Pilates y patologías

Pilates y patologías

Pilates y patologías


Por: Gaia |  Sep. 03, 2014

Normalmente, cuando una persona acude a un estudio de pilates lo hace con la intención de recuperar lo que conocemos como “higiene postural” ¿Esto quiere decir que la persona no es muy limpia, que huele mal? Bueno, no exactamente… significa que los patrones posturales se han visto alterados, bien por malos hábitos desde la infancia como: sentarse mal en un asiento, cargar con más peso del que puede soportar o no practicar ningún tipo de actividad física, desarrollando un nulo tono muscular; o bien, por una patología asociada a la columna que le impide tener una postura correcta.

Si hablábamos hace poco de cómo el Método Pilates resulta sumamente beneficioso en la recuperación de lesiones, hoy nos centraremos en las patologías más comunes de la columna y cómo tratarlas si ya se padecen o prevenirlas para que no aparezcan, en algunos casos.

ESCOLIOSIS

La escoliosis es una condición que causa una curvatura de lado a lado en la columna vertebral. La curvatura puede tener forma de “S” o “C”. En la mayoría de los casos, no se sabe qué causa esta curvatura.

*Pilates: el objetivo es alinear el cuerpo constantemente, haciendo hincapié en fortalecer la zona débil y elongar la zona más corta y fuerte. También el trabajo de bilateralidad es esencial (pierna derecha-brazo izquierdo/pierna izquierda-brazo derecho). Se notan mejoras posturales de relevancia y menos dolores de columna.

HIPERCIFOSIS DORSAL

Más conocida como “chepa”. Es un exceso en la curvatura de la columna a nivel dorsal, se puede nacer con predisposición a esta patología, pero también se puede desarrollar si la persona tiene malos hábitos posturales o no desarrolla tono muscular.

*Pilates: dependiendo de la gravedad de la hipercifosis, la persona no podrá respirar con facilidad, sentirá mucha fatiga y dolores musculares a la altura del pecho. Empezar por ejercicios de respiración profunda en el suelo puede ayudar mucho, sobre todo para una toma de conciencia corporal y emocional. Después todos los ejercicios que trabajen la apertura pectoral y que potencien la fuerza en la espalda.

HIPERLORDOSIS LUMBAR

En este caso, el exceso de la curva es en la zona lumbar. Esto puede generar, si no se trabaja a tiempo y no se realiza ningún tipo de ejercicio de fortalecimiento abdominal, en hernia o protusión discal, que veremos más adelante. También las conocidas ‘lumbalgias’ están íntimamente relacionadas con la hiperlordosis.

*Pilates: lo más indicado para estos casos son todos aquellos movimientos que estén enfocados en fortalecer la faja abdominal y el centro del cuerpo, que sirva de compensación y soporte a la zona afectada y débil.

PROTUSIÓN / HERNIA DISCAL

Las lesiones de los discos intervertebrales son bastante comunes: estos discos, cuya función es mejorar la movilidad y estabilización intervertebral, están formados por un núcleo pulposo y un anillo fibroso alrededor. Cuando este anillo se degenera y se desgarra se produce la protusión discal: el disco pierde su forma y se abomba (también se le llama “hernia contenida”). La protusión es el paso previo a la hernia discal, que se produce cuando el disco se rompe y su núcleo (todo o en parte) se desplaza hacia el exterior de la vértebra.

*Pilates: existe un miedo muy extendido a hacer deporte cuando se padece algún tipo de hernia, y es frecuente escuchar las dudas sobre los beneficios que pilates puede aportar para mejorar las condiciones posturales de la persona afectada. Sin embargo, las mejoras son notables y la calidad de vida inmejorable. Eso sí, siempre se trabajará evitando aquellos ejercicios en los que se combina la flexión de columna con la rotación de la misma (por ejemplo, the saw o ’la sierra’). Los ejercicios de hiperextensión de tronco tumbados boca abajo, deben realizarse de forma muy controlada y alineando correctamente la espalda siempre. Como en los casos anteriores, se ha de hacer hincapié en los movimientos que ayuden a trabajar la musculatura del tronco, fortaleciendo tanto la zona lumbar como la abdominal.

Así que… ¡perdamos el miedo a movernos! Una patología no impide que hagamos ejercicio y sintamos nuestro cuerpo en movimiento, tal vez no lo podamos hacer como en la “foto”, pero ese no es nuestro objetivo, sino llevar la postura correcta y poder disfrutar de cada momento de la vida sin dolor y con plenitud.

 



Lumbalgia

La base de la espalda es un complejo entramado de tejidos interconectados que son muy sensibles al movimiento.
Cualquier irritación de los mismos puede derivar en distensión muscular e inflamación.

Muy posiblemente hayas experimentado alguna vez un fuerte y molesto dolor en la parte baja de la espalda, el área lumbar, durante uno o varios días; es un problema muy común y se conoce como lumbalgia, o lumbago.

Su sintomatología se puede presentar entre los 25 y los 65 años por múltiples causas y distintos matices, pudiendo ser desde una complicación transitoria a un diagnóstico crónico. Curiosamente, las personas más jóvenes son más propensas a sufrir lumbalgia por ser más activas.

  • Puede ser un dolor leve que dure solo unas horas, o un día.
  • Se puede sentir molestias con el contacto, apoyo, o al palpar la zona.
  • Dificultad y dolor en respuesta al movimiento, desde leve a severo, impidiendo incluso que la persona camine.
  • Molestias que se irradian a otras zonas, como la pierna, el glúteo, o hacia arriba en dirección al cuello.
  • Dolorosos espasmos musculares localizado en la parte inferior de la espalda.

Un simple movimiento brusco puede causar distensión muscular, microrroturas de tejidos internos, músculo o ligamento, que después se inflaman. La gravedad la determina el grado de dolor y es importante detectar la causa para decidir el tratamiento a seguir, pasando por hacer correcciones posturales.

En cuanto se siente dolor hay daño y se deben tomar medidas. La primera y más evidente es parar la actividad y entrar en “modo reposo”. Los tres o cuatro días siguientes es muy recomendable suspender las rutinas físicas habituales, incluso las aparentemente más terapéuticas como el yoga, o el pilates suave. No se trata de guardar cama, sino de minimizar el impacto del movimiento para ayudar a los tejidos a bajar la inflamación.

Si tienes dudas visita a tu fisioterapeuta. Debido a la inflamación difícilmente podrá manipular, pero sí darte pautas muy claras sobre lo que debes hacer y lo que no según tus hábitos.

Aplicar frío y calor ayudará a activar la circulación de la zona y a que se recupere más rápidamente. Compresas con guisante fríos, o geles con efecto criogénico para enfriar, una manta eléctrica, o una bolsa de agua caliente para proporcionar calorcito.

Cuidado con atiborrarte de antinflamatorios. Dependiendo de la intensidad de los dolores quizá haya que recurrir a ellos como refuerzo, pero los analgésicos son una trampa, ya que pueden dar la falsa sensación de mejoría, de manera que te saltes el proceso de reposo y derive después en un empeoramiento de la dolencia.

¿Cómo ayuda el Yoga y el Pilates en la prevención de la lumbalgia? pues de dos maneras muy efectivas.

  1. La primera y esencial es proporcionando conciencia corporal. Ser consciente de cómo te mueves, caminas, te sientas, duermes, de tus gestos diarios influye en mejorarlos de forma que sean más sanos, gráciles y amables para el esqueleto y los músculos.
  2. La segunda es creando fortaleza y elasticidad. Una espalda fuerte y flexible es menos propensa a lesionarse fácilmente, y de hacerlo, se recupera con mayor rapidez.
  3. Otra forma de prevenir el lumbago es evitando coger cosas muy pesadas, hacer pequeños estiramientos cada tres horas si trabajas sentado, evitar el sedentarismo, mantener un peso adecuado y, ojo, no hacer hacer deporte sin haber calentado antes y no saltarte nunca los estiramientos de recuperación.

Recuerda que en Aomm.tv disponemos de un programa especial para cuidar la salud de tu espalda, 'Espalda fuerte y sana'.

Más información en:  ¿Cómo funciona tu columna vertebral?

 

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