Posturas de yoga: Purvottanasana
Posturas de yoga: Purvottanasana
Por: Gaia | Sep. 04, 2013
TÉCNICA DE LA POSTURA PURVOTTANASANA
- Siéntate en el suelo con las piernas estiradas hacia delante, las palmas de las manos apoyadas en el suelo a ambos lados de las caderas y con los dedos de las manos apuntando en dirección a los pies.
- Flexiona ligeramente las rodillas y apoya las plantas de los pies en el suelo.
- Exhalando eleva del suelo la pelvis, al tiempo que extiendes los codos y las rodillas. Los brazos deben quedar perpendiculares al suelo.
- Estira el cuello y orienta tu mirada hacia el techo.
- Permanece en la postura durante un minuto aproximadamente. Después flexiona los codos y las rodillas y vuelve a descender la pelvis al suelo.
- Descansa en Savasana.
RECOMENDACIONES PARA PURVOTTANASANA
- Eleva la pelvis tanto como puedas.
- Asegúrate de estirar también los dedos de los pies, intentando que toquen el suelo.
- Aunque parece sencilla, es una postura muy exigente en lo que a resistencia se refiere.
BENEFICIOS DE LA POSTURA PURVOTTANASANA
- Fortalece las muñecas y los tobillos.
- Proporciona un estiramiento intenso a la parte delantera del cuerpo, resultando beneficiado el aparato digestivo.
- Efecto sedante sobre el sistema nervioso.
- Proporciona una apertura mayor del tórax, y movilidad a la cintura escapular.
- El aparato urinario también resulta beneficiado debido al masaje que reciben los riñones.
CONTRAINDICACIONES DE LA POSTURA PURVOTTANASANA
Esta postura no es recomendable en caso de lesiones en las manos, muñecas, codos u hombros. En caso de existir lesión cervical, se tendrá especial cuidado en no descolgar la cabeza hacia atrás.
Puedes practicar la postura Purvottanasana en Gaia y otras posturas de yoga con nuestras clases online.
No quiero hacer esa postura de yoga
La asana es una postura de yoga con la que se busca mejorar tu cuerpo y tu mente. Hay diferentes tipos de asanas: de pie, de flexión posterior, flexión anterior, torsiones, posturas de equilibrio, invertidas, de relajación y meditación. Es normal tener preferencias por un tipo según tus características físicas y mentales. Así, hay algunas que practicarías todos los días y hay otras que no practicas voluntariamente.
No quiero hacer esa postura de yoga
Todos hemos tenido alguna vez una asana que no nos gusta y que nos produce rechazo.
Cuando nuestro profesor nos indica su práctica, mentalmente nos quejamos y deseamos que pase rápido. Durante los siguientes minutos resoplamos y miramos a los compañeros que muestran un excelente dominio de la postura que nosotros no tenemos mientras nos tiemblan los músculos.
Pues esa es la postura que más hemos de practicar. Cuando mental y físicamente rechazamos una asana es de la que más podemos aprender.
Debemos preguntarnos:
- ¿Por qué no me gusta esta postura?
- ¿Contra qué estoy luchando?
- ¿Tengo una dificultad física real o mental?