Postura de yoga: Salabhasana
Postura de yoga: Salabhasana
Por: Gaia | Mar. 20, 2014
“Salabha” quiere decir saltamontes en sánscrito. Esta postura de yoga es conocida como la postura del saltamontes porque la posición que adopta el cuerpo se asemeja a dicho insecto posado en el suelo. También podemos encontrarla como la postura de la langosta.
Salabhasana se complementa perfectamente con “Bhujangasana“, ya que esta actúa principalmente sobre la parte media alta del cuerpo, mientras que Salabhasana lo hace sobre la parte media inferior.
TÉCNICA
Comenzaremos con Ardha Salabhasana, la postura parcial del saltamontes.
-Tumbado boca abajo en la esterilla con todo el cuerpo estirado. Las piernas están juntas, los brazos a los lados del cuerpo, con las palmas de las manos hacia abajo.
– Apoya la barbilla en el suelo y llévala hacia delante.
– Lentamente levanta la pierna izquierda del suelo manteniéndola totalmente estirada. El apoyo de los brazos en el suelo te ayudará a elevar la pierna contrayendo la musculatura inferior de la espalda. Las caderas deben quedar pegadas al suelo.
– Mantén la postura durante 3 o 4 respiraciones y desciende al suelo la pierna y repite con el otro lado.
– Haz otro ciclo completo.
Shalabasana o saltamontes completo.
– Se comienza en la misma postura que antes, excepto por la posición de los brazos. Hay varias opciones.
a- Cerrar los puños y apretarlos contra el suelo.
b- Entrelazar los dedos de las manos y poner los brazos bien estirados bajo el cuerpo. Las manos quedarán aproximadamente bajo el pubis.
c- Doblar los codos y apuntarlos hacia arriba. Apoyar las palmas de las manos en el suelo formando una pequeña concavidad.
– Levanta las dos piernas a la vez estiradas y juntas.
– Mantén la postura durante algunos segundos y después desciende las piernas lentamente, sin dejarlas caer de golpe.
RECOMENDACIONES
– Estira completamente las cervicales, haz como si quisieses crecer unos centímetros, y después de esto apoya el mentón en el suelo. Procura que durante toda la ejecución de la asana, permanezca bien pegado al suelo.
– Los brazos bien estirados y pegados al suelo (excepto en la posición c de la postura final), las palmas de las manos hacia abajo y los hombros apoyados en el suelo, estabilizan el cuerpo y ayudan a levantar las piernas controladamente.
– Las crestas ilíacas están apoyadas en el suelo. Evitaremos ladear el cuerpo para levantar la pierna más arriba.
– Mantener las piernas bien estiradas, con los gemelos relajados y la punta del pie también relajada. El mayor trabajo se realiza con la musculatura inferior de la espalda.
BENEFICIOS
– Tonifica la región pélvica del sistema nervioso parasimpático.
– La posición del mentón y los hombros apoyados firmemente en el suelo, beneficia la sección superior del parasimpático, especialmente el lugar en que el nervio vago abandona la columna vertebral y se ramifica hacia los diferentes órganos que inerva.
– Mejora la flexibilidad de la columna vertebral, sobre todo en la zona lumbar.
– Fortalece la musculatura de la zona lumbar.
– Favorece los nervios del bajo vientre y el plexo solar.
– Mejora la función de eliminación de los riñones.
– Aumenta el peristaltismo intestinal y mejora el funcionamiento del hígado y el páncreas. En general, todos los órganos y glándulas del abdomen son masajeadas y tonificadas debido a la presión intraabdominal.
– Mejora la circulación sanguínea de retorno.
Con Gaia, puedes disfrutar de prácticas guiadas por nuestros profesores allá donde quiera que estés.
El sendero de Virya
El post de hoy está asociado a la segunda clase de mi nueva colección Sraddha, un conjunto de prácticas que no te puedes perder. Para diseñar esta clase me he inspirado en un concepto que se halla tanto en el ámbito hinduísta como el budista, VIRYA, traducido literalmente como fuerza, energía, vigor, valor, o ímpetu.
Estas cualidades están presentes en la práctica del Yoga, particularmente englobadas en la familia de las “asanas de fuerza”. La manifestación más obvia de este atributo es la física: un ejemplo es sostener la posición por largo tiempo, tener la musculatura bien definida y abordar mayor complejidad en la ejecución.
Pero este es solo un aspecto a tener en cuenta, porque la fuerza se construye siempre desde dentro hacia afuera, desde la actitud.
La manifestación más sutil de la fortaleza nace en el compromiso, que no es más que el acuerdo al que llegas contigo mismo a la hora de mejorar tu condición física y mental para comenzar a disfrutar de una vida más plena.