Yoga para embarazadas

Yoga para embarazadas
Por: Cristina Herrero Puig | Sep. 12, 2013
Podemos asegurar que la base de una buena salud física comienza en el útero, con los cuidados que la mamá tiene para consigo misma y en consecuencia, para su bebé. Está demostrado que las personas tenemos un recuerdo interior de experiencias vividas en el útero, nacimiento y primera infancia. No se trata de recuerdos conscientes, sino una especie de impresión en la psique o memoria celular que nos acompaña durante toda la vida. También se ha demostrado que esta fase primaria de vida intrauterina es fundamental en nuestro desarrollo emocional. De todo esto se intuye la importancia de cuidar tu salud tanto física como emocional cuando estás embarazada. El yoga para embarazadas te puede ayudar en esta tarea tan delicada: cuidar de ti y de tu bebé.
Uno de los beneficios más importantes que encontrarás en el yoga para embarazadas es que te ayudará a conectar y concentrarte en tu embarazo de manera más profunda, y a tomar conciencia del pequeño ser que crece en tu interior. Esto es especialmente importante si trabajas muchas horas, tienes hijos mayores o llevas un ritmo de vida estresante. Practicar yoga durante el embarazo no sólo te beneficia a ti, sino también a tu bebé, y al niño y adulto en el que se convertirá.
La práctica habitual de yoga aumenta la conciencia corporal, lo que te ayudará a reconocer y aceptar amablemente los cambios físicos, hormonales y emocionales que se irán produciendo a lo largo de los nueve meses de embarazo; por no hablar de la gran transformación que se produce una vez que ha nacido tu hijo, pasarás de ser una mujer a ser una madre, o como dice Laura Gutman una mamá-bebe, es decir dos seres fusionados e íntimamente relacionados que se necesitan para ser lo que son.
Traer al mundo una vida nueva es un esfuerzo físico enorme. Es muy importante prepararse para el parto tanto física como emocionalmente. El yoga es una forma estupenda de hacerlo ya que es altamente efectivo, agradable, y no resulta agotador. Los beneficios físicos que encontrarás si decides practicar yoga para embarazadas son los siguientes:
- Alivio de las molestias que pueden tener lugar durante el embarazo, tales como dolor de espalda, estreñimiento, piernas cansadas, varices, ciática, fatiga…
- Fortalecimiento de toda la musculatura corporal, y en especial los músculos que sostienen la columna vertebral y el abdomen, ayudando así a sostener el peso del bebe de manera correcta y saludable.
- Mayor flexibilidad en todas las articulaciones del cuerpo, haciendo hincapié en la pelvis, para favorecer su apertura durante todo el embarazo y el trabajo de parto.
- Mejora de la circulación sanguínea, que a causa del aumento de peso y del volumen sanguíneo se ve ralentizada, causando hinchazón en piernas, tobillos y pies, pudiendo ser doloroso en muchos casos y llegando a causar varices.
- Regulación de la secreción hormonal en general, y en particular aumento de endorfinas en el cerebro (las llamadas hormonas del placer y la felicidad, que afectan en la percepción del dolor).
- El yoga te enseña a respirar naturalmente, al mismo tiempo que relajas las tensiones de tu cuerpo. Este aprendizaje te resultará de gran ayuda durante el parto, te servirá para relajar los músculos de la región pelviana conscientemente y así reducir el dolor en las contracciones.
La práctica de yoga de manera consciente y continuada también te aportará beneficios emocionales. Al dirigir tu atención hacia dentro, crearás un espacio para observar tus pensamientos y emociones. Esos pensamientos pueden ser agradables y aportarte momentos de plenitud y gran felicidad, o puedes experimentar momentos de vacilación, temor o inseguridad. Todos son perfectamente normales y deben ser bienvenidos. El yoga tranquiliza la mente, y devuelve la atención a tu cuerpo y respiración. En definitiva, al momento presente, aportando consciencia y ecuanimidad ante tus emociones.
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Propiedades mágicas de las plantas

Desde tiempos inmemoriales, las plantas han sido consideradas seres vivos llenos de misterio y poder. Su belleza y diversidad han cautivado a la humanidad a lo largo de la historia, pero también han despertado la curiosidad acerca de sus propiedades mágicas. En este artículo, exploraremos las cuatro propiedades mágicas fundamentales de las plantas: la conexión, la sanación, la protección y la transformación. Estas cualidades han sido reconocidas en numerosas tradiciones espirituales y prácticas mágicas en todo el mundo.
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Conexión
Una de las propiedades mágicas más poderosas de las plantas es su capacidad para establecer una conexión profunda con el mundo natural y espiritual. Las plantas actúan como intermediarias entre el reino humano y el reino de lo divino. Su energía vital y su conexión con la tierra las convierten en vehículos poderosos para acceder a estados de conciencia superiores.
A través de rituales y prácticas de meditación, las plantas pueden ayudarnos a entrar en contacto con nuestra propia esencia y conectar con fuerzas cósmicas más elevadas. Al utilizar hierbas, flores y raíces en ceremonias sagradas, podemos fortalecer nuestra conexión con la naturaleza y el universo, abriendo puertas a la intuición, la sabiduría ancestral y la comunicación espiritual.
Sanación
La capacidad de las plantas para sanar tanto el cuerpo como el espíritu ha sido reconocida desde tiempos remotos. Las propiedades curativas de muchas plantas han sido utilizadas en medicina tradicional y herbolaria en todo el mundo. La magia de las plantas se despliega a través de sus componentes químicos, sus energías sutiles y su capacidad para restablecer el equilibrio en nuestro organismo.
Desde la antigüedad, se han utilizado hierbas y remedios naturales para tratar diversas dolencias físicas y emocionales. Plantas como la lavanda, el romero, la menta y el aloe vera poseen propiedades relajantes, estimulantes, antisépticas y cicatrizantes, entre muchas otras. Además de sus beneficios físicos, las plantas también pueden sanar nuestras heridas emocionales y espirituales, aportando calma, alegría y armonía a nuestras vidas.
Protección
Las plantas también poseen una poderosa energía protectora que puede salvaguardarnos de las influencias negativas y crear un escudo de seguridad a nuestro alrededor. Desde las culturas ancestrales hasta las prácticas mágicas contemporáneas, las plantas se han utilizado como amuletos y talismanes para alejar el mal y la mala suerte.
La ruda, el enebro, la salvia y el laurel son solo algunos ejemplos de plantas consideradas protectoras. Su presencia en nuestros espacios vitales o su uso en rituales de purificación pueden crear una barrera energética que nos resguarda de las energías negativas y nos ayuda a mantener un ambiente armonioso y seguro.
Transformación
La magia de las plantas también está estrechamente relacionada con su capacidad de transformación. Al observar el ciclo de vida de una planta, desde una pequeña semilla hasta su pleno crecimiento y florecimiento, podemos aprender importantes lecciones sobre el proceso de transformación personal y espiritual.
Las plantas nos enseñan que la transformación requiere paciencia, cuidado y dedicación. Del mismo modo que las plantas se adaptan al entorno, cambian con las estaciones y renuevan su vitalidad, nosotros también podemos experimentar procesos de crecimiento, curación y evolución. Las plantas nos inspiran a ser conscientes de nuestro propio poder de transformación y a abrazar los cambios como oportunidades para florecer y desarrollarnos plenamente.
Las plantas son seres vivos mágicos que poseen múltiples propiedades y enseñanzas para aquellos que buscan la conexión espiritual y el crecimiento personal. Su capacidad para establecer una conexión profunda, sanar, proteger y transformar nos invita a explorar el reino vegetal y aprovechar su energía para nuestro beneficio.
Ya sea a través de rituales, ceremonias, meditaciones o simplemente al estar en contacto con la naturaleza, podemos experimentar el poder transformador de las plantas en nuestras vidas. Abracemos la magia de las plantas y permitámonos aprender de su sabiduría ancestral para nutrir nuestra alma, cuerpo y espíritu.