paz interior y el equilibrio emocional.
Para activar y equilibrar Anahata, se recomienda practicar el perdón, la meditación del corazón y el uso de cristales y aceites esenciales específicos. Estas prácticas ayudan a abrir el corazón y a fomentar una mayor conexión con los demás.
- Ubicación: altura del corazón.
- Sonido: yam.
- Elemento: aire.
- Colores: el verde lo activa, el rosa lo calma.
- Cristales: cuarzo rosa, jade, esmeralda.
- Aceites esenciales: rosa, lavanda, bergamota.
Chakra de la garganta (Vishuddha)

El chakra de la garganta, conocido como Vishuddha en sánscrito, está situado detrás de la garganta. Este chakra está relacionado con la comunicación, la expresión y la autenticidad. Vishuddha es el centro de nuestra capacidad para expresar nuestras ideas y sentimientos de manera clara y efectiva.
Cuando el chakra de la garganta está equilibrado, somos capaces de comunicarnos con confianza y claridad. Este chakra también influye en nuestra capacidad para escuchar y comprender a los demás. Un Vishuddha en armonía promueve la sinceridad y la autenticidad en nuestras relaciones y en nuestra autoexpresión.
Para equilibrar Vishuddha, se pueden utilizar prácticas como el canto, la escritura y la meditación enfocada en la garganta. Estas actividades ayudan a desbloquear y canalizar la energía hacia una comunicación abierta y sincera.
- Ubicación: detrás de la garganta.
- Sonido: ham.
- Elemento: éter.
- Colores: el azul lo activa, el blanco lo calma.
- Cristales: aguamarina, lapislázuli, turquesa.
- Aceites esenciales: eucalipto, menta, salvia.
Chakra del tercer ojo (Ajna)

El chakra del tercer ojo, conocido como Ajna en sánscrito, se encuentra en el entrecejo. Este chakra está relacionado con la intuición, la percepción y la sabiduría interior. Ajna es el centro de nuestra capacidad para ver más allá de lo evidente y conectar con nuestra sabiduría interna.
Cuando el chakra del tercer ojo está equilibrado, confiamos en nuestra intuición y somos capaces de ver la vida desde una perspectiva más amplia. Este chakra también facilita la concentración y la claridad mental. Un Ajna en armonía promueve la capacidad de visualizar y manifestar nuestras metas y sueños.
Para equilibrar Ajna, se recomienda practicar la meditación, la visualización y el uso de cristales y aceites esenciales específicos. Estas prácticas ayudan a activar la intuición y a fomentar una mayor conexión con nuestra mente interior.
- Ubicación: entrecejo.
- Sonido: om.
- Colores: el índigo lo activa, el amarillo lo calma.
- Cristales: amatista, lapislázuli, sodalita.
- Aceites esenciales: incienso, mirra, enebro.
Chakra de la coronilla (Sahasrara)

El chakra de la coronilla, conocido como Sahasrara en sánscrito, se encuentra por encima de la coronilla. Este chakra está relacionado con la espiritualidad y la conexión con lo divino. Sahasrara es el centro de nuestra conexión espiritual y nuestra comprensión del universo.
Cuando el chakra de la coronilla está equilibrado, experimentamos un sentido de paz profunda y conexión con lo divino. Este chakra también facilita la iluminación y la expansión de la conciencia. Un Sahasrara en armonía nos permite trascender las preocupaciones mundanas y experimentar un sentido de unidad con el universo.
Para equilibrar Sahasrara, se recomienda practicar la meditación, el yoga y otras prácticas espirituales que nos conecten con nuestra esencia divina. Estas actividades ayudan a abrir y activar este chakra, promoviendo una mayor conexión espiritual.
- Ubicación: encima de la coronilla.
- Sonido: silencio.
- Colores: el violeta lo activa, el dorado lo calma.
- Cristales: cuarzo claro, amatista, diamante.
- Aceites esenciales: loto, olíbano, sándalo.
¿Cómo reconocer cuando mis chakras están bloqueados?
Reconocer si tus chakras están bloqueados es esencial para mantener el equilibrio energético y el bienestar general. Los bloqueos en los chakras pueden manifestarse en diversos aspectos de la salud física, emocional y espiritual. A continuación, describimos señales comunes que indican posibles bloqueos en los chakras:
- Problemas físicos recurrentes: Dolores inexplicables, enfermedades crónicas o una sensación constante de fatiga pueden ser indicativos de bloqueos en tus chakras. Cada chakra está asociado con diferentes partes del cuerpo y sus funciones.
- Falta de concentración: Tienes dificultades para enfocarte y mantener la atención en las tareas cotidianas. Esto puede reflejar un desequilibrio en los chakras superiores, afectando tu claridad mental.
- Baja autoestima: Experimentas sentimientos persistentes de inseguridad y dudas sobre tus habilidades. La confianza en ti mismo y la autoaceptación pueden estar comprometidas, indicando un bloqueo en los chakras inferiores.
- Dificultad para comunicarte: Te resulta complicado expresar tus pensamientos y emociones de manera clara y efectiva. Esto puede ser un signo de bloqueo en el chakra de la garganta, afectando tu capacidad de comunicación.
- Desconexión espiritual: Sientes una falta de propósito o sentido en la vida y te resulta difícil conectar con tu espiritualidad. Los chakras superiores, especialmente el de la coronilla, pueden estar bloqueados, impidiendo una conexión profunda con lo divino.
- Problemas en las relaciones: Encuentras dificultades para mantener relaciones saludables y equilibradas. La empatía, la compasión y la capacidad de dar y recibir amor pueden estar comprometidas, indicando bloqueos en el chakra del corazón.

7 prácticas para alinear los chakras
Alinear los chakras es esencial para mantener un flujo de energía equilibrado en el cuerpo y promover el bienestar integral. Existen diversas prácticas que pueden ayudarte a armonizar estos centros energéticos y mejorar tu salud física, emocional y espiritual. A continuación, exploramos siete métodos efectivos para alinear los chakras y mantener un equilibrio energético óptimo.
Meditación
La meditación es una práctica poderosa para alinear los chakras, ya que permite centrarse y equilibrar la mente y el cuerpo. Meditar regularmente, enfocándote en cada chakra y visualizando su energía fluyendo libremente, puede ayudar a desbloquear y armonizar estos centros energéticos. La meditación guiada específica para cada chakra también puede ser muy beneficiosa.
Yoga
El yoga es otra herramienta efectiva para alinear los chakras, combinando posturas físicas, respiración y meditación. Diferentes asanas o posturas de yoga están diseñadas para abrir y equilibrar cada chakra, promoviendo un flujo de energía saludable. Practicar yoga regularmente ayuda a mantener la flexibilidad física y el equilibrio energético.
Reiki
El Reiki es una técnica de sanación energética que puede equilibrar los chakras al canalizar la energía universal a través de las manos del practicante. Durante una sesión de Reiki, el practicante dirige la energía hacia los chakras bloqueados, ayudando a restaurar su equilibrio y promover la sanación. Esta práctica es suave y no invasiva.
Alimentación
Consumir alimentos que correspondan a los colores de los chakras puede ayudar a mantener su energía en armonía. Por ejemplo, alimentos rojos para el chakra raíz o verdes para el chakra del corazón pueden fortalecer y equilibrar estos centros energéticos.
Ejercicio físico
El ejercicio físico regular es fundamental para mantener los chakras equilibrados. Actividades como caminar, nadar o bailar pueden estimular el flujo de energía a través del cuerpo. Mantenerse físicamente activo ayuda a liberar bloqueos energéticos, promoviendo un equilibrio general en el sistema de chakras.
Cristales
Los cristales son herramientas naturales que pueden utilizarse para equilibrar los chakras. Cada cristal tiene propiedades específicas que resuenan con diferentes chakras. Colocar cristales correspondientes a cada chakra en el cuerpo durante la meditación o llevarlos contigo puede ayudar a armonizar y activar estos centros energéticos.
Aromaterapia
La aromaterapia utiliza aceites esenciales para equilibrar los chakras a través del olfato. Inhalar aceites esenciales o aplicarlos en puntos específicos del cuerpo puede influir positivamente en el estado de los chakras. Cada aceite esencial tiene propiedades que pueden ayudar a abrir y equilibrar los chakras, promoviendo el bienestar físico y emocional.
Qué es la tercera dimensión y cuál es su rol espiritual
La tercera dimensión es el nivel de existencia en el que predominan la forma, la materia y la percepción lineal del tiempo. Es el plano donde la conciencia se experimenta a través del cuerpo, los sentidos y la dualidad. En este artículo exploramos qué es la 3era dimensión espiritual desde el punto de vista de Matías De Stefano, tal como se explica en la serie Iniciación: Viaje al origen del Universo, disponible en Gaia.
Tabla de Contenidos
- ¿Qué es la tercera dimensión?
- Diferencias entre tercera, cuarta y quinta dimensión
- Profundidad y materia en la tercera dimensión
- La 3era dimensión como plano de la realidad sensorial
- ¿Es real la realidad? La ilusión en la tercera dimensión
- Tercera dimensión espiritual: el alma encarnada en lo físico
- Por qué no debemos escapar de la 3D
- La 3era dimensión como base de las dimensiones superiores
¿Qué es la tercera dimensión?
La tercera dimensión es una de las nueve dimensiones del universo y representa el plano donde la energía toma forma física. Aquí, las figuras que surgen de dimensiones más sutiles adquieren volumen, densidad y profundidad. No se trata solo de un espacio material, sino de una estructura de conciencia diseñada para experimentar la realidad desde lo tangible.
Este plano se caracteriza por la percepción del alto, el ancho y la profundidad, lo que permite interactuar con el entorno a través de los sentidos. La conciencia en este nivel se identifica con el cuerpo, con el paso lineal del tiempo y con la idea de separación. Es en este punto donde se viven los contrastes: placer y dolor, éxito y error, luz y sombra. Todo aprendizaje se construye a partir de la experiencia directa.
En la serie Iniciación: Viaje al origen del Universo, disponible en Gaia, se explica que la tercera dimensión es el escenario donde la conciencia se convierte en materia para reconocerse a través de los sentidos. Es una etapa necesaria del proceso evolutivo, donde el alma puede explorar, practicar y transformar su propia energía en experiencias concretas.
Diferencias entre tercera, cuarta y quinta dimensión
Estas tres dimensiones están presentes de manera simultánea, pero cada una ofrece una forma distinta de percibir y procesar la realidad. Comprender sus diferencias ayuda a integrar el camino evolutivo con mayor claridad y conciencia.
- Tercera dimensión: Es el plano de la forma física, la linealidad del tiempo y la percepción de separación. Aquí todo se experimenta a través del cuerpo, los sentidos y la lógica.
- Cuarta dimensión: Es el plano del tiempo como estructura flexible, las emociones, los sueños y la energía en movimiento. Permite observar los procesos internos detrás de lo que ocurre.
- Quinta dimensión: Es el plano de la conciencia expandida y la visión global. En este nivel, se percibe la unidad entre todas las cosas y se accede al propósito del alma sin juicio.
Profundidad y materia en la tercera dimensión
La característica principal de la tercera dimensión es la profundidad. A diferencia de las dimensiones anteriores, que solo permiten representar líneas y formas planas, este plano añade volumen, lo que permite que las figuras se conviertan en objetos. Gracias a esta profundidad, lo abstracto toma cuerpo y se vuelve tangible. Esta es la base sobre la que se construye toda nuestra experiencia material.
La materia en esta dimensión no es solo algo físico: es el resultado de una estructura energética que se ha densificado. Cada objeto está compuesto por patrones que vienen de dimensiones más sutiles, pero que en la tercera se organizan para formar lo que consideramos “real”. Es por eso que, aunque los objetos parecen sólidos, en su origen son campos de información vibrando a una frecuencia determinada.
Comprender la materia desde esta perspectiva nos permite verla no como algo estático, sino como algo en constante transformación. Nada es completamente sólido ni separado: todo está sostenido por relaciones invisibles y por la energía que lo constituye. La tercera dimensión es el punto donde esas relaciones se hacen visibles para que podamos explorarlas a través del cuerpo y los sentidos.
La 3era dimensión como plano de la realidad sensorial
La tercera dimensión es el único plano en el que la conciencia puede experimentarse a través de los cinco sentidos. Aquí, todo lo que se ve, se toca, se escucha, se huele o se saborea actúa como una vía para conocer el mundo y a uno mismo. Esta interacción sensorial convierte cada experiencia en una oportunidad de aprendizaje. La conciencia se sumerge en la materia para descubrir quién es a través de lo que percibe.
Este plano también permite registrar el paso del tiempo de forma lineal, lo que genera una secuencia de momentos: pasado, presente y futuro. Esa estructura es esencial para que la experiencia tenga un desarrollo narrativo, con causas, efectos y sentido de continuidad. Gracias a esto, podemos construir memorias, planificar y evolucionar dentro de un marco lógico. Sin esta secuencia, sería difícil ordenar el aprendizaje.
Vivir en la tercera dimensión no significa estar desconectado de lo espiritual. Al contrario: este plano permite integrar la conciencia superior a través de acciones concretas. Cada gesto, cada relación y cada decisión ofrece la posibilidad de alinear lo que pensamos, sentimos y hacemos. Así, lo físico no se convierte en una limitación, sino en un medio para expandir la conciencia.

¿Es real la realidad? La ilusión en la tercera dimensión
Aunque en la tercera dimensión todo parece sólido y separado, lo que llamamos “realidad” es, en esencia, una percepción. Lo que tocamos, vemos o sentimos está mediado por los sentidos y por la interpretación que hace la mente. Por eso, lo que una persona considera real puede ser completamente distinto para otra. La realidad no es absoluta: es subjetiva y depende de la conciencia que la observa.
Desde una visión más profunda, la materia no es más que energía organizada en formas visibles. Lo que parece fijo es, en realidad, una vibración en movimiento constante. Incluso los objetos más sólidos están compuestos por átomos en expansión, vacíos y campos de fuerza. Lo que percibimos como “cosa” es una construcción mental basada en estímulos y memorias previas.
Esta comprensión lleva a ver la tercera dimensión como un juego de percepción. No es una mentira, pero sí una ilusión creada para que la conciencia pueda reconocerse en distintos escenarios. Comprender esto no implica negar lo físico, sino vivirlo con más conciencia: sabiendo que lo que experimentamos es solo una parte de una realidad mucho más amplia.
Tercera dimensión espiritual: el alma encarnada en lo físico
La tercera dimensión no es un plano ajeno al alma. Muy por el contrario, es el espacio donde el alma se proyecta para poder experimentarse a través del cuerpo y la materia. Encarnar no significa “caer” en lo físico, sino adoptar una forma temporal que permite sentir, elegir, crear y transformar. Desde esta perspectiva, vivir en este plano es una oportunidad para explorar la conciencia desde sus límites.
Cuando el alma encarna en la tercera dimensión, se enfrenta a la ilusión de la separación. Esta experiencia es necesaria para desarrollar identidad, voluntad y sentido propio. Es a través del contraste que surge la posibilidad de reconocer el amor, la empatía, la verdad o la coherencia. Cada vivencia se convierte en un reflejo que ayuda al alma a recordar quién es en esencia.
Asumir la vida física como parte del camino espiritual transforma por completo la forma de habitar este plano. Cada sensación, cada vínculo, cada obstáculo tiene un propósito dentro del proceso evolutivo. El alma no está atrapada en un cuerpo: está utilizando ese cuerpo como herramienta para expandirse, aprender y manifestar su potencial en un plano concreto.
Por qué no debemos escapar de la 3D
Existe una idea errónea de que hay que “salir” de la tercera dimensión para evolucionar espiritualmente. Pero esta visión parte del rechazo a lo físico y a la experiencia humana, como si fueran un error o una carga. En realidad, este plano no es un castigo ni una etapa inferior, sino una parte esencial del viaje de la conciencia. El verdadero crecimiento ocurre al integrarlo, no al evitarlo.
La tercera dimensión ofrece desafíos, pero también herramientas únicas: el cuerpo, el tiempo, las emociones, la acción directa. Aquí es donde se pone en práctica todo lo aprendido en niveles más sutiles. Si no se vive plenamente este plano, es imposible sostener la frecuencia de dimensiones superiores. Saltar etapas solo genera desequilibrio y confusión en el camino interior.
Aceptar y habitar este plano con presencia no significa resignarse, sino abrazar el propósito que tiene. El alma eligió esta dimensión para evolucionar, y escapar de ella es negarse a sí misma una parte vital del proceso. Solo quien ha vivido plenamente en lo físico puede integrar la conciencia más alta con estabilidad, claridad y coherencia.
La 3era dimensión como base de las dimensiones superiores
Lejos de ser una dimensión separada, la tercera es la base sobre la que se apoyan las demás. Toda experiencia espiritual necesita de un punto de anclaje en la realidad física. Las ideas, las emociones y las intenciones no pueden expandirse si no encuentran una estructura que las sostenga. En este plano, esa estructura es el cuerpo, el entorno y la acción cotidiana.
Las dimensiones superiores no flotan en un “más allá”: se construyen desde aquí. Cada pensamiento claro, cada emoción equilibrada y cada acción coherente crea las condiciones para acceder a estados más elevados. No hay ascenso sin raíz. La tercera dimensión nos da esa raíz, esa estabilidad necesaria para crecer sin perder el eje.
Por eso, cuanto más consciente es la vida en este plano, más posibilidades hay de abrir puertas a otros niveles de realidad. La profundidad que se desarrolla en la experiencia física permite expandir la percepción sin desconectarse. En lugar de ser un obstáculo, la tercera dimensión es el soporte esencial para la evolución del alma a través de todas las demás dimensiones.