Pranayama: control de la energía corporal
Pranayama: control de la energía corporal
Por: Gaia | Aug. 21, 2013
Según nos explica André Van Lysebeth en su maravillosa obra “ Pranayama, a la serenidad por el yoga”, Prana con mayúscula es la Energía Universal indiferenciada, energía que todo lo penetra y mueve; y prana con minúscula es la energía diferenciada y manifestada en cualquier forma.
El magnetismo, la electricidad o la gravitación son manifestaciones del prana. El prana se encuentra presente en el aire, en los alimentos, el agua, la luz solar… pero no es ninguno de los elementos que la ciencia moderna haya conseguido observar y cuantificar. Los antiguos sabios de la India y la misma filosofía del yoga afirma que el prana puede ser acumulado y almacenado en el sistema nervioso, concretamente en el plexo solar, y además que el yoga nos da la capacidad de dirigir voluntariamente la corriente de prana mediante el pensamiento.
La ciencia del control del prana en el organismo es el Pranayama, aunque todos los ejercicios de yoga tienen este objetivo, y no únicamente las técnicas de respiración. Si es tu primera toma de contacto con las técnicas respiratorias yóguicas no te agobies, aquí te ofrecemos unas sencillas pautas y consejos para introducirte poco a poco en las profundas aguas del pranayama.
Practica con paciencia y perseverancia.
Progresa lentamente en las técnicas respiratorias, respetando las indicaciones para cada ejercicio concreto.
Realiza con regularidad tu sesión de asanas como preparación para el pranayama. No hacerlo sería un error, ya que las asanas mantienen la columna vertebral y el cuerpo flexible libre de bloqueos.
El prana obedece al pensamiento, de modo que practica con atención y concentración.
Comienza siempre por limpiar las fosas nasales. La ducha nasal o jala neti es una manera perfecta de hacerlo.
Adopta una rutina y permite que tu cuerpo y tus pulmones se adapten a ella. No modifiques tu programa ni practiques al azar.
Adopta una postura adecuada para realizar los ejercicios. La columna debe permanecer erguida y el rostro, hombros y brazos relajados. Padmasana o Siddhasana son las más adecuada para ello.
La respiración debe ser silenciosa y lenta.
No practiques hasta la fatiga. Si se presenta interrumpe tu práctica y descansa en la postura de relajación Savasana.
Presta atención a la fase de exhalación (rechaka).
Inspira y espira por la nariz siempre que no se indique lo contrario.
Practica al aire libre o en una habitación bien ventilada.
Fases de la respiración
Puraka
Es la fase de inspiración, que debe ser lenta, uniforme y completa. La concentración debe estar sostenida en la entrada del aire por la nariz.
Kumbhaka
Es la fase de retención del aliento. Los yoguis distinguen entre kumbhaka con los pulmones llenos (después de la inhalación), y kumbhaka con los pulmones vacíos (después de la exhalación). Durante esta fase se produce la liberación de prana en el cuerpo, que puede ser conducida a voluntad por el yogui. Durante la fase de kumbhaka también se estimula la respiración intracelular, que consiste en la absorción del oxígeno por parte de las células del organismo, y la expulsión de CO2. Este intercambio tiene como resultado la liberación de energía con la consiguiente producción de calor interno, además de la estimulación de los procesos vitales en todas las células del cuerpo.
Rechaka
Es la fase de la exhalación. Debe ser lenta y completa. Es la fase más importante desde el punto de vista mecánico, ya que sin una exhalación completa no se puede conseguir una inspiración correcta. Para llenar un recipiente (los pulmones) este tiene que haber sido previamente vaciado. De la combinación de estas tres fases rechaka, kumbhaka y puraka, nacen los distintos ejercicios de control del prana.
Si te interesa el pranayama y quieres comenzar a practicar sus técnicas en Gaia dispones de diferentes clases guiadas.
Cristina Herrero es profesora en Gaia.
Soportes en yoga - El cinturón
Los soportes en yoga son un complemento que no debería faltar en ninguna escuela o gimnasio que imparta esta disciplina. Su variedad responde a la necesidad de complementar la práctica haciéndola más accesible a cualquier naturaleza anatómica: ladrillos, mantas, bolsters, cinturones, sillas o una pared componen el abanico de accesorios que se emplean hoy en día para ayudarte a profundizar en el conocimiento de tu cuerpo.
En este segundo bloque sobre soportes profundizaré en el uso del Cinturón o Correa.
Es un instrumento con el que tengo una estrecha relación. La mayoría de mis alumnos lo saben porque a menudo comienzo las clases con estiramientos de piernas asistidos con cinturón y concedo mucho espacio a ese momento en mi propia práctica, lo llamo “el adaptador de flexibilidad”.
Es una herramienta básica que puede variar en largo y grosor, a más grosor más rigidez y a veces puede resultar algo molesto en las manos a la hora de mantener la sujeción por largo tiempo. Yo lo prefiero suave ya que es más manejable; suelen ser de algodón y pronto te acostumbras al tacto y la dureza.
Puedes usarlo sea cual sea tu nivel. Para aquellos que son menos flexibles supone una gran ayuda, pero también lo es si quieres profundizar en tus estiramientos, o quieres mejorar la estabilidad en los equilibrios. Te daré algunos ejemplos esenciales.
Supta Padangusthasana, o “Postura del dedo gordo en el suelo”, se resiste bastante al principio, lleva tiempo y paciencia ejercitar la flexibilidad hasta llegar a sujetar el pie, o el dedo gordo con las manos.
Una forma de aproximarte a este asana es rodeando el pie con el cinturón, sujetándolo con los brazos estirados y las manos a la misma altura manteniendo la simetría, lo que permitirá que pongas el foco en respirar, sentir la pierna, comprender la alineación entre el tobillo, la rodilla y la cadera evitando así que tu mente se bloquee por el hecho de no llegar al estiramiento ideal; a veces puede ser frustrante.
Incluso si eres muy flexible puedes incurrir en errores como tensar los hombros y el cuello. El cinturón te servirá para relajar esas zonas e ir reeducando tus tendencias físicas.
Sutpta Padangusthasana comprende toda una secuencia de movimientos que implica apertura de caderas y torsión, resultando un trabajo de estiramiento del tren inferior fantástico y que repercute en mejorar la ejecución de otras posturas, en la relajación de la musculatura de la espalda, en un mejor funcionamiento del sistema circulatorio y en aumentar la flexibilidad del cuerpo en general. En toda esa secuencia también puedes usar el cinturón.